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Enamórate de la naturaleza: ¡Protégela!

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Yvonne Arias. 
MSc. Directora Ejecutiva Grupo Jaragua

La naturaleza provee todo lo que los seres vivos necesitamos para vivir. Son sus bienes y servicios ambientales fundamentales los que ofrecen la oportunidad de que nos mantengamos vivos y disfrutemos de bienestar.

La garantía de que tengamos una calidad de vida adecuada depende de qué tan sana se encuentre nuestra madre tierra. Podemos citar la disponibilidad y acceso a aire puro, agua potable, alimentos sanos, materia prima, energía renovable, espacios idóneos para el disfrute y oportunidad de aprendizaje e investigación, entre muchos otros.

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Los beneficios de la naturaleza pueden ser tangibles, que es cuando podemos tocarlos y percibirlos, de manera clara y precisa, la calidad y cantidad de esos bienes o productos ambientales, puede ser medida e incluso valorada. Son intangibles cuando no pueden ser tocados, y son difíciles de cuantificar y valorar. Para no dañarlos o alterarlos merecen extraordinario respeto.

La frase Sólo podemos amar aquello que conocemos y sólo podemos proteger aquello que amamos” parece simple, pero su significado debería ser analizado, difundido y asumido de manera cotidiana. Mientras tanto es esperanzador pensar que, precisamente porque no conocemos la cantidad y/o el valor de un servicio ambiental, deberíamos ser respetuosos, ya sea por ética, compasión o cualquier principio, valor o sentimiento.

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Los servicios ambientales han existido siempre y cuando un país es consciente de su importancia los estudia y valoriza. Toma en cuenta la generación de oxígeno, la regulación del clima, la reducción del impacto de los gases de efecto invernadero, la captación y filtración del agua, la protección de la biodiversidad, el refugio de vida silvestre, la retención de suelo, la belleza escénica, entre otros.

Para lograrlo nuestras acciones cuentan

Los grandes problemas ambientales como el calentamiento global, la crisis de la biodiversidad, la desertificación y sequía, el daño que causan las especies invasoras, entre otros, afectan nuestra calidad de vida. Por esta razón, ante tan grandes retos, tenemos una gran responsabilidad. La disminución (y la calidad) de los alimentos, de la disponibilidad de agua limpia, la merma en la regulación de las enfermedades y el aumento de problemas causados por el calentamiento global deberían ser suficientes ejemplos para que contribuyamos a proteger la naturaleza.

Los malos hábitos de consumo (alimentos, producción y manejo de residuos, uso de energía proveniente de combustibles fósiles, transporte excesivo e inadecuado, entre otros) afectan severamente la calidad de nuestro ambiente, contribuyen a su deterioro y afectan nuestra calidad de vida.

La conciencia ambiental es una filosofía de vida que se preocupa por el medio ambiente, lo protege para conservarlo y garantizar el equilibrio ecológico. Solo con echar un vistazo al ambiente que nos rodea será suficiente para darnos cuenta de la crisis.

Entender la importancia del medio ambiente y la situación en la que se encuentra actualmente es el inicio para motivar la toma de acción frente al cambio climático y a la pérdida de la biodiversidad. Sus impactos son cada vez mayores y las consecuencias cada vez peores. Ambas situaciones afectan directamente a la niñez y a la juventud, sobre todo en los estados insulares pequeños y en desarrollo, como es La Española.

Opinar y actuar es camino

El futuro que queremos tiene que ser construido sobre la base del conocimiento, la educación y la sensibilización a las generaciones actuales. La orientación debe provenir de personas adultas conscientes, que, aunque no sean éstas las únicas responsables de esta debacle, son idóneas para encaminarles hacia el éxito y lograr que se conviertan en multiplicadores, tanto de su generación, como de personas adultas. Aunque según especialistas en conducta humana, cambiar patrones en personas adultas no es una tarea fácil y el esfuerzo tendría que ser mayor para superar esta crisis ambiental que hemos provocado.

Definitivamente la niñez, la adolescencia y la juventud, son la esperanza para tener un mejor planeta en que se pueda vivir con armonía y equidad. Tienen energía, curiosidad, acceso a tecnología, disponen de mucha información y están ávidos de comunicarse, a través de las redes sociales y otros medios. Como son quienes sufrirán los impactos negativos de la crisis ambiental, sus acciones e involucramiento a favor de la naturaleza son imprescindibles para lograr un equilibrio que impacte de manera significativa una mejor calidad de vida.

Un ejemplo excelente a seguir es la joven Greta Thunberg que en 2018 (con 16 años), desató un movimiento mundial de niños/as en edad escolar, para exigir mayores medidas de los gobiernos para luchar contra el cambio climático. Su preocupación por los problemas ambientales tiene un alcance que desborda las fronteras de Suecia, su país natal, y alcanza el nivel global. El 17 de enero 2023 esta valiente joven fue detenida en Alemania durante una protesta frente a una mina de carbón.

Actualmente jóvenes participan activamente en las Conferencias de las Partes (COP) sobre la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Convención de Diversidad Biológica, entre otras cumbres, donde se reúnen los países miembros a revisar los avances y a tomar decisiones sobre cómo resolver o manejar la crisis ambiental.

Para que los problemas ambientales sean resueltos o al menos manejados, es imprescindible identificarlos. Podemos empezar por nuestro entorno con la participación de toda la comunidad educativa y el liderazgo de docentes y estudiantes. La manera más lógica es utilizar el método científico, que incluye observación, planteamiento del problema, hipótesis, diseño experimental, experimentación, análisis de resultados, conclusiones e informe. Luego de concluido este proceso se plantean posibles soluciones, se elabora un plan de acción que incluya con objetivos, actividades, fechas, responsables e indicadores (físico, químico, biológico, social o económico, que permiten evaluar la información que se tiene en un tiempo) que puede ser cuantitativos (parámetros) o cualitativos (observaciones y percepciones). Estos son importantes para evaluar la eficacia de las intervenciones y tomar decisiones por lo que deben ser de calidad y fiables, ser manejados y comprendidos con facilidad, puedan ser cambiados y ser específicos, con el objetivo de que o se den diferentes interpretaciones.

Para empezar a actuar es importante tener en cuenta que vivimos en una isla singular, rica en recursos naturales, habitada por una alta población humana con serias carencias materiales, muchas limitaciones educativas y una demanda cada vez mayor de recursos naturales.

Las dos naciones que la comparten, La Española, están expuestas a los efectos producidos por el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad (que implica la disminución del acervo biológico y genético), la deforestación, los incendios forestales, la cacería y pesca indiscriminadas, el comercio ilegal de especies en peligro y los impactos negativos de las especies invasoras, entre otros.

Ante una realidad tan compleja es necesario plantear nuevos esquemas de gobernanza democrática, con enfoque de política integral, que garantice el bienestar humano y logre un equilibrio entre nuestro entorno ambiental y el desarrollo socioeconómico. Para avanzar es fundamental el involucramiento de la ciudadanía en la toma de decisiones, bajo principios de representatividad, diversidad, participación efectiva en la toma de decisiones, transparencia y rendición de cuentas, entre otros.

¡Siempre vale la pena involucrarnos, es nuestra responsabilidad reparar o remediar el daño, para el propio bien, el de la familia y la comunidad! 

(+) Apoyo

Auspician:

Ministerio de Educación, Propagas, Fundación Propagas.

Con la colaboración de la Fundación Popular, Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (Anamar), Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Instituto Geográfico Nacional José Joaquín Hungría Morell, Defensor del Pueblo, Grupo Ramos, Grupo Jaragua, Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio, Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam), Junta Central Electoral (JCE), Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, EducaSID, Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos y la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).

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