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Ariel Contreras y el relevo en la defensoría ambiental

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El fotógrafo y productor de audiovisuales conversa con Listín Diario sobre la participación de jóvenes en la conservación de los recursos naturales y la crisis ambiental dominicana. “Estamos jugando un juego de jenga muy peligroso”, dice.

Yaniris López

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Santo Domingo

El movimiento ambiental dominicano tiene en Ariel Contreras a un joven entusiasta que ve en la actual coyuntura social el momento perfecto para que los jóvenes se involucren en la defensoría ambiental y la divulgación científica.

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El fotógrafo de conservación y productor de audiovisuales lleva ya varios años comprometido con estos temas, de manera personal y ahora a través de Cúa Conservation Agency.

La agencia que nació en 2020 enfocada en la producción de audiovisuales también aporta hoy día a la conservación dominicana en la creación de campañas educativas y materiales didácticos, en comunicación científica, ofreciendo consultorías y sirviendo de plataforma de investigación para biólogos y ecólogos.

Con una maestría en Conservación de Vida Silvestre Aplicada, el interés de Ariel por el medio ambiente lo llevó a la fotografía y ésta a la producción de audiovisuales.

“Hemos visto que hay un vacío en la documentación audiovisual de la biodiversidad del país y de los paisajes. Sí tenemos fotógrafos que hacen un excelente trabajo, y siempre lo reconozco, pero en cuanto a videos, no es el mismo escenario; y queremos ir aportando a la creación de esa base audiovisual porque es algo que está teniendo mucho más alcance, aprovecharlo no solo para dar a conocer la biodiversidad que tenemos, sino también las amenazas”.

Detrás de cada trabajo, dice Ariel en el Encuentro Verde de Listín Diario, está la intención colaborativa y, por ello, “antes de filmar cualquier cosa consultamos con locales del área y con expertos sobre cómo podemos plasmar esto que es tan importante y enviar el mensaje que queremos”.

Previo a ese interés que tomó un matiz profesional a partir de 2015, Ariel se limitaba a conocer y disfrutar de las bellezas del país más en plano de turista.

“La constancia en esos viajes te va abriendo las puertas a otras temáticas y te aterriza un poco más con situaciones que hay alrededor de áreas protegidas y paisajes naturales”, expresa.

Explica que todos los trabajos han marcado esta corta pero prolífica labor de conservación. Destaca especialmente su participación en la campaña ManglarEs, del Grupo Jaragua y Seacology; involucrarse en la recopilación de información para proyectos de conservación del diablotín (Pterodroma hasitata) y formar parte de la campaña “Otra oportunidad”, creada para dar seguimiento y promover la reintroducción a su hábitat natural de los manatíes Pepe, Lupita y Juanita.  

Agrega que para ManglarEs, desde Cúa no solo manejaron las redes sociales del proyecto, también se involucraron en la concepción de la campaña, la identidad de los mensajes claves y en servir de apoyo a las actividades didácticas a través de videos y piezas educativas basadas en el plan del proyecto.

Oportunidad para los jóvenes

Contreras considera que los jóvenes que deseen unirse a la causa ambiental tienen hoy día oportunidades únicas que lo hacen posible.

“Creo que estamos en un momento de la historia donde nunca habíamos tenido tanto acceso a información, donde la tecnología va desarrollándose tan rápido, donde se van creando nuevas áreas de estudios y el estudio no está limitado a un espacio físico; solo es cuestión de disposición y de ser creativos”.

También se trata de captar vacíos en áreas ambientales y trabajar en ellas para aportar.
“Tenemos una gran oportunidad. Tenemos una serie de organizaciones sin fines de lucro que trabajan incansablemente, que hacen un trabajo digno de todo respeto, a las que se pueden acercar. Me ha tocado vivir de cerca experiencias con biólogos y ecólogos que se acercan y ponen sobre la mesa lo que pueden hacer y colaboran; es cuestión de atreverse a hacerlo y ser consistentes con eso, porque quizá hoy la ONG no tiene un espacio pero quizá en dos meses sí”.

La lucha ambiental, sugiere Ariel, es un pleito que hoy día se tira, se vive y aporta desde diferentes espacios.

“Es un excelente momento para involucrarse. Hay espacios para crecer dentro de este mundo y hay opciones. El sector privado está despertando en el interés de ser más responsable con el medio ambiente y ya tienen o han creado su departamento de responsabilidad ambiental, o quizá cuentan con una organización”.

Otro nicho para los jóvenes ambientalistas es la  comunicación científica.

“Y no solo hablo de que salgan más artículos científicos para journals o bases de datos, sino comunicación científica para el pueblo, para la masa, que no es un trabajo fácil pero es vital si queremos tener más gente a bordo de la causa”.

¿Por qué? Porque República Dominicana forma parte de una isla y nuestros recursos son muy limitados, responde el joven graduado en Psicología Industrial y Organizacional.

“Mientras más personas tengamos que entiendan eso y que esa información ayude a cambiar comportamientos y a crear defensoría, vamos a estar mucho mejor…”


¿Miedo? Para nada

Con relación a la defensoría, Ariel asegura que no temen a las intimidaciones y ataques que reciben o puedan recibir por hacer visibles las amenazas a la biodiversidad.

Y no temen porque “si (el material) no pasó los filtros de la verificación, simplemente no se publica”. 

“Es algo que no siempre se entiende y creo que muchos tampoco comprenden el hecho de que uno hace esto porque le duele. Siempre andan buscando una segunda intención, que cuánto se está ganando. No. Simplemente que nos duele y le entregamos el tiempo y el corazón a esto”.

Por eso, indica, toman una precaución casi extrema en lo que publican porque están conscientes de que no solo estaría en riesgo la problemática que se trata de mejorar, sino la credibilidad del movimiento ambiental, de su persona y de la empresa. 

“Y eso no es negociable. Por eso nos aseguramos de que cada cosa que salga esté más que fundamentada”.


Un país más próspero y ambientalmente alfabetizado 

El lado positivo de la defensoría vislumbra, para Ariel, un futuro promisorio en el que, como dice la bióloga Yvonne Arias, la población esté ambientalmente alfabetizada.

“Cuando lleguemos a ese tipo de entendimiento vamos a tener un futuro mucho más próspero porque nosotros dependemos en gran parte del turismo, y ¿qué tipo de turismo vas a ofrecer si no tienes tus recursos bien conservados? Vamos a tener un futuro más próspero, más empleos, mejor calidad de vida y menos personas en malas condiciones. Y así como llevamos la delantera en las Antillas y en algunos países de la región, si llegamos a ser ese gran país ambientalmente alfabetizado, vamos a tener un antes y un después en nuestra historia. Subestimar la importancia de esto sería un gran error, porque somos una isla, y si nos comemos lo que tenemos aquí, ya, no hay para nadie”.

Contreras afirma que ya existe un camino muy bien trazado en la defensoría ambiental dominicana.

“Tenemos una brújula con un Norte muy bien alineado. Lo que creo que hace falta es la redacción de una memoria ambiental para que no quede un vacío de información y no queden en el olvido todas estas luchas, estos triunfos. Eso es vital porque puede convertirse en el insumo principal de quienes quieran dedicar su vida y tiempo a esta causa”.


Sobre la crisis ambiental: “Un juego de jenga muy peligroso”

Sobre la crisis ambiental dominicana, Contreras sostiene que el país atraviesa uno de los peores momentos en cuanto a calidad e integridad del sistema de áreas protegidas, la protección de los humedales y la pérdida de biodiversidad.

“¿Cuántos humedales no están siendo ahora mismo cortados, rellenados y secados? No recuerdo haber visto tantos ataques, de manera simultánea, en tantos espacios. Y si a eso le sumas el tema de los incendios forestales… Hay una dejadez en la prevención y esa prevención está vinculada a la calidad que se le ofrece a los guardaparques. Son demasiados frentes abiertos”.

La situación ambiental local la compara con un juego de jenga, donde los bloques que se sacan de la torre son los puntos de equilibrio descuidados por las autoridades que amenazan con derrumbar la estructura.

 “Ahora mismo estamos jugando, como país, un jenga muy peligroso, porque sabemos muy claro que hemos quedado varias veces calificados como uno de los países más vulnerables al cambio climático; entonces, ¿cómo te haces de la vista gorda cuando estamos depredando los ecosistemas más importantes para combatir esos efectos negativos del cambio climático?”

En ese juego el joven ambientalista destaca la destrucción de humedales y del sistema de áreas protegidas, los incendios forestales, las pésimas condiciones de los guardaparques, la deforestación de cuencas, la extracción de material descontrolada de los ríos, la pesca insostenible y el irrespeto a las vedas.


DE INTERÉS 

Apoyar el conocimiento. Ariel explica que parte de la misión que tiene Cúa como una compañía ambientalmente responsable es dar apoyo a investigadores que no cuenten con una plataforma o no están formalizados y, por ende, no pueden acceder a ciertos tipos de consultorías o trabajos.
“Estamos aquí para aprovechar el interés de crecimiento e investigación que tienen esas personas, apoyarlos y hacer algo que no solo va a beneficiar el nombre del investigador o de la empresa, sino que dejará conocimiento científico al país, algo que sabemos que siempre puede haber más”.

Al sector privado. Y como todas las áreas de trabajo de la agencia están enmarcadas en el tema de conservación, esta incluye el acompañamiento al sector privado que desee formar parte de la causa y aportar desde sus emprendimientos.  

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