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Crianza de adolescentes: la importancia de expresar afecto a nuestros hijos en esa difícil etapa

Debido al intenso deseo por ser independientes, los adolescentes suelen rechazar a sus padres. Un nuevo estudio sugiere que la clave para hacerlos sentir amados es ser persistentemente amorosos, incluso en las situaciones de conflicto. Es una de las claves más importantes en su crianza.

La formación de un joven a veces puede parecerse a caminar en una cuerda floja. Es un gran reto guiar a los jóvenes en esa etapa tan difícil, y al mismo tiempo respetar sus anhelos de independencia. A pesar de nuestros intentos de mostrar amor y cuidado, a menudo se pueden generar situaciones de conflicto.

Pero una nueva investigación realizada por la Asociación Americana de Psicología y publicada en Greater Good Magazine ofrece información relevante sobre cómo ayudar a los jóvenes a sentirse amados.

Estudio sobre la crianza de adolescentes

El psicólogo John Coffey y sus colegas encuestaron a más de 150 adolescentes (de 13 a 16 años) y sus padres durante 21 días. Todas las familias pertenecían a hogares biparentales de Estados Unidos.

Cada noche, uno de los representantes (generalmente la madre) realizaba una encuesta sobre los puntos positivos y negativos en la relación con su hijo.

Los aspectos positivos se referían a la cantidad de elogios, comprensión y afecto que mostraron hacia su hijo ese día. Los puntos negativos se referían a cuánta ira y tensión existía entre ellos. A los adolescentes se les hizo una sola pregunta cada noche: cuánto se sintieron amados por sus padres ese día.

Los investigadores descubrieron que los hijos generalmente se sentían queridos en niveles moderados a altos, pero hubo fluctuaciones durante el tiempo de estudio. Ocurrió igual con aquellos jóvenes que calificaron a sus papás como cercanos, respetuosos, tolerantes y sensibles ante sus necesidades.

Por otro lado, hubo algunos menores que no se sentían apreciados en absoluto por sus padres en ciertos días.

Como era previsible, los adolescentes tendían a sentirse más amados los días en que sus papás mostraban más amabilidad, mientras que solían sentirse menos valorados cuando había conflictos en casa.

El amor mitiga los conflictos

Un hallazgo interesante fue que en los días en que los progenitores eran más cálidos, los hijos se sentían queridos incluso si había problemas en el hogar. En otras palabras, el afecto mitigaba los efectos del conflicto durante la crianza de adolescentes.

Según Coffey y sus colegas, estos descubrimientos son importantes debido a que las experiencias emocionales pueden influir en las habilidades y el comportamiento de los jóvenes al punto de afectar su bienestar a largo plazo.

Cuando los hijos habitualmente no se sienten amados durante largos períodos de tiempo, pueden tener un mayor riesgo de sufrir enfermedades mentales como la depresión.

Estos hallazgos pueden ayudar a los padres a darse cuenta de que ofrecer afecto diario a sus hijos -sin estar condicionado a su comportamiento- puede fortalecer su relación, incluso si se presentan situaciones de enfrentamiento.

Simplemente podría tratarse de un cumplido o un abrazo, o expresar empatía con lo que sea que estén pasando. A los papás también les podría ayudar llevar un diario sobre las interacciones con su hijo, para detectar ciertos patrones de conducta y ver el efecto positivo que genera el cariño.

“El amor emocional debe expresarse a diario, incluso en relaciones estrechas y duraderas”, explica Coffey. “Para los padres, mantener una buena relación con su hijo adolescente puede resultar complicado. Los conflictos son un elemento ineludible de la paternidad, pero no es necesariamente un elemento disfuncional”.

Cada día, los padres e hijos pueden encontrar pequeñas formas de dar y recibir afecto que fortalecerán la relación. Las expresiones de amor ayudarán a mitigar las inevitables situaciones de desacuerdos que surgen en el hogar.

Beneficios en la salud mental de los hijos

Demostrar afecto a los hijos de manera constante tiene varios beneficios:

1. Se fortalece el vínculo entre padres e hijos

Alfredo Oliva, doctor en psicología en la Universidad de Sevilla, destacó en un trabajo investigativo los beneficios que genera el amor paternal en las conductas y salud mental de los hijos.

“A pesar del relativo distanciamiento afectivo y comunicativo que se producirá con la llegada de la adolescencia, lo cierto es que los chicos y chicas van a seguir beneficiándose de unos padres comunicativos, cercanos y afectuosos, que les apoyen en los momentos difíciles que tendrán que atravesar a lo largo de estos años”, escribió Oliva en un documento publicado por la Universidad de Barcelona, que hacía referencia a la crianza de adolescentes.

Los jóvenes sabrán que pueden confiar en sus padres en todo momento, y sentirán apoyo cuando las cosas no salgan bien. De esa manera, el vínculo afectivo se fortalecerá y la comunicación mejorará.

2. Confianza y autoestima

Para los adolescentes es importante sentir que cuentan con el apoyo de sus padres. Eso les ayudará a crecer como personas confiadas y seguras de sí mismas.

