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Las coronaciones británicas y los dominicanos

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Por Miguel Reyes Sánchez

Las relaciones formales entre Reino Unido y la República Dominicana datan desde mediados del siglo XIX, apenas 6 años después de nuestra independencia nacional.

Una relación diplomática fluida e ininterrumpida por casi 175 años, siendo invitados los jefes de Estado dominicanos, a las últimas tres coronaciones reales británicas.

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El apoyo británico a la independencia

Declarada la independencia de la República Dominicana en 1844, se buscaron nexos con el exterior para afianzar el nuevo ente soberano, tratando de lograr el reconocimiento internacional.

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Reino Unido fue la primera nación del mundo en reconocer a la República Dominicana como Estado soberano. Cabe recordar que, junto a Francia y España eran las tres potencias hegemónicas de la época, teniendo marcada influencia en la Isla de Santo Domingo.

Bajo las directrices del canciller inglés Lord Palmerston, se firmó un convenio entre la República Dominicana y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, el 6 de marzo de 1850, siendo éste el primer tratado internacional que celebró nuestro país[1]. El Tratado de Reconocimiento, de la Independencia, Paz, Amistad, Comercio y Navegación fue firmado por José María Medrano, representando a la Republica Dominicana, y por el cónsul sir Robert Schomburgk, representando a Gran Bretaña.

El historiador Wenceslao Vega relata: “que lo más importante fue que con su firma, la República Dominicana recibió el primer reconocimiento como Estado soberano y nada menos que de la nación más poderosa del mundo en aquel momento: Gran Bretaña, la “Reina de los Mares”. Sus efectos locales e internacionales fueron de gran importancia, especialmente frente a Haití.”[2]

Coronación de Jorge VI

Cuando el 20 de enero de 1936, el rey Jorge V falleció y su hijo mayor, Eduardo VIII le sucedió como rey, pero se generó una controversia religiosa, política y legal en Reino Unido, ya que él pretendía casarse con la norteamericana Wallis Simpson, quien era divorciada por segunda vez, y la Iglesia Anglicana, de la cual era el jefe nominal, no permitía en ese momento el matrimonio luego de un divorcio[3]​.

Ante la oposición de la iglesia, los gobiernos del Reino Unido y de los dominios de la Mancomunidad Británica, Eduardo VIII abdicó a la corona británica, el 10 de diciembre de 1936, dando paso a su hermano Alberto, quien eligió el nombre de Jorge VI.

En la coronación de Jorge VI, el 12 de mayo de 1937, como monarca del Reino Unido, de los dominios de la Mancomunidad Británica y como Emperador de la India, la Republica Dominicana estuvo representada por una delegación compuesta por el designado secretario de nuestra embajada en París, Francia, Porfirio Rubirosa, y su esposa Flor de Oro Trujillo, hija del dictador dominicano.

Rubirosa quedó impactado por lo lujoso de la ceremonia y el esplendor de la monarquía británica, al comentar en su libro “Mis memorias. Mi vida como playboy”, que era una fastuosidad “tranquila, profunda, esa que teje un poder que solo debe su fuerza a la fuerza de su raza”,[4]

Más adelante, el famoso playboy dominicano relata su experiencia en la recepción de coronación de Jorge VI, cuando fue presentado a sus majestades y la familia real en el Palacio de Buckingham: “Sólo los hombres eran admitidos. Un chambelán venía a llamarnos. Había que atravesar un largo pasillo al final del cual estaba sentada la familia real. Yo me sentía un poco torpe con ese traje de corte que ajustaba el frac, el calzón, las medias negras, y los escarpines. Pero yo respeto las tradiciones de la gente donde soy recibido”. [5]

Coronación de Isabel II

Jorge VI falleció el 6 de febrero de 1952, asumiendo Isabel II. Pero, lo que el mundo jamás se imaginaba es que sería uno de los reinados más longevos de la historia de la humanidad, de casi 71 años, solo superado por el rey Luis XIV en Francia, quien permaneció en el trono desde el 14 de mayo de 1643 hasta 1 de septiembre de 1715, 72 años y 110 días. 

Cuando se coronó a la reina Isabel II, el 6 de junio de 1953, el hoy Rey Carlos III tenía apenas 4 años y medio, mientras su madre con  26 años asumía el trono de Reino Unido. Por derecho propio, cuando la monarca ascendió al trono, designó al infante como príncipe de Gales y heredero de la corona.   

La coronación es la ceremonia formal, en la Abadía de Westminster, donde se consagra al monarca como gobernador supremo y cabeza de la iglesia anglicana.

Una delegación oficial de la República Dominicana estuvo acreditada para asistir a la coronación de Isabel II, cuando mediante el Decreto 9017 del 16 de mayo de 1953, el presidente Héctor Bienvenido Trujillo Molina dispuso que “el secretario de Estado sin cartera, general de brigada Manuel de Moya Alonso; la señorita María de los Ángeles Trujillo Martínez; y la señorita Lourdes Marchena Martínez, quedan nombrados embajadores extraordinarios para que en misión especial presidida por el secretario de Estado sin cartera, general de brigada Manuel de Moya Alonso, quien ostentará la representación personal del presidente de la República, asistan a los actos de coronación de su majestad de la reina Isabel ll, que tendrá efecto en Londres el día 2 de junio próximo”.[6]

En esa delegación, la hija del dictador, con apenas 13 años fue designada como embajadora para asistir a esa actividad, siendo excluida de varios actos por ser menor de edad.

Sobre su asistencia a esa ceremonia, Angelita relató en su libro “Trujillo, mi padre, en mis memorias[7], que “fue una noche para recordar, como un sueño para mí y creo que para todos. Yo no había cumplido los 14 años, por lo que, posiblemente era una de las más jóvenes de todos los presentes, lo que me daba cierto aire de notoriedad”.

Para más adelante describir detalles de la ceremonia: “La coronación fue un espectáculo impresionante, con un desfile a la Abadía de Westminster, una iglesia gótica casi tan grande como una catedral, que es el único lugar donde se llevan a efecto estas solemnidades. El protocolo era formidable, tanto en el acto ceremonial como en la fiesta en el Palacio de Buckingham. Todos tuvimos la oportunidad de saludar y conversar, brevemente, con la ya coronada, Reina Isabel II, quien a la sazón tenía 26 años y dos hijos. A su lado estaba su esposo, el Príncipe Felipe de Edimburgo recibiendo el respeto de los invitados. La Reina Madre, la princesa Margarita y otros miembros de la familia real de los Westminster recibían también los saludos y respeto de los asistentes”[8].

Delirios Monárquicos en la isla

En la Isla de Santo Domingo hemos tenido algunas experiencias monárquicas, en especial en el territorio haitiano, pero también ciertos asomos de pretensiones reales de este lado de la isla. La megalomanía de algunos gobernantes se ha hecho manifiesto en sus maneras de conducir el Estado, llegando algunos a creerse eternos.

En la isla hemos tenido emperadores, un rey y atisbos de aspiraciones monárquicas.

La primera experiencia monárquica fue la de Jean Jacques Dessalines, quien el 1 de enero de 1804 declaró la independencia de la República de Haití y no bien habían pasado unos meses se proclamó su emperador el 22 de septiembre de 1804, con el nombre de Jacobo I.[9]

La segunda experiencia fue aún más interesante, cuando Henri Christophe, un esclavo que fue liberado se autoproclamó rey de Haití con el nombre de Enrique I, el 28 de marzo de 1811, cambiando el nombre de su país por el de  Reino de Haití.[10]

El tercero con delirios imperiales fue Faustino Soulouque quien en 1849 se proclamó como emperador de Haití y se hizo llamar Faustino I.[11]

Pero los dominicanos no podíamos quedarnos atrás con las parafernalias imperiales, al momento de la anexión a España, la reina Isabel I de España concedió, el 28 de marzo de 1862 el título de marqués de las Carreras a Pedro Santana.

Los dictadores Ulises Hereaux y Rafael Leónidas Trujillo utilizaban ostentosos atuendos propios de monarquías europeas, en este calor tropical, incluso el uso del bicornio como sombrero, utilizado por ambos mandatarios en muchas ocasiones.

Coronación de Angelita I

La megalomanía de Trujillo y los suyos, llevó a que Angelita quisiera compararse con Isabel II. Ella misma cuenta en el referido libro que su atuendo, para ser coronada como la reina de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre en el 1955, dos años después de la investidura de la reina inglesa, fue “inspirado en la vestimenta de la reina Isabel II”.

Un detalle sobre el vestido usado por Angelita es que fue confeccionado por las hermanas Fontana de Roma, Italia, “en raso de seda blanco guarnecido con rubíes, diamantes y perlas, y bordeado con 60 pieles de armiño ruso,  y tuvo un  costo de 80 mil  dólares.  Y otros 75 mil dólares fueron utilizados en el cetro y el broche de la reina, y para los cetros de la princesa incluidas entre 140 personas que formaron el cortejo de Angelita”.

Coronación de Carlos III

Al fallecer la reina Isabel II, el 8 de septiembre de 2022, Carlos III asumió el trono, siendo el heredero que con mayor edad accede a la corona británica en la historia, a sus 73 años.


El 6 de mayo de 2022, tras la espera de siete décadas para acceder al trono, Carlos III en la ceremonia de coronación, donde se unieron la ortodoxa tradición con atisbos de modernidad, los símbolos que lo convirtieron en monarca del Reino Unido.

En esta ceremonia la República Dominicana estuvo representada a su más alto nivel  por el presidente Luis Abinader y la primera dama, Raquel Arbaje, siendo la primera vez que un jefe de estado dominicano asiste a un acto de esta índole.    


[1] Miguel Reyes Sánchez, El apoyo británico, Quo Vadis, Listín Diario, 9 de junio de 2022.

[2] Wenceslao Vega Boyrie,  El Tratado Dominico-Británico de 1850, Revista CLIO-2017-194-080-104.

[3] Edward Shanks, The Coronation Book of King George VI and Queen Elizabeth, n.d., Odhams Press Ltd., London, England, 1937, 512 págs.

[4] Porfirio Rubirosa, Mis memorias. Mi vida como playboy, Letra Grafica, Santo Domingo, 2021, pág. 83.

[5] Ibídem, págs. 83 y 84.

[6] Decreto 9017 del 16 de mayo de 1953

[7] María de los Ángeles Trujillo de Domínguez, Trujillo, mi padre, en mis memorias, Universidad del Caribe, UNICARIBE, Santo Domingo, 2009, 453 pp.

[8] Ibídem.

[9] Miguel Reyes Sánchez, Delirios monárquicos en la isla, Quo Vadis, Listín Diario, 15 de septiembre de 2022

[10] Ibidem

[11] Ibidem.

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