Por Miguel Reyes Sánchez
Siempre he sido contrario a toda forma de coerción de la libertad, por esa razón cada vez que escuchaba hablar de muros, la idea me resultaba odiosa porque entendía que restringía un derecho.
Con el paso del tiempo, fui cuestionando en cada caso la razón de la construcción de los mismos: algunos eran de carácter ideológico y otros migratorios, para frenar un alto flujo de inmigrantes.
Muro de Berlín
Concluida la Segunda Guerra Mundial, Alemania y su capital quedaron divididas en cuatro zonas controladas por las potencias ganadoras de la contienda: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
Desde 1945, tres millones y medio de ciudadanos germano-orientales habían huido de la República Democrática Alemana (RDA), fundada en el territorio en que se encontraba la ocupación soviética, manteniéndose un flujo constante hasta que, en el primer semestre de 1961 la cifra de refugiados se incrementó en 200.000. Esto motivó a que el 13 de agosto de 1961 se hiciera un operativo con el cierre de las estaciones de metro y ferrocarril, y arrancara el levantamiento del Muro de Berlín.
El Muro de Berlín fue una masa de concreto erigida como perímetro de seguridad entre las dos Alemania: de la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste y la República Democrática Alemana (RDA), Berlín Este, desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989. Este muro era denominado Muro de Protección Antifascista.
A un año de graduado de abogado, fui testigo de la caída del Muro en noviembre de 1989, cuando su destrucción posibilitó la reunificación de Alemania y simbolizó el fin de la Guerra Fría, erigiéndose un nuevo orden mundial.
Muro de Cisjordania
En el 2006, tuve la oportunidad de conocer in situ las zonas en conflicto de Israel, entre ellas el Muro de Cisjordania y conocer de cerca el drama humano que representa.
Los israelíes sostienen que la barrera es un legítimo medio de defensa ante el terrorismo palestino. Mientras los palestinos, la han calificado como una acción poco civilizada e inhumana, porque se construyó en sus territorios ocupados.
Este muro fue aprobado por el gobierno israelí el 23 de junio de 2002. Consiste en un sistema de vallas y alambradas a lo largo sobre el 90% de su trazado y el 10% restante adopta la forma de un muro de hormigón de hasta siete metros de altura. El área que visité duplicaba mi tamaño.
Actualmente, se han construido unos 810 kilómetros en la Cisjordania. En este momento se están construyendo 4,6 kilómetros adicionales alrededor de los asentamientos judíos ubicados a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza, con la justificación de “proteger los asentamientos de los misiles antitanques lanzados desde Gaza”.
Los muros por flujos migratorios
En Europa, por ejemplo, se han levantado miles de kilómetros de vallas en sus fronteras terrestres para frenar los flujos migratorios.
En los últimos ocho años, los Estados miembros de la Unión Europea han construido más de 1.700 kilómetros de murallas, ya no para protegerse de guerras, sino de migrantes y refugiados.
Además, de Ceuta y Melilla, en el caso español, Evros y Macedonia en el caso griego, la frontera de Hungría con Croacia y Serbia, Chipre y la frontera turca, están las vallas del Eurotúnel, en Francia y el caso de Kaliningrado entre Polonia y Lituania.
Todos estos muros se han ido incrementando en suelo europeo, levantando barreras de cemento, acero y cuchillas, pero adicionando alta tecnología como radares y drones.
El muro dominicano
Cada nación tiene la potestad soberana de establecer una protección estrictamente migratoria en su propio territorio, como es nuestro caso.
Los flujos migratorios hacia nuestro país se han incrementado paulatinamente.
Como sabemos, nuestra frontera es de 390 kilómetros que estará dividida por la construcción de un muro fronterizo, producto de las medidas migratorias de República Dominicana por la crisis en Haití.
La verja fronteriza que construimos tratará de frenar esa migración masiva y es un asunto de seguridad en momentos en que los haitianos se baten en el caos con bandas armadas que controlan esa empobrecida nación.
Avances
La construcción del muro avanza, será una “verja perimetral inteligente” que separará la República Dominicana y Haití, de forma física con los muros y de manera tecnológica con los controles por radares, drones y seguridad perimetral digital.
Estamos claro que la República Dominicana no puede hacerse cargo de la crisis política y económica de Haití, nuestra contribución va más allá de nuestras posibilidades como nación.
En una reciente visita personal al área, pudimos constatar que ya los primeros kilómetros de la verja se ven desde Dajabón. La primera etapa es 54 kilómetros de hormigón armado y estructura metálica y contará con 19 torres de vigilancia y 10 puertas de acceso. La segunda etapa, tiene previsto levantar unos 110 km adicionales.