“Cuando el afecto, el apoyo y la comunicación positiva caracterizan las relaciones entre padres e hijos, estos últimos muestran un mejor ajuste psicosocial, incluyendo confianza en sí mismos, competencia conductual y académica, autoestima y bienestar psicológico. Además, presentan menos síntomas depresivos y menos problemas comportamentales”, añadió Oliva.

“Cuando el afecto, el apoyo y la comunicación positiva caracterizan las relaciones entre padres e hijos, estos últimos muestran un mejor ajuste psicosocial, incluyendo confianza en sí mismos, competencia conductual y académica, autoestima y bienestar psicológico. Además, presentan menos síntomas depresivos y menos problemas comportamentales”, añadió Oliva.

La tolerancia es clave

Por su parte, la Asociación Española de Pediatría afirma que los jóvenes que reciben constantes muestras de afecto durante la infancia, al crecer mostrarán una mayor tolerancia ante sus semejantes y tendrán fortaleza ante las adversidades de la vida.

Es normal que los jóvenes muestren tendencias de rechazo hacia las reglas y todo lo establecido, incluyendo los lineamientos familiares y las expectativas de sus progenitores.

Al entrar en la adolescencia, la persona siente que puede cuidarse por sí misma y que ya no necesita la orientación de los mayores. En ese punto, los adultos deben mostrar un mayor nivel de madurez, para comprender la etapa que atraviesan sus hijos y no albergar sentimientos negativos contra ellos.

Para muchos jóvenes, la familia pasa a un segundo plano, mientras que los amigos se convierten en la prioridad. Durante la crianza de adolescentes, los padres deben reconocer la importancia del círculo social en sus hijos, e intentar integrarlos en las reuniones familiares y demás actividades.

Al mismo tiempo, se debe respetar la privacidad del menor y no dejar de expresarle afecto, aunque no sea recíproco. Con el paso del tiempo, el joven comprenderá que el amor de sus padres no depende de su comportamiento, sino que se trata de un sentimiento estable y verdadero.

Fuente: saposyprincesas.elmundo.es

Qué hacer ante un adolescente desafiante

La adolescencia es una etapa bastante intensa a nivel educativo tanto para los padres como para los hijos.

A la hora de educar la edad es muy importante, no es lo mismo disciplinar a un niño desafiante que a un adolescente, pero en ambos casos, la disciplina y la consistencia son las claves. Cuando se tiene un hijo adolescente desafiante la paciencia es imprescindible para poder lidiar con las situaciones más tensas.

La adolescencia es una etapa bastante intensa a nivel educativo tanto para los padres como para los hijos. Los padres disfrutan de que sus hijos no sean tan dependientes de ellos pero les gustaría que fuesen más responsables y respetuosos. En ocasiones, los adolescentes pueden presentar conductas desafiantes y los padres deberán saber cómo lidiar con ello. Para que la relación se fortalezca, se deberán tener límites claros y saber cómo actuar en cada momento.

Predicar con el ejemplo

Ante todo, tendrás que predicar con el ejemplo y no mostrar actitudes desafiantes hacia tus hijos, es muy importante que les muestres el mismo respeto que quieres recibir por su parte. Tendrás que mostrar el comportamiento que quieres ver en tu hijo adolescentes. Si quieres que tu hijo te hable con respeto, tendrás que hablarle con un tono adecuado.

Tu ejemplo tendrá que estar cargado de amor y buenas intenciones. Olvida los malos modos, los gritos o el comportamiento violento (aunque sea sutil). Recuerda que lo que tu hijo vea en ti será cómo se desarrolle su personalidad.

Qué funciona y qué no

Para poder saber exactamente cuáles son los comportamientos que quieres abordar con tus hijos tendrás que hacer un ejercicio de reflexión. Coge un papel y un bolígrafo y dibuja una raya en medio, después en la parte izquierda escribe los comportamientos que no funcionan y en el derecho lo que crees que se debería hacer para que funcione mejor su conducta.

Si no quieres que tu hijo adolescente diga palabrotas cuando se enfada, tendrás que hablar con él sobre qué le ocurre cuando tiene la emoción de enfado y buscar una solución al respecto. Esto no significa que se deba hacer todo lo que él quiera para estar bien, ni mucho menos, si no, que significa establecer unos límites claros para que acepte donde todos ganen de alguna manera.

Muestra interés por tu hijo adolescente

Es importante que muestres interés por tu hijo adolescente para fortalecer la relación. A pesar de que tu hijo adolescente puede parecer difícil, ahora es cuando más te necesita (aunque te lo niegue la mayoría de veces). Pregunta a tu hijo si puedes sentarte en su dormitorio y pasar un rato a su lado mientras hablas con él sobre lo que le interese.

Los adolescentes que se sienten respetados, amados y comprendidos se decantarán más por responder adecuadamente a las orientaciones de los padres. Los desafíos de tus hijos adolescentes pueden ser oportunidades de enseñanza en lugar de situaciones de castigo. Si tu hijo no quiere hacer sus tareas, puede ser una oportunidad para hacerlo junto a él y explicarle los beneficios que tiene.

Comunicar los límites claros

Tus hijos adolescentes deben saber lo que se espera de ellos en cada momento y para ello, es necesario que les dejes claros cuáles son los límites del hogar y así, podrán realizar buenas elecciones. Si tu adolescente se enfada y da un portazo puedes acertaste y decirle que tiene la opción de hablar contigo o irse a su dormitorio cerrando la puerta de forma suave, pero que bajo ninguna circunstancia se acepta ni es tolerable dar un portazo.

Los límites no tienen que ser rígidos, pero sí constantes. Es necesario que cultives a tu hijo una conciencia de elección para que sepa que siempre tiene opciones y que es su decisión tomar la más acertada.

Enseña alternativas

Si tu hijo escoge ser desafiante y tener una mala actitud, permite que sea una forma de abordar la situación aunque después tenga que asumir las consecuencias de sus actos. Cuando las cosas se vuelvan muy tensas será importante detenerse, respirar y comenzar de nuevo. Hablad desde el corazón y el respeto sobre sentimientos y soluciones.

 

Fuente: www.bekiapadres.com

Tips para acercarme a mi hijo adolescente

Ayudar a los hijos en sus dificultades es un reto que, muchas veces, se presenta pesado, infructuoso y casi imposible

El hijo que crece “aparentemente” tiene su vida hecha. La independencia, el “déjenme ser”, es su mayor eslogan. Los consejos, regaños e indicaciones le hacen sentir como niño o adolescente y, por eso, los rechaza como jarabes amargos.

Tiene conciencia de su libertad y, bien o mal, sabe que puede usarla, aunque desconoce su verdadero sentido. Se siente joven y experimenta que puede asir el mundo con un apretón de manos. Este mundo atrapa su sed infinita de felicidad y es lo que le causa las peores jugadas.

Quizá, un abismo gigantesco interfiere en las relaciones con los hijos. Los problemas y las dificultades que atraviesan en sus vidas personales parecen inasequibles para los padres. Los consejos y la cercanía que éstos quieren brindar, no llegan hasta la orilla de sus hijos con el impacto esperado.

Unas veces, el puente de comunicación natural y sencilla de los primeros años de la infancia y de la adolescencia, se debilita y es difícil cruzarlo. Otras, tristemente, el gigante invisible de la juventud ya lo ha arrancado con un vigor impulsivo e irreflexivo, destruyendo cualquier esfuerzo de acercamiento a los problemas que tienen.

¿Qué hacer?

La respuesta no es nada sencilla porque los hijos tampoco están en una etapa fácil. A veces el error de los padres es la desesperación, la impaciencia o la forma brusca y autoritaria en el actuar (por ejemplo: correrlos de la casa).

Un buen medio es la comunicación entre los padres. Entre los dos se podrán ayudar mejor a conocer a sus hijos. También ayuda tratar de “meterse en sus zapatos”. Intentar sentir lo que sienten, pensar en las contrariedades que les acechan o que pueden estar pasando (¡están todavía madurando y necesitan comprensión!).

Una postura rígida, por ejemplo, puede transformarse en una actitud afable, amigable, paternal: Una gota de comprensión atrae más a los hijos que un barril de regaños.

Otra solución estriba en el arte de escuchar a los hijos, interesarse por ellos; salir de las “burbujas” rutinarias y darles el tiempo y la atención que merecen. Ayuda mucho preguntarles su opinión, pedirles consejo, hacerles ver que su punto de vista cuenta mucho. Aunque todavía no lo sean, necesitan ser tratados como adultos.

Es mejor dar espacio a su iniciativa personal y a sus propuestas, que “acribillarlos” con órdenes y prohibiciones que pueden resolverse en un acuerdo mutuo y constructivo. Y en esos diálogos, conviene valorar sus decisiones para que se hagan responsables de sus actos.

Hay momentos que quizá ya se ha intentado mucho y los problemas de los hijos parecen insuperables. Pensemos, por ejemplo, en aquéllos que están sumergidos en la droga o el alcohol. Por desgracia, la solución se escurre de las manos como el agua (¡y eso es lo más duro!).

Desde la perspectiva humana todo parece imposible. En esos momentos lo mejor es pedir ayuda. Buscar a un perito en la materia, más aún, pedir ayuda al pedagogo más veterano, al experto de lo “imposible”: a Dios.

La oración dirigida a Dios orienta los sufrimientos, preocupaciones, deseos, esfuerzos humanos y sobrehumanos hacia el bien de los hijos. Con ella, se edifica un puente invisible a los ojos humanos, pero no al corazón del que cree; un puente que llega hasta lo más profundo de sus corazones, pues está construido con los ladrillos de la fe y de la esperanza.

Cuando humanamente se hace lo que está en las propias manos y se deja a los hijos en las manos experimentadas y sabias de Dios, el reto se aligera, el fruto empieza a madurar y lo que parecía imposible se hace real porque para Dios no hay nada imposible.

Fuente: https://www.aciprensa.com/

Cómo tratar a un adolescente agresivo

A menudo los padres de adolescentes y personas cercanas a ellos, se enfrentan a una situación cada vez más preocupante dentro de la sociedad como lo es la agresividad en la adolescencia. Es un tema que requiere de mucha atención ya que cada vez es mayor el número de jóvenes que muestran conductas agresivas. Pero, ¿cuáles son las causas de estas conductas?, ¿de qué manera se puede acaba con ellas? Estas son algunas de las interrogantes que surgen alrededor de este tema de interés social.

Cuáles son las características de los adolescentes agresivos

Como ya sabemos, la adolescencia es una etapa de continuos cambios y transformaciones a nivel corporal y psíquico. El adolescente se encuentra en un momento en el que tiene que aprender a lidiar con todos estos cambios que van surgiendo y poco a poco ir estableciendo su rol dentro de la sociedad y la familia. En muchas ocasiones, ante este largo y duro camino, en algunos adolescentes pueden llegar a aparecer conductas agresivas como manera de expresar sus emociones aunque también pueden aparecer a causa de otros factores.

El papel que juegan los padres en la educación de los hijos es un factor clave para el desarrollo de la agresividad. La agresividad incluye diversos tipos de comportamientos, como pueden ser agresión física y verbal, arranques de ira, peleas, amenazas, gritos, crueldad, etc. Es importante mencionar que debido a que la agresividad es un comportamiento aprendido, también se puede erradicar y modificar por otro tipo de conductas más adaptativas.

Es importante conocer cuales son las características que tienen en común los adolescentes agresivos las cuales incluso pueden detectarse desde la niñez. El detectar estas conductas a tiempo puede ayudarnos también a erradicarlas. Algunas de las características típicas de un adolescente agresivo son las siguientes:

  • Tienen bajos sentimientos de culpa. Niños o adolescentes que muestran poca o nada de empatía hacia las personas o animales a los que se les hace daño de manera directa o indirecta. Por lo que no reparan sus errores ni se sienten culpables por lo que han hecho.
  • Suelen ser muy impulsivos, tienen un pobre autocontrol sobre sus actitudes y emociones.
  • Tienden a tener un bajo rendimiento escolar y actitudes negativas hacia todo lo que tenga que ver con la situación escolar.
  • Muestran una baja tolerancia a la frustración.
  • Hacen comentarios agresivos.
  • Son propensos a entrar en peleas con los demás.
  • Les gusta realizar actividades que estén relacionadas con la violencia, por ejemplo, tienen un gusto especial por deportes agresivos, videojuegos, películas, etc.
  • Las personas a su alrededor se quejan constantemente por su mal comportamiento y agresividad.
  • Suelen provocar a los demás para que reaccionen con violencia.
  • Cuando se les castiga o corrige se enfadan.
  • No cumplen las reglas y normas que se les imponen.
  • Rompen objetos cuando están enojados.

Cuáles son las causas de la agresividad en la adolescencia

Existen muchos factores que pueden influir para que un adolescente comience a desarrollar conductas agresivas. Algunos de estos factores son los siguientes:

  • Ser hijo de padres que mantengan conductas agresivas. Un adolescente que tiene uno o ambos padres agresivos, es más propenso a que desarrolle este tipo de conductas debido a que los padres son el ejemplo a seguir de los hijos.
  • Adolescentes a los que se les ha educado sin ponerles límites. Los padres que son demasiado permisivos con los hijos, que los tratan como iguales y no ejercen su autoridad sobre ellos, suelen provocar que sus hijos comiencen a adoptar actitudes agresivas. Son jóvenes que están acostumbrados a hacer siempre lo que quieren, a saltarse las reglas y a comportarse de manera irrespetuosa con los demás, especialmente con las figuras de autoridad.
  • Cuando el adolescente ha sufrido abusos de cualquier tipo (sexual, físico, emocional, etc) por lo que canaliza esa frustración y emociones por medio de la agresión.
  • El abuso del alcohol y/o drogas puede influir para que el adolescente comience a adoptar conductas agresivas.
  • Cuando los adolescentes se sienten rechazados por sus iguales y por la sociedad, aparte de despertar en ellos emociones como la tristeza, en algunas ocasiones pueden también comenzar a desarrollar conductas agresivas como mecanismo de defensa ante esta situación.
  • Los adolescentes que se encuentran en un ambiente familiar estresante (por ejemplo porque tienen importantes problemas económicos, por separación o divorcio de los padres, abandono de alguno de los padres, pérdida de algún integrante de la familia, enfermedades graves, constantes conflictos familiares, etc.)
  • Algunas enfermedades psíquicas o físicas pueden desencadenar en conductas agresivas (depresión, esquizofrenia, epilepsia, retraso mental, etc.)
  • Problemas de aprendizaje

Consejos para tratar a un adolescente agresivo

Después de haber identificado cuales son las características típicas en los adolescentes agresivos y de haber entendido el origen de este tipo de comportamientos, vamos a detallar una serie de consejos útiles para saber cómo tratar a un adolescente agresivo y así mismo lograr reducir este tipo de conductas, las cuales como vimos al comienzo de este artículo se pueden erradicar.

Recibir orientación profesional

Cuando la situación se ha salido de control, el adolescente ha perdido todo tipo de respeto hacia los padres o figuras de autoridad, si se encuentra muy agresivo y puede ponerse en peligro y/o a poner en peligro a los demás, es de gran utilidad acudir con un profesional para recibir ayuda. El profesional se encargará de orientar a los padres para que dependiendo de su situación individual puedan adoptar medidas para comenzar a ejercer la autoridad sobre sus hijos de manera pacifista y constructiva.

En algunas situaciones el adolescente tendrá que comenzar una terapia psicológica la cual tendrá como principal objetivo enseñarlo a manejar su frustración de manera adecuada. Dependiendo de la situación personal, la psicoterapia podría ser combinada con la administración de algunos fármacos.

Establecer reglas y límites

Es necesario que los padres establezcan en casa reglas y límites claros para los hijos. Para ello es importante tener en cuenta que ambos padres se tienen que poner de acuerdo para llevarlos a cabo ya que no deben haber contradicciones entre lo que diga uno y el otro. No es necesario que se pongan demasiadas reglas, sin embargo éstas deben cumplirse de manera obligatoria.

Uno de los errores más comunes que cometen los padres es establecer una serie de normas y al final no cumplirlas, por lo tanto el mensaje que se le envía al hijo es que éstas se pueden pasar por alto cuando ellos lo deseen. Es necesario saber que si se decide aplicar un castigo a los hijos, se esté seguro de que se va a cumplirlo, sino es mejor no hacerlo. Algunas de las reglas que se deben de imponer al adolescente tienen que ver con los horarios que tienen que cumplir, sus responsabilidades en casa y en la escuela, reglas fuera de casa, etc.

Comenzar por dar el ejemplo

Recordar que como padres o figuras de autoridad se es el ejemplo a seguir de los hijos. Por lo que el promover las conductas adecuadas mediante la realización de las mismas en su vida diaria ayudará a que los hijos logren imitarlas y así mismo terminen por adoptarlas. Es necesario que saber que si el adolescente suele hacer constantes provocaciones para que se responda con violencia y agresividad, no hay que caer en su juego. Hay que evitar responder con gritos, insultos, etc. de manera que se les transmita el mensaje de la no violencia para así reforzar en ellos las conductas correctas.

Nunca recurrir a la violencia física o psicológica

En muchas ocasiones, los padres desesperados por las conductas agresivas de sus hijos optan por pegarles o agredirlos verbalmente para tratar de tenerlos bajo control. Sin embargo, el hacerlo refuerza aún más este tipo de conductas. Se debe de evitar perder el control ante este tipo de situaciones porque sino lo único que se le enseña a los hijos es que todo se resuelve con violencia.

Si te encuentras muy alterado y sientes que comienzas a perder el control, es mejor que te vayas a otra habitación a solas y trates de tranquilizarte, cuando te encuentres más tranquilo abordas a tu hijo y dialogas acerca de la situación. Para tranquilizarse más rápidamente se pueden realizar ejercicios de relajación basados en la respiración como lo es la respiración diafragmática.

Promover la buena comunicación

Es necesario que se mantenga una buena comunicación con el adolescente. Una manera de hacerlo es ganarse su confianza mediante la comprensión y la empatía. Para ello, se debe de evitar juzgarlo y aunque no se esté de acuerdo muchas veces con el, hay que escucharlo hasta el final y ponerse en su lugar para saber realmente como se siente.

Hay que hacerle saber que se está de su lado y que se desea ante todo su bienestar. De esta manera se puede averiguar que es lo que le está pasando en realidad y porque está adoptando esas conductas agresivas. Una vez que se identifica de donde provienen se le puede ayudar y orientar de una mejor manera para que logre expresar su enojo y frustración de una manera menos perjudicial para él y para las personas que le rodean.

Tener paciencia

El mantener la calma es una de las claves a la hora de tratar a un adolescente agresivo y sin embargo una de las cosas más difíciles. Hay que recordar en todo momento que la adolescencia de por sí es una etapa difícil por la que todos hemos pasado en algún momento. El adolescente necesita del ejemplo y el apoyo de sus padres, sobre todo cuando está enojado porque es señal de que algo está mal en él y por lo tanto, aunque a veces así no lo parezca, no lo está pasando nada bien. Cuando se le tiene paciencia y se le atiende y entiende se sentirá más aceptado y protegido cuando más lo necesita.

Fuente: www.psicologia-online.com

Rebelión Adolescente. 10 Consejos para manejar la rebeldía.

 La adolescencia es una etapa de grandes cambios, supone el paso de la niñez a la vida adulta. Es una etapa complicada y muy especial, llena de cambios físicos, hormonales, cognitivos y madurativos que requiere un proceso de  ajuste psicosocial por parte de los adolescentes. Tienen que adaptarse a los cambios y lo que éstos suponen.

Los cambios y el proceso de ajuste, van a provocar reacciones importantes, la más común y extendida es la rebeldía característica los adolescentes.

¿Por qué se rebelan los adolescentes?

  • Esta etapa supone el paso de la niñez a la vida adulta. Durante la adolescencia, estamos en medio de este proceso, ya no son niños pero tampoco son adultos. Esto hace que se sientan fuera de lugar, y no saben cómo responder ante situaciones que son nuevas para ellos. Esto hace que en determinados momentos reaccionen rebelándose.
  • Es un periodo de búsqueda de identidad personal, esto les lleva a rebelarse porque quieren ser ellos mismos. Al mismo tiempo aparece la necesidad de pertenencia. Pertenecer a un grupo les aporta una seña de identidad con la que pueden identificarse y les aporta seguridad.
  • Los padres y madres hacen referencia a la rebeldía de los adolescentes. Y éstos cuando se les preguntan mencionan incomprensión por parte de los adultos. Se sienten incomprendidos y esto hace que reacciones con una actitud rebelde.

rebeldía adolescentes

¿Cómo podemos manejar la rebeldía adolescente?

Educar a un adolescente no siempre es fácil, manejar los estallidos de rebeldía puede parecer un desafío. No vamos a poder evitar estas actuaciones rebeldes, es importante entender que es natural y es sano para su desarrollo. Si actuamos con paciencia, comprensión y cariño, involucrándonos, siendo firmes con los límites haremos este proceso menos conflictivo.

  1. Escucha al adolescente. Trata de entenderle y saber que es importante para él. Es importante que perciba que le escuchas, que valoras su opinión y punto de vista, y no sólo le impones el tuyo.
  2. Establece unas normas claras que puedes y es conveniente consensuar con ellos. Si decidís entre todos, lo tomaran como un acuerdo y no una norma impuesta desde fuera. Hazle elegir entre varias opciones, para que sientan que están decidiendo.
  3. Hazle cumplir las reglas. Es importante que sepan que es lo que se espera de ellos y que tengan una disciplina.
  4. Dialoga con ellos sobre moral y valores. De esta forma les ayudas a distinguir entre los comportamientos correctos y los inadecuados. Aprenderán a manejar su conducta y ajustar su forma de actuar en determinadas situaciones.
  5. Fomenta el desarrollo del respeto. Para ello sirve de ejemplo, no puedes pedirles respeto y no respetar sus cosas y no tolerar ninguna falta de respeto, ni hacía ti, ni hacía nadie.
  6. Déjale su espacio y sus tiempos para sí mismo. No intentes invadir todo su terreno o tenerle controlado en todo momento. Están haciéndose adultos y necesitan espacio y tiempo.
  7. Fomenta su autonomía y responsabilidad. Para ello déjale hacer las cosas por sí solo. Puedes vigilar pero déjale que asuma sus responsabilidades.
  8. Ante un estallido de rebeldía, mantén la calma y no entres en una lucha directa. Espera a que se relaje y trata de razonar con él en ese momento.
  9. Evita la crítica constante, lo tomara como un ataque. Intenta decirle las cosas buenas.
  10. Establece una comunicación fluida y un clima de confianza. Que se sienta seguro para expresarse y para ser él mismo.

Fuente: educayaprende.com

Cómo hablar con el hijo adolescente

Hay que hablar claro con el hijo adolescente. La mayoría de los adolescentes responden mejor a las instrucciones específicas que se repiten regularmente.

Como señala la maestra de secundaria Sharon Sikora, “No diga solamente, ‘Quiero que limpies tu cuarto’ porque a veces no saben bien qué significa este pedido. Diga mejor, sin buscar argumentos, ‘Así es como yo defino un cuarto limpio.’ Ellos pueden responder, ‘No me gusta la lámpara en aquel rincón, la quiero aquí.’ Hay que darles suficiente libertad para que se expresen”.

Razona las opciones con tu hijo adolescente

Cuando existen varias opciones los adolescentes están más dispuestos a aceptar consejos. Por ejemplo, usted le puede recordar a su hijo que tiene que acabar su tarea de álgebra antes de irse a la cama, pero le puede dar a escoger si prefiere hacer la tarea antes o después de la cena. O le puede decir a su jovencita de 14 años que no puede andar con sus amigas en la sala de juegos electrónicos un sábado de noche, pero que puede invitar a un grupo de amigas a su casa a ver películas.

Si usted utiliza el buen humor y la creatividad al ofrecer varias opciones, será más fácil que su hijo las acepte. Una maestra no podía conseguir que su hija colgara su ropa limpia o depositara la ropa sucia en su cesto. Así que le dio dos opciones-o toda la ropa se tenía que levantar o toda la ropa se quedaría en el piso. “Por un rato estuve lavando la ropa y dejándola en montones en el piso,” recuerda la maestra. “Me volvió loca pero al fin funcionó.” Después de dos semanas su hija se cansó de buscar su ropa en el piso y comenzó a recoger su ropa.

Fuente: guiajuvenil.com

El estudiante español de 16 años elegido por la NASA para explorar Marte

JESSICA MOUZO QUINTÁNS
Barcelona

Unos metros de hilo de pescar, unos sensores de tres euros y un guante del Decathlon. Poco más necesitó Joel Romero Hernández, de 16 años, para desarrollar un prototipo robótico manipulado por control remoto para llegar a Marte. Su investigación ha ganado el segundo premio de la NASA en Ingeniería Mecánica durante la Feria Internacional de Ciencia y Tecnología de Intel (Intel ISEF), una de las más importantes del mundo para estudiantes no universitarios.

Joel dice que el interés por la astrofísica le viene “de serie”: “Yo era de los que veían los documentales de La 2”. La ropa lo delata. Viste una camiseta de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) con unas letras estampadas, ilegibles para el ojo ignorante en física cuántica: “Es el modelo estándar de la física de partículas”, explica. Se la compró en una visita escolar que hizo al CERN con María José Hellín, tutora de su aventura científica.

El joven llegó este año al Instituto Francesc Xavier Lluch i Rafecas (Vilanova i la Geltrú, Barcelona) con una mano biónica bajo el brazo. La diseñó el curso pasado con unos amigos y le sirvió de fuente de inspiración para lo que estaba por venir. El verano pasado ganó una beca para entrar en el programa Joves i Ciencia de la Fundación Catalunya-La Pedrera, donde le ofrecían estancias en el extranjero si desarrollaba un artículo científico. “Había un programa en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), cuna de la tecnología. Era mi sueño ir allí”, apostilla. La película Avatar acabó de configurar su idea. “La vi y pensé: ¿por qué no aplicar esta tecnología para —igual que en Avatar se controlan cuerpos biológicos— poner cuerpos robóticos en Marte y controlarlos por láser como hace la Estación Espacial Internacional? Así los astronautas pueden empezar a hacer cosas sin estar en la superficie de Marte”, dice con entusiasmo.

Robó muchas horas al sueño para entregar el proyecto a tiempo. Una estancia en el MIT bien lo merecía. “Desde la Tierra, para controlar un robot tardas 20 minutos porque la distancia entre la Tierra y Marte da un retardo de 20 minutos. La clave era poner una nave espacial en órbita para que la señal tardase menos de un segundo en llegar. Así, si muevo el robot desde la nave, se mueve en la superficie”, señala.

María José también tuvo que alargar las horas de la noche para calcular mecánicas orbitales y ubicar la nave espacial en el lugar correcto. “Yo no soy una agencia espacial. No tengo los medios ni el conocimiento para hacer el sistema entero, pero sí puedo demostrar que son posibles todos los principios físicos que están detrás de ese plan”, dice con humildad. Con la teoría zanjada, Joel montó el prototipo: primero los circuitos básicos, los sensores y ya, con una impresora 3D, imprimir las piezas y montar el robot.

Tal fue su éxito que no solo fue seleccionado para irse al MIT este verano, sino que fue elegido para participar en la feria estatal Exporecerca Jove, donde ganó varios premios. Entre ellos, el que lo lanzó directo a Los Ángeles, a la feria de Intel ISEF.

Allí, la organización entrega un galardón propio, el Grand Award, aparte de los que conceden compañías y organizaciones de todo el mundo —Special Awards— que, como la NASA, visitan la feria para tomar ideas. Joel recibió el segundo premio otorgado por la NASA y se convirtió en el primer español en recibir un Special Award. “Yo, que iba con un prototipo low cost, con motores de tres euros cuando había gente con proyectos de laboratorio, no me esperaba ganar nada. Vinieron los de la NASA a hablar conmigo y eso para mí fue suficiente”, admite emocionado.

Pero esto es solo el principio. Joel sigue empecinado en cuadrar los cálculos de María José para lograr que el robot extraiga agua de Marte que permita convertirse en energía y retroalimentarse sin necesidad de pesadas baterías. María José calma las ansias del chaval. “Los cálculos aún no nos salen, pero, a ver, a la NASA tampoco”, sonríe.

Fuente: El País

El suicidio de adolescentes va  en escalada

Hainan Reynoso Uribe

“El tema del suicidio de adolescentes es un escándalo porque está en escalada. Antes eso no existía”. Con esta preocupación inició el psiquiatra y terapeuta José Dunker sus disquisiciones sobre el tema que describe como un pesar nacional que afecta a todo  el que se entera.

“El suicida era una persona en la tercera edad. Pero con esto ha sucedido como con las enfermedades psicosomáticas de la hipertensión y diabetes, la edad ha ido descendiendo tanto  que ya hay adolescentes con problemas de presión alta” se lamenta.

El doctor Dunker establece que el suicidio es producto de un deterioro mental, un estado de pesimismo falso y exagerado, en el que la vida se ve tan obscura que el individuo afectado solo encuentra como salida la muerte, “el suicida ve la vida como si fuera a través de lentes negros y eso ocurre en un segundo”.

El suicida construye una personalidad propensa a eso –continúa explicando el Dr. Dunker- por la  poca capacidad de apreciar los  aspectos positivos y buenos de la vida y su tendencia marcada a reparar solo en el lado negativo de las cosas.

El experto cree en la probabilidad de que las personas nazcan con una vulnerabilidad especial para esto, “pero es la vida la que te marca”, y refiere la propiedad del sistema nervioso que le permite  al individuo adaptarse permanentemente a las experiencias vitales o la llamada neuroplasticidad. Se pueden adquirir buenos o malos hábitos, según las experiencias.  Lo deseable según, el doctor Dunker, sería forjar a una persona madura que aprenda de las experiencias negativas, lo cual es raro, establece.

¿Qué adolescentes se suicidan?

El exdirector del Hospital Psiquiátrico Padre Billini, encuentra explicación a este fenómeno en la descomposición social y la desintegración familiar. Mientras, paradójicamente, describe al adolescente que se quita la vida como el muy responsable, dedicado,  perfeccionista y  que se exige más de la cuenta.

Indica que la depresión y el suicidio se producen principalmente en personalidades pesimistas, y “negativistas”, “si tú buscas esos padres son también súper responsables”, asegura.

Señala a  una sociedad y una escuela que funcionan de manera inadecuada, alejada esta última de su papel de sustituta de la familia y que se desarrolla en un ambiente donde los maestros perdieron la figura de papá y mamá.

Amenaza de suicidio ¿Chantaje o alerta? 

Dunker establece que los psiquiatras pueden diferenciar, aunque a veces se torna difícil,  la intención seria de suicidio del simulacro. Asegura que aunque hay adolescentes que buscan llamar la atención, eso siempre debe ser determinado por un terapeuta. Exhorta a buscar ayuda inmediata ante un simulacro de suicidio.

“El que se va a quitar la vida, o  no se lo dice a nadie o se lo dice a una persona muy cercana”. Esto podría ser a un amigo, pero también a papá o mamá.

Es mandatorio que los padres dediquen tiempo de calidad para sus hijos adolescentes de su mismo sexo, “Esa es una tarea fundamental. Cuando estamos en el consultorio y manejamos situaciones de este tipo el arma más poderosa es el progenitor del mismo sexo ante una conducta desviada”.

Cómo prevenirlo

La respuesta que da el doctor Dunker es simple: sea amigo de sus hijos. Indica que el desafío más importante es despojarse del rol de  papá o mamá y   crear un vínculo para ser amigo de sus hijos, “Papá con sus hijos y mamá con sus hijas”, si esto sucede es difícil que se produzca un desenlace en suicidio. Amigo significa dejar de ser policía, para ser compañero de juego”.

El experto hace énfasis en la amistad como la principal medida de prevención, “en la adolescencia los muchachos tienen una fuerte necesidad de un amigo.  Si papá hace ese papel, salva a su hijo.  Si  papá no hace ese papel, alguien lo va a sustituir y su hijo se va a enganchar de alguien que lo puede convertir en lo que sea”. Sentencia.

Propugna por un Ministerio de la Familia, como una respuesta organizada desde el Estado, para enseñar a los padres cómo deben criar, “antes podíamos pasar por alto ese vacío pero hoy es inescapable que el Estado y las iglesias inviertan” además de la parte que debe hacer la prensa.

La culpa domina a la familia

Acontecimientos como este paradójicamente le suceden a familias cumplidoras, “en mi experiencia, esto le ocurre a padres súper responsables y que se exigen hacer las cosas muy bien y a veces se pasan un poquito y el dolor de esto es grande… yo entiendo que este es un dolor nacional, todo el que se entera de algo como esto sufre”.

En ese sentido aconseja a los deudos a buscar ayuda en organizaciones como el Instituto de la Familia, Instituto Médicopsicológico de Atención a la Familia (Imafa), al Centro Cristiano de Asesoramiento Familiar (Cecaf), “un sitio donde puedan hablar y desahogarse, porque esas son heridas que hay que ayudarlas a cicatrizar”.

El doctor Dunker alerta que la experiencia de los hermanitos es más negativa aún, “lo que siente un hermanito en esa situación es culpa, piensa que él lo mató. La culpa domina esa familia,  cuando esos hermanitos sean adultos esta situación va a estar repercutiendo en sus vidas”,  si el sentimiento de culpa no es sanado de manera oportuna y adecuada.

Asimismo exhorta evitar medicarse con psicofármacos sin recibir al mismo tiempo ayuda terapéutica, “tenemos unos productos que tapan el síntoma, pero no van a la raíz del problema y lo que algunos consideramos la raíz del problema, tiene que ver con las actitudes y eso se mejora desde el punto de vista psicoterapéutico”.

El doctor concluye con que nadie tiene derecho a quitarse la vida y afirma que la fe da una mano de que agarrarse cuando no hay de quien hacerlo, “la ventaja de la fe para el suicidio es que te da trascendencia y tú puedes decir ¡Dios mío mira! y orar como tu fe te haya enseñado”. Sostiene que hay evidencia clínica de que los que tienen una fe práctica se suicidan menos.

Rasgos del adolescente suicida

1.- Desequilibrio entre responsabilidad y diversión. La vida normal debe tener un balance entre responsabilidad y esparcimiento. Si un jovencito solo busca disfrutar, necesita ayuda.  Asimismo, si se trata de una alumna excepcional que no se divierte, es bueno acercarse a ella, y llevarla a terapia, pues según el doctor Dunker, esa conducta no va a desaparecer: “por un consejo que tú le des, eso va a implicar desmontar toda una crianza y una cosmovisión”.

2.- Incapacidad para manejar frustraciones y contratiempos. Otro dato anticipatorio es la tendencia morbosa a ver el lado negativo de todo, que incluye una cierta incapacidad para celebrar lo positivo, “es decir, una estudiante que saca un 85 o un 90 y se frustra o desploma no está bien. Debe tener la capacidad para manejar su 85”.

3.-  Un estado depresivo. Esto solo una persona muy cercana al afectado lo podría notar ya que el depresivo disimula su condición, “sonríe ante el público y de manera inconsciente hace una careta. El depresivo no anda llorando”.

En ese sentido si un adolescente tiene problemas de insomnio, falta de apetito o una tristeza inexplicable, evitará reflejarlo en la escuela y solo sus padres o amigos íntimos podrán percatarse.