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Más allá de la tecnología: ¿estamos preparando a nuestros estudiantes para la era digital?

Por Emelinda Padilla Faneytt Dra. Ed.

Tecnología. La edición 2025 de la prueba PISA marca un hito importante para los países participantes, incluida la República Dominicana. Por primera vez, se evaluaron competencias en inglés como lengua extranjera y aprendizajes digitales, además de las áreas tradicionales de lectura, matemáticas y ciencias. Esta ampliación no es casual: responde a las demandas de un mundo laboral, social y cultural que ya no gira en torno al conocimiento acumulado, sino a la capacidad de interactuar, adaptarse y aprender en entornos digitales y globalizados.

Entre abril y mayo de 2025, más de 8,600 estudiantes dominicanos de 15 años, seleccionados por edad y no por grado, fueron evaluados en 275 centros educativos del país. No se trató solo de medir conocimientos, sino de identificar en qué medida nuestras escuelas están formando a las nuevas generaciones para desenvolverse con sentido crítico en una sociedad cada vez más interconectada. Pero los resultados, que pronto serán publicados, deben mirarse más allá de las cifras: ¿estamos educando para un mundo digital o seguimos formando desde paradigmas del pasado?

Hoy más que nunca, la educación debe asumir el reto de enseñar no solo con tecnología, sino para la tecnología. Esto implica un giro profundo: no se trata de añadir computadoras o pantallas al aula, sino de transformar metodologías, contenidos y competencias. Las habilidades digitales no consisten solo en manejar dispositivos, sino en comprender cómo funciona el entorno digital, cómo interactuar éticamente en él y cómo usar sus herramientas para resolver problemas reales.

En este sentido, la inclusión del inglés como competencia evaluada en PISA también es significativa. No se trata de reemplazar la lengua materna ni de rendirse ante una hegemonía cultural, sino de reconocer que el dominio funcional del inglés, como lengua franca en la ciencia, la tecnología, el comercio y la comunicación, amplía las oportunidades de participación y movilidad de nuestros jóvenes. ¿Estamos brindando a todos nuestros estudiantes, sin importar su contexto, las herramientas lingüísticas y digitales que el siglo XXI exige?

La respuesta, por ahora, sigue siendo preocupante. En muchas escuelas del país, especialmente en zonas rurales y empobrecidas, los docentes carecen de formación suficiente en el uso pedagógico de las tecnologías. La conectividad sigue siendo limitada, el acceso a dispositivos es desigual, y la enseñanza del inglés enfrenta grandes desafíos: escasez de maestros calificados, enfoques desactualizados y una clara desconexión entre lo que se enseña y lo que realmente se necesita.

Ante este panorama, no basta con señalar las carencias. Es necesario actuar con decisión. A continuación, comparto cinco orientaciones estratégicas que podrían ayudar al sistema educativo dominicano a avanzar hacia una formación más pertinente, inclusiva y preparada para los retos de la era digital:

1. Garantizar acceso equitativo a infraestructura tecnológica

La brecha digital es, en esencia, una brecha de derechos. Todos los estudiantes, sin importar dónde vivan, deben tener acceso a dispositivos, conectividad estable y entornos seguros de aprendizaje digital. Esto exige inversión, pero también voluntad política y sostenibilidad.

2. Fortalecer la formación docente en tecnología e inglés

No se puede enseñar lo que no se domina. Es fundamental ofrecer formación continua y práctica para que los docentes se apropien de herramientas digitales y de enfoques innovadores para la enseñanza del inglés. La actualización docente no puede ser opcional.

3. Promover una pedagogía digital crítica

No basta con usar aplicaciones. Hay que enseñar a pensar críticamente sobre el contenido digital, evaluar la veracidad de la información, proteger la privacidad y participar con ética en entornos virtuales. Educar en lo digital es también educar para la ciudadanía.

4. Rediseñar el currículo con foco en competencias del siglo XXI

El currículo debe integrar de manera transversal las habilidades digitales, comunicativas, colaborativas y de resolución de problemas. Esto no implica sobrecargar programas, sino conectar los aprendizajes con los desafíos reales de la sociedad.

5. Fomentar alianzas público-privadas y comunitarias

La transformación digital no es tarea exclusiva del MINERD. Universidades, empresas, ONG y comunidades pueden aportar recursos, saberes e innovación. Se necesitan alianzas activas, transparentes y orientadas al bien común.

La República Dominicana no puede darse el lujo de quedarse atrás. Preparar a nuestros estudiantes para la economía digital y global no es un asunto de modernidad, sino de justicia. Las pruebas como PISA pueden mostrarnos una parte del camino, pero la transformación educativa no depende de los resultados, sino de nuestras decisiones. La tecnología puede abrir puertas, sí, pero solo si enseñamos a nuestros jóvenes a cruzarlas con sentido, con criterio y con confianza en su propio futuro.

Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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