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Falsa idealización educativa: el currículo dominicano

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Por Alberny Mabel Guzmán Carrasco

Todo fin tiene su propio medio, y la educación no es la excepción. El objetivo de la pedagogía es la formación de individuos íntegros capaces de resolver cualquier problema de su vida y de integrarse a la sociedad aportando a ella. Para que se pueda lograr esto se encuentra el currículo dominicano, una guía que ofrece todos los contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales) que se espera que cada alumno pueda alcanzar, sirviéndose de unos indicadores que serán las evidencias de los conocimientos adquiridos. Esto, por supuesto, está fundamentado en diversos estudios, teorías y enfoques que priorizan el bienestar cognitivo de los estudiantes y su capacitación para poder volverse ciudadanos íntegros para la sociedad.

El currículo dominicano es una falsa y vacía idealización de las prácticas pedagógicas, y es inaplicable en cuanto a su objetivo. El currículo dominicano ha sufrido muchos cambios en busca de una mejora en cuanto a lo que se prioriza del estudiante, tomando de la mano los enfoques, y poniendo en primer lugar a la forma en la que el estudiante obtiene las habilidades que se esperan (procesos). Sin embargo, no todos los cambios han dado como resultado la perfección del currículo, ni mucho menos ha facilitado la puesta en práctica del mismo. Solo hay que ver que el mismo se ha debatido entre enfoques que si aportan en algo, descuidan otro aspecto sumamente importante, como es el caso de los modelos tradicionalistas y estructuralistas.

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En cuanto a una perspectiva sobre el currículo, solo hay que verlo para darse cuenta la inmensidad de contenido teórico que existe y que se espera que todos los estudiantes logren comprender, siendo conocimiento vacío; algo que no te va a aportar para nada, porque si el fin del currículo es que brindemos algo a la sociedad, dudo mucho que al momento de realizar una guía turística deba saber la historia de las mismas. Otro ejemplo, es que estos mismos contenidos son repetitivos hasta en 3 grados diferentes y consecutivos, que, con la nueva adecuación curricular se quiso hacer pasar el hecho de que hay niveles de dificultad propuestos por verbos que aparecen, pero no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta del inmenso fallo en el planteamiento de esto, y es que, si lo que se propone para cada contenido es comprender la teoría y luego ponerla en práctica, ¿no sería una falacia decir que hay niveles para poder lograrlo?

En otro aspecto, es importante rescatar que cuando se toma en cuenta todo ese contenido, no solo se descuida la práctica, también se idealiza un procedimiento que no será llevado a cabo de esa manera, incumpliendo entonces con otra parte de lo que propone el mismo currículo. A todo esto, cuando se toma en cuenta la historia de la República Dominicana y que somos un país que se caracteriza por ser uno de los más creyentes, y que se reconoce que los valores son necesarios para lograr el bienestar no solo de las personas que conforman a la isla, sino de todo el mundo, ¿por qué un aspecto tan delicado y relevante se limita a dos o tres postulantes para cada contenido? Porque si lograron eliminar la materia de Moral y Cívica, entendiendo que sus contenidos se trabajan de manera transversal (en todas las áreas), ¿por qué se quita su rol y su significativa presencia en las escuelas?

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Todo lo anterior planteado también se complementa de una falsa realidad en cuanto a las situaciones de las escuelas del país. Hay centros educativos en los que no se cuenta ni siquiera con sillas adecuadas para los estudiantes, en las que no hay condiciones para que se lleve a cabo el proceso de enseñanza aprendizaje; ya sea porque no existen recursos físicos y mucho menos tecnológicos. Entonces, ¿cómo se puede enseñar sin tener herramientas para hacerlo? ¿Cómo puedo enseñarle a un estudiante si no existe ni ventilación en las aulas? Las propuestas del currículo en esas condiciones no son ni tan siquiera aplicables, pues la condición humana es descuidada a causa del mismo Ministerio de Educación.

Por su lado, no se puede dejar desapercibido que el currículo solo está preparado para estudiantes cognitivamente típicos, pero ¿qué pasa con aquellos estudiantes con necesidades específicas? ¿Cómo puedo alfabetizar a un niño con TDAH?  Si es un hecho que más del 10% de la población tiene alguna necesidad. Si el currículo es una guía, ¿no debería también de orientarme acerca de cómo poder llevar a cabo ese proceso con diversos estudiantes; pues muy bien que establece el MINERD, en el currículo dominicano de primer ciclo de secundaria, que “todos los estudiantes deben de tener igualdad de oportunidades” entonces, ¿eso solo se queda en palabras?

También es importante hablar de los aspectos positivos del currículo, porque no todo es negativo, aunque, en este caso, la mayoría lo es. El currículo posee una buena intención, el hecho de que haya cambiado tantas veces es que persigue un fin, y que se está dando continuidad al mismo. Que contenga un nuevo modelo basado en las habilidades de los estudiantes, y que toma bastante el factor procesual del alumno, es un buen paso.

Considero que la intención se encuentra latente, pero para poder concretarla es importante revisar las bases, las condiciones escolares, la preparación de los docentes y las realidades de cada uno de los estudiantes. Siempre se debe tomar en cuenta al alumno como principal ente, pero no se puede dejar de lado a la persona que se encarga de llevar a cabo el proceso, y es que, si el docente no está preparado, ¿cómo se esperan buenos resultados de los estudiantes? Es importante trabajar por y para nosotros, empezando por el inicio de todo, la educación.

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