Por: Bienvenido Flores
Con esta investigación sobre familia y escuela, dos caras de la misma moneda, pretendo orientar y facilitar algunas informaciones a las familias, docentes de aula, directores de centros y universidades que se dedican a formar maestros y líderes comunitarios en general, dejando establecido un vínculo virtuoso y fáctico entre la escuela, la familia y la comunidad.
La escuela y la familia son dos componentes inseparables en la educación, donde un lado de la moneda representa al hijo y el otro lado al estudiante. Sin embargo, en última instancia, ambas partes se refieren al mismo niño (Hernández y López, 2006). La escuela y la familia se complementan mutuamente en su papel de coeducadores y en la función de enseñanza.
Históricamente, los padres han participado en la gestión de los centros educativos a través de comités de curso, asociaciones de padres y otras estructuras de participación, desempeñando un papel activo en la educación de sus hijos.
Cada vez más se ha ido reconociendo la incidencia de la familia en la gestión educativa; su papel es fundamental en el apoyo de la escuela y en la educación con respecto a los valores de sus hijos y conscientes de que hay una base para el aprendizaje que se desarrolla en la casa y no en la escuela. Es necesario que en el hogar se practiquen una serie de actividades para reforzar valores, hábitos y actitudes positivas que contribuyan al buen desempeño de ellos, debido a que el aporte de una familia 360 es insustituible en la formación integral de nuestros estudiantes.
El éxito del aprendizaje en la escuela, también dependerá del estudiante y del tiempo de su permanencia en la misma. Significa que deben comenzar a recibir los servicios educativos en la edad que les corresponde, para alcanzar altos porcentajes de asistencia y rendimiento académico mediante la herramienta de una educación 360; cuidar de esos dos aspectos, depende en gran medida de los esfuerzos realizados por las familias 360.
La gestión educativa de la familia debe ser analizada, por lo menos, desde tres dimensiones: la organizacional y de gestión de los recursos, el desarrollo de hábitos, actitudes y valores positivos hacia el aprendizaje y una pedagogía sistémica. En su libro familias 360, el maestro dominicano, Bienvenido Flores en una investigación documental para motivar a los padres y madres en su rol de educar a sus hijos dijo “Nosotros, la familia, somos la escuela” Flores (2014).
Es importante señalar que estas etapas no se cumplen una después de la otra, o se planifican en la familia para realizarlas, sino que van apareciendo en la convivencia diaria.
Los padres tienen la responsabilidad de orientar, practicar y modelar a sus hijos, a fin de que adquieran esos patrones de comportamiento. En cuanto a las actitudes y los valores, por lo general padres y madres, reproducen la forma en la que fueron educados, de ahí surge la necesidad de establecer nuevos procedimientos para educar a sus hijos, teniendo en cuenta que cada época es diferente y demanda acciones coherentes a sus necesidades actuales e intereses en el mundo bañado por la era de la tecnología y el conocimiento.