La inteligencia es un constructo psicológico que hace referencia a aquella capacidad para resolver problemas, aprender, comprender, razonar… Sin embargo, no existe un único tipo de inteligencia, sino muchos de ellos. En este artículo, analizamos las 4 diferencias entre inteligencia fluida e inteligencia cristalizada.
Existen múltiples definiciones para la inteligencia, aunque a grandes rasgos podemos decir que la inteligencia nos permite adaptarnos al entorno y sobrevivir. Pero, ¿a qué se refieren cada uno de estos tipos de inteligencia?
De forma muy general: la inteligencia fluida es aquella que nos permite resolver problemas de forma espontánea y ágil sin que medien los conocimientos previos. En cambio, la inteligencia cristalizada engloba todos aquellos conocimientos ya aprendidos que nos permiten también resolver problemas. En este segundo caso, hablamos de la cultura en general; de todo aquello que aprendemos durante la vida. ¡Descubre más sobre estos dos tipos de inteligencia!
“La capacidad de concentrarse en las cosas importantes es una de las características determinantes de la inteligencia”.
-Robert Shiller-
Inteligencia fluida e inteligencia cristalizada: ¿qué son?
La inteligencia fluida se refiere a aquella capacidad que tenemos para pensar de forma abstracta, y también para adaptarnos y enfrentarnos a situaciones nuevas sin que la experiencia previa suponga una ayuda determinante para ello.
Este tipo de inteligencia tiene que ver con la agilidad, la rápida respuesta ante los problemas y la capacidad para improvisar y resolver situaciones complejas, pero sin necesidad de recurrir al conocimiento previo, ya consolidado.
Es una inteligencia similar a lo que de manera intuitiva la mayoría entendemos por inteligencia (o la primera que nos viene a la cabeza cuando hablamos de este concepto). Por ejemplo, cuando decimos que alguien es vivo, listo, espabilado, etc.
Inteligencia cristalizada: todo lo aprendido
En cambio, la inteligencia cristalizada es todo aquello que tiene con ver con lo ya aprendido: experiencias, conocimientos, lenguas, datos… Así, este tipo de inteligencia engloba los conocimientos ya consolidados.
La inteligencia cristalizada es más “académica”; en el sentido de que se va formando a medida que vamos aprendiendo en la escuela, por ejemplo. Tiene que ver también con la cultura general, con lo que ya sabemos porque lo hemos aprendido, memorizado o integrado.
Además, la inteligencia cristalizada incluye estrategias. De esta forma, integra las capacidades, los conocimientos y las estrategias que configuran nuestro desarrollo cognitivo, a través de nuestra historia de aprendizaje.
Las 4 diferencias entre inteligencia fluida e inteligencia cristalizada
En psicología diferencial y de la personalidad son muchos los autores que han intentado explicar en qué consiste la inteligencia y para ello han optado por parcelar sus dominios.
La inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada fueron propuestas en uno de los modelos más importantes de la inteligencia: la teoría de Cattell-Horn. Te contamos cuáles son las 4 diferencias entre inteligencia fluida e inteligencia cristalizada más relevantes.
Función
Una de las principales diferencias entre inteligencia fluida e inteligencia cristalizada tiene que ver con su función. Mientras que la inteligencia fluida nos ayuda a resolver situaciones o problemas novedosos (sin que “necesitemos” necesariamente el aprendizaje previo para resolverlos), la inteligencia cristalizada nos permite aglutinar información.
Este último tipo de inteligencia nos ayuda así a ser más “sabios” o cultos. Además, nos permite utilizar esos conocimientos o experiencias previas para resolver los problemas.
Evolución
Otra de sus diferencias tiene que ver con su evolución. Así, mientras que la inteligencia fluida alcanza su punto álgido (máximo) en la adolescencia, la inteligencia cristalizada siempre va in crescendo, porque nunca dejamos de aprender (a no ser que padezcamos alguna enfermedad o patología que nos lo impida, como una demencia o algún tipo de amnesia).
Eso sí, una puntualización. Parece que la inteligencia fluida puede seguir aumentando hasta los 40 años, aunque de forma más lenta y progresiva. Esto también dependerá de cada persona.
Peso de la genética y el ambiente
La siguiente de las diferencias entre inteligencia fluida e inteligencia cristalizada tiene relación con el peso de la genética y el ambiente. Aunque ambos factores influyen en los dos tipos de inteligencia, lo cierto es que en la inteligencia fluida el peso de la genética es mucho mayor.
Es por ello que en la inteligencia fluida tiene más peso la genética. Además, es difícil de modificar una vez se ha alcanzado su “pico” (como decíamos antes, durante la adolescencia). Por su parte, la inteligencia cristalizada depende mucho más del ambiente.
Momento del declive
El momento en el que empiezan a declinar estas inteligencias también difiere. En el caso de la inteligencia fluida, esta empieza a decaer a partir de los 40 años, y su decaimiento se acelera a partir de los 60 años.
En el caso de la inteligencia cristalizada, su disminución varía mucho de una persona a otra (en los casos de deterioro cerebral el declive es mucho más notorio). Sin embargo, si no hay daño cerebral, lo que suele ocurrir es que las personas tenemos la capacidad de seguir aprendiendo incluso más allá de los 70 años.
Nunca dejamos de aprender
La inteligencia está muy influenciada por la genética, sobre todo, la inteligencia fluida. Sin embargo, también es una capacidad que podemos entrenar y mejorar. Por su parte, la inteligencia cristalizada no depende tanto de la genética, sino más bien del ambiente.
Los dos tipos de inteligencia aumentan sobre todo durante la infancia y la adolescencia (el pico de la inteligencia fluida se produce en esta etapa evolutiva). En cambio, la inteligencia cristalizada suele crecer durante toda la vida porque nunca dejamos de aprender.