Lo ideal sería que tuviéramos profesores dedicados, motivadores, pacientes, vocacionales y muy capaces. La realidad es que, junto a ellos, hay otra rama de profesores cuya pedagogía brilla por su ausencia.
Aun así, sea un profesor autoritario, o un buen profesor, para gustos los colores. De tal manera que, hay padres que prefieren maestros estrictos y que impartan disciplina, y otros que prefieren profesores con métodos más modernos y positivos. Sea como fuere, ¿qué hacer cuando no te gusta el profesor de tu hijo?
Cuando no te gusta el profesor de tu hijo, ¿cómo gestionarlo?
Las personas somos seres emocionales de individuales, cada uno con sus preferencias y sus gustos. Por lo tanto, igual que te gustan o desagradan compañeros de trabajo, conocidos u otras personas que vas conociendo a lo largo de la vida, te pueden gustar o no los profesores de tus hijos.
Las razones por las que puede no gustarnos un profesor son: porque grita a los alumnos, aplica una disciplina muy estricta, o todo lo contrario, sus métodos son demasiado laxos, no sabe explicar, manda muchos deberes, no presta la suficiente atención a tu hijo… ¿Qué debemos hacer si le tomamos manía al profesor?
1- Nunca expreses tu antipatía por el profesor delante del niño: quizás, aunque no compartas su metodología, el niño tiene un buen concepto del él. Expresar ante el niño el rechazo que sientes, los desacuerdos que mantienes y lo deseoso que estás de que acabe el curso, no harán otra cosa que trasladar todas esas emociones al niño. Lo confundirás, lograrás que nazca en el niño también antipatía, desgana por las clases y poco respeto al maestro.
2- Valorar en su justa medida en qué se equivoca: debes razonar si realmente es un mal profesor cuyos métodos están afectando a los alumnos y merece la pena tomar medidas importantes, o simplemente es una antipatía personal porque preferirías otro tipo de profesor, es decir, no es malo, pero tampoco es bueno.
3- Explica a tu hijo cuál es el papel del profesor: en ocasiones los niños esperan que sus profesores les presten toda la atención o simplemente no encajan del todo pero no se está produciendo ninguna situación abusiva. Si el niño se queja del profesor constantemente es posible que tú le tomes antipatía. Pero, cuando solo se trate de diferencias de caracteres, es un momento para enseñar al niño a sacar lo mejor de la situación, a entender que siempre se encontrará en la vida con personas con las que tiene diferencias y habrá de lidiar con ellas. Y tú, habrás de hacer lo mismo.
4- Habla con el profesor: tenemos una costumbre muy extendida de quejarnos de puertas para adentro, en los grupos de WhatsApp o ante los niños, pero en pocos casos exponemos nuestro parecer ante el principal implicado, el maestro. Si no estás de acuerdo con algo y piensas que está causando un perjuicio al niño, pide una tutoría para tratar el problema. Intenta ser proactivo, y llegar a un entendimiento por el bien de tu hijo. Lleva la conversación de forma positiva, no amenazante o inquisitoria. Si entras atacando, el profesor se pondrá a la defensiva y habrá poco que hacer.
5- Mantente pendiente en todo momento: pregunta al niño por lo que hacen en el aula sin que sea un tercer grado y sin que note tu desagrado, interésate cada día. Intenta participar en alguna dinámica de clase si es posible que vayan padres a dar charlas, y ves con tus propios ojos la actitud de los alumnos y el profesor.
6- Habla con el jefe de estudios: si crees que hay un verdadero problema en el aula y el profesor no se comporta como debiera, grita a los alumnos, les habla mal o incluso les humilla dirígete a la jefatura de estudios o al mismo director. Expone el problema, en ocasiones se realizan reuniones en las que el colegio trata de mediar entre el padre y el profesor. En algunos casos, se permite que el niño pueda cambiarse a otra clase si la queja está justificada. Cuando el asunto es serio, puedes incluso pedir que se inicie un protocolo para la apertura de un expediente disciplinario si procede.
Para terminar, una reflexión… Apartar al niño de cualquier problema, incluso los nimios y pequeños, no le ayudarán a afrontar una vida en la que se encontrará con personas que le ayudarán, otras que le ignorarán y otras que le pondrán piedras en el camino. Es la sobreprotección, el mal que afecta a nuestros hijos hoy en día según los expertos.
Siempre que el profesor no esté causando un daño emocional en el niño, debemos tragarnos nuestra antipatía y ayudarles a afrontar el curso con motivación y ganas para sacar todo su potencial.
Fuente: guiainfantil.com