Conseguir que los niños disfruten aprendiendo es fácil si se incorporan a la rutina cotidiana
Cuando los niños comienzan la escuela algunos padres reviven como una auténtica pesadilla el “miedo a las mates” de sus años de infancia