Andrea Thomen
El Festival de Aves Endémicas del Caribe (CEBF, por sus siglas en inglés) comienza el Día de la Tierra, el 22 de abril. Esta celebración regional destaca la importancia de las aves endémicas -aquellas que viven solo en una localidad del Caribe. Una gran variedad de eventos se llevarán a cabo en toda la región hasta el 22 de mayo, Día Internacional de la Diversidad Biológica. Esta celebración anual es organizada por la organización ambiental sombrilla BirdsCaribbean y los eventos son organizados por grupos locales en cada isla.
Más de 15 países del Caribe han iniciado las actividades de celebración del CEBF. La iniciativa está apoyada por una variedad de organizaciones, incluyendo escuelas, iglesias, organizaciones privadas y sin fines de lucro, y departamentos gubernamentales. Estos grupos promoverán las aves endémicas a través de caminatas interpretativas, talleres escolares, jornadas de siembra de plantas nativas, y hasta exposiciones de arte.
En la República Dominicana, al menos cinco grupos locales celebran el CEBF de manera regular. Entre estos, el Grupo Jaragua, una organización sin fines de lucro afiliada a BirdLife International y dedicada a contribuir a la conservación de la biodiversidad de La Española, realizará actividades de concienciación en torno a la conservación de una de las especies endémicas más vulnerable a la extinción, la cotorra de La Española (Amazona ventralis).
Amores que matan
La campaña “Amores que matan” tiene el objetivo de reducir el comercio ilegal de la cotorra a nivel nacional, y se enmarca dentro del proyecto “Participación pública en la aplicación de las leyes de vida silvestre en Centroamérica y la República Dominicana“ liderado por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés). Esta campaña por la protección de aves psitácidas (pericos, loros y guacamayas) trabaja en sinergia con organizaciones dentro de otros dos países parte del DR-CAFTA (Guatemala y Nicaragua).
Desde la década de los años 90 se ha reconocido que los loros se encuentran entre las especies más amenazadas del planeta. Esto se debe, en gran parte, a la tendencia de estas aves a depender de grandes áreas de bosque. La degradación y destrucción de los bosques ha resultado en la reducción de las poblaciones de aves frugívoras grandes como los loros. A la vez, los loros son altamente vulnerables ante el cambio climático.
Históricamente, muchas especies de aves psitácidas han sido usadas como mascotas debido a su belleza e inteligencia. En el caso de nuestra cotorra, esta ave es buscada como mascota por su hermoso plumaje verde adornado de azul, blanco y rojo, y por su habilidad de vocalizar e imitar muchos sonidos, incluyendo el habla humana.
¡No al pichoneo!
Aunque la tradición de tener una cotorra como mascota data del tiempo de los taínos en La Española, esta se considera un “amor que mata.” Los pichones de cotorra son robados de sus nidos cada año, para ser comercializados. Muchos de sus lugares de anidamiento se encuentran en áreas protegidas como los parques nacionales Sierra de Bahoruco, Jaragua y Valle Nuevo. Las cotorras en cautiverio están condenadas a nunca reproducirse, lo que evita que las poblaciones en estado salvaje puedan mantenerse. El “pichoneo”, resulta en la muerte de muchos pichones, ya que estos son sacados a destiempo del nido.
La campaña “Amores que matan” busca reducir las amenazas que afectan a nuestra cotorra para evitar su extinción. Para apoyar esta causa, el Grupo Jaragua recomienda las siguientes acciones de parte de los ciudadanos:
- Rechazar el comercio y tráfico de cotorras en nuestra isla.
- No liberar cotorras en cautiverio debido a que estas tienen pocas probabilidades de sobrevivir.
- Socializar la importancia de nuestra cotorra como una especie reforestadora con nuestros familiares y amigos.
- Apoyar los esfuerzos de restauración con especies de árboles nativos y endémicos.
- Apoyar el cuidado de las áreas protegidas.