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Mafalda: historia de un icono atemporal

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Un gran lazo sobre la cabeza, nariz respingona, amplia sonrisa, vestido de cuello vuelto y un carácter de indomable revolucionaria encajado en un cuerpecito de baja estatura propio de una niña pequeña. Odia la sopa con todas sus fuerzas y es una de las luchadoras por la libertad, la justicia, la igualdad y el medio ambiente más empedernidas que uno podrá conocer en su vida. ¿Todavía sin saber de quién hablamos? Nos referimos, como no podía ser de otra manera, a la inigualable Mafalda, esa niñita que apareció en las tiras cómicas argentinas y dio el salto a la fama internacional con su humor ácido y su compromiso social.

Igual que podría pasar con Tintín o Astérix y Obélix, Mafalda ha traspasado su condición de personaje de cómic y se ha convertido en un símbolo para varias generaciones de inconformistas y soñadores. Desde sus primeras apariciones su autor, Joaquín Salvador Lavado (Quino) jugó con la divertida contraposición que suponía ver a una niña pequeña que no levantaba dos palmos del suelo dando discursos elocuentes, demostrando tener mucha más lógica y compromiso político que los adultos que la rodeaban y usando un tono sarcástico a la vez que tierno. Con historias sencillas pero que contenían un profundo mensaje, Mafalda pasó años sacándole los colores a ese mundo del que decía que se quería bajar y defendiendo causas sociales como la igualdad de las personas, los derechos de la mujer, el cuidado del medio ambiente, la justicia, la honradez política y a las clases populares. Ella y sus amigos supieron darnos más de una colleja (merecida, por otro lado) sin perder su tono característico y consiguiendo sacar una sonrisa a los lectores.

Es interesante saber que Mafalda nació casi que por accidente. En 1963, Quino recibió el encargo de una empresa que iba a lanzar una nueva línea de electrodomésticos para que dibujara a la típica familia argentina de clase media (con un hijo y una hija) para ilustrar a los felices usuarios de sus nuevos productos. Así surgieron los diseños de Mafalda y su familia, pero no llegarían a ver la luz ya que la idea del artista fue rechazada por la compañía y la campaña nunca se realizó. Los personajes de Quino quedaron encerrados en un limbo artístico durante un año hasta que el argentino comenzó una colaboración con la revista Primera Plana y presentó a Mafalda (esta vez sí como Mafalda) y compañía el 29 de septiembre de 1964. ¿Os imagináis un mundo en el que, en vez de remover conciencias, Mafalda hubiera vendido lavadoras?

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Las tiras cómicas de Mafalda se publicaron hasta 1973, cuando el propio Quino decidió que no quería repetir argumentos ni ideas y que era mejor dejarlo estando en lo más alto. Aun así, el personaje siguió estando vigente ya no solo en Argentina sino en toda América del Sur y Europa. Sus historietas han sido traducidas a 26 idiomas, ha contado con varias series de cortometrajes en televisión y ha sido el icono de campañas solidarias de asociaciones UNICEF o Cruz Roja. El autor ha sido alabado por su trabajo y genialidad por personalidades tan destacadas como el italiano Umberto Eco y galardonado con, entre otros, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2014.

 

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