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Escolarización del niño con síndrome de Down

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Llegado el momento en que el bebé con síndrome de Down puede ir a la guardería es normal que a los padres os surjan dudas y miedos de si llevarlo o no, o de cómo va a ser su integración en estos centros si su desarrollo es inferior al del resto de los niños. Lo cierto es que no hay una edad ideal para que los bebés con síndrome de Down comiencen a ir a la escuela infantil, ni unos requisitos básicos para elegir una u otra; eso dependerá de las circunstancias de cada familia y de la decisión personal de los padres. Pero es muy positivo que tu hijo se escolarice como el resto de los niños.

Así lo indica el psicólogo Isidoro Candel, experto en atención temprana de la Federación Española de Síndrome de Down (Down España): “antes de los 3 años, los niños con este síndrome se escolarizan en escuelas infantiles (guarderías) con los demás compañeros, experiencia que está resultando muy satisfactoria para ellos y para los propios padres”. Lo que también refrenda la psicóloga y experta en educación de Down España, Ana Belén Rodríguez: “que los niños acudan a la guardería con la misma edad que el resto de los niños favorece la socialización, potencia la tolerancia y la convivencia, y facilita la imitación de conductas”. Además, es un buen paso que allana el camino y favorece la posterior escolarización en un centro educativo.

En qué tipo de centro educativo puedes escolarizar a un niño con síndrome de Down

Pero la disyuntiva está en si luego deben asistir a un centro más específico o no. Según datos de Down España, el 90% de las personas con trisomía 21 accede a la escuela ordinaria, existiendo una gran integración, sobre todo, en el primer ciclo. “En nuestro país, la modalidad de escolarización para los alumnos con necesidades educativas especiales es, en un principio, el centro ordinario, es decir, un colegio normal y corriente, con los apoyos que ellos precisen: pedagogía terapéutica, lenguaje, fisioterapia, auxiliar técnico educativo… Prácticamente todos los niños con síndrome de Down se escolarizan a los 3-4 años en estos centros, pero cada caso es diferente, y la modalidad de escolarización siempre deberá estar en función de las características de cada alumno”, señala Isidoro Candel.

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Ana Belén Rodríguez también opina que debería ser así: “la escolarización del alumnado con necesidades educativas especiales y su atención educativa ha de fundamentarse siempre en los principios de normalización e inclusión escolar. Los alumnos con síndrome de Down tienen derecho a estar escolarizados en centros ordinarios, con las ayudas específicas que requieran”. Esta experta explica cómo funciona el proceso actualmente y las opciones que tienen los padres: “cuando vuestro hijo inicie el segundo ciclo de Educación Infantil (3 – 6 años), una vez marcada la casilla de necesidades educativas especiales en la solicitud de escolarización y efectuada la presentación de la misma en el centro elegido, será el Equipo de Orientación Educativa (EOE) quien se ponga en contacto con vosotros para realizar la evaluación correspondiente y emitir una orientación del tipo o modalidad de escolarización más adecuada para vuestro hijo con síndrome de Down.

El sistema educativo español recoge, según la legislación vigente, distintas modalidades que van desde el extremo de mayor integración hasta el de mayor exclusión: centro ordinario, centro ordinario con apoyos, centro ordinario con escolarización preferente para una determinada discapacidad, aula específica en centro ordinario, escolarización combinada entre un centro ordinario y un centro específico, y centro específico o de educación especial”.

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Aunque la mayoría de los niños con síndrome de Down son fáciles de manejar, muchos preescolares son más complicados, en parte porque no son capaces aún de comunicarse de un modo eficiente. Los estudios demuestran que los niños con trisomía 21 que tienen conductas más difíciles a los tres años progresan más lentamente en su etapa escolar. Esto se debería en gran medida a que no son capaces de permanecer quietos, escuchar, y beneficiarse de las oportunidades de aprendizaje. Además, estos pequeños se caracterizan por tener un nivel de perseverancia bajo y por tender a desligarse de las tareas.

Así, “dependiendo de su evolución y de otras variables que suelen escapar a nuestro control, se irán proponiendo progresivamente otras alternativas de escolarización, en el caso de que no funcione la indicada inicialmente”, señala Isidoro Candel.

Fuente: webconsultas.com

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