Tu hijo o hija de 15 años llega a casa y te dice: “Mamá, tengo novia”. Y tú te quedas patidifusa sin saber qué decir. Para que esta situación no te pille desprevenida, te contamos qué decir, y qué no, cuando tu hijo te hable de su primer amor adolescente.
¿A qué edad es habitual tener el primer novio?
A la hora de hablar del primer amor o noviazgo no hay una edad ideal. Todo depende del desarrollo emocional del chico o chica y de su madurez. Generalmente, las primeras relaciones más “serias” surgen entre los 14 y los 18 años. En niños menores de 14 años el amor suele ser más infantil. Por esta razón, lo normal es que tu hijo te hable de su primer novio o novia pasados los 14 años.
Y es muy importante que te lo tomes en serio y no desprecies ese primer amor ya que, aunque para ti sea algo pasajero que durará solo unos meses, para tu hijo será un amor muy intenso y estará convencido de que su amor es tan fuerte que durará para siempre.
Esto se debe a que todas las emociones se viven con mucha intensidad durante la adolescencia, y especialmente las amorosas ya que son algo completamente nuevo que los hace sentir muy mayores. Por eso, es normal que tu hijo viva este amor de manera muy intensa, no debes preocuparte.
¿Qué debo decirle a mi hijo sobre su primer noviazgo?
Este primer amor puede ser muy beneficioso para tu hijo al ayudarle a madurar emocionalmente y empezar a comprender cómo es el mundo de las relaciones y la pareja. Sin embargo, también puede tener graves consecuencias si no es lo suficientemente maduro para adoptar ciertas precauciones tanto físicas como emocionales.
Entre los principales riesgos de las relaciones entre adolescentes encontramos los embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual (ETS), acoso o violencia, depresión al acabar la relación… Por eso, es importante que le prepares para este mundo nuevo en el que se adentra y que tengas la confianza suficiente con él para que pueda contarte cualquier problema o dificultad que surja.
Los temas claves que debes tratar
Para ello, debes tener cuidado con las palabras que usas al hablar con él o ella de su pareja y no evitar temas fundamentales, por mucha vergüenza que te dé tratarlos:
- El sexo: aunque te parezca que tu hijo es muy pequeño para mantener relaciones sexuales con su nueva pareja, las estadísticas muestran que la mayoría de los jóvenes tiene su primera relación en torno a los 16 años, por lo que no puedes dejarlo pasar. Háblale de los riesgos del sexo sin protección, de los métodos anticonceptivos para evitar una ETS y de la importancia del respeto en las relaciones sexuales. Nunca debe hacer nada que no quiera hacer ni su pareja le puede obligar a ello. Explícale que el sexo debe ir acompañado de respeto y cariño y que no es necesario mantener sexo si no se está preparado. Es mejor esperar a estar seguro que luego arrepentirse.
- El control de las emociones: sin desmerecer su relación ni sus sentimientos ni decirle claramente que esa relación no va a durar, debes prepararle para una posible ruptura. Muchas relaciones acaban así y hay que estar preparado para que la ruptura no sea demasiado dura.
- El respeto en la pareja: es muy importante que tu hijo aprenda a respetarse a sí mismo dentro de la pareja y a respetar al otro. Las situaciones de acoso y violencia se dan a menudo entre parejas de adolescentes por lo que debes enseñar a tu hijo a respetar al otro y a exigir respeto. No se deben consentir situaciones de control, espionaje, prohibición y, por supuesto, mucho menos violencia física o verbal. Ante cualquier falta de respeto, por pequeña que parezca, lo mejor es cortar y alejarse. Se empieza por algo tan “aparentemente” nimio como vigilar a quién escribe en RRSS y se acaban en situaciones de maltrato. Y si tu hijo intenta acabar esa relación y su ex pareja le amenaza, debe tener confianza para contártelo y que le puedas ayudar. Si hace falta, denunciad.
¿Cómo actuar si tu hijo no te cuenta nada?
Es posible que tu hijo sea muy reservado y no te diga claramente que tiene pareja, pero tú sospeches porque has notado ciertos cambios en su aspecto y su comportamiento: se arregla más, habla menos de sus amigos, está muy raro, no para de mirar su móvil, se queda ensimismado, tiene menos apetito, duerme peor, se retrasa en sus tareas del instituto…
Si es tu caso y quieres mejorar la confianza y la relación con tu hijo, puedes seguir estos consejos:
- Pregúntale todos los días qué si le ha pasado algo especial, pero sin volverte pesado ni insistir. Si no quiere hablar, no le obligues.
- Aprovecha el trayecto a casa en el coche para hablar con él. Suele ser un sitio donde los chicos se abren más.
- Háblale tú también de temas personales o de vivencias de tu adolescencia.
- Realiza actividades divertidas con él y pasa todo el tiempo que puedas a su lado.
- No le espíes ni cotillees en su habitación o su móvil sin permiso. Si te pilla, la confianza será muy difícil de restaurar.
- Cuando te cuente algo, no le grites ni te enfades, aunque no te guste lo que te ha contado. Intenta darle tu punto de vista con respeto y explicándole lo que te preocupa y por qué.
- Muéstrale siempre tu amor y tu apoyo. Ten paciencia y acabará acudiendo a ti cuando lo necesite.
¿Y si no me gusta su pareja? ¿Le prohíbo salir con ella?
Las prohibiciones no funcionan bien con los adolescentes. Cuanto más le prohíbas algo, más posibilidades de que lo haga a tus espaldas, lo que puede ser más peligroso al no saber qué está haciendo o cómo va esa relación.
Es mejor que establezcas unas reglas que hagan referencia a su nueva situación, como hora de llegada a casa cuando quede con su pareja, si puede pasar o no la noche fuera de casa, si en casa pueden estar encerrados en su habitación o no, etc.
Acuerda con él esas reglas y, si no te gusta nada su pareja, intenta hacerle ver de manera sutil qué tiene de malo para él o qué riesgos ves en esa relación que hace que no te guste. No critiques a su pareja ni hables mal de ella, es mejor que te centres en los riesgos que percibes. Solo en caso de que tu hijo o hija esté en peligro real de maltrato o acoso debes intervenir y alejarle de esa persona.
Fuente: https://compartirenfamilia.com/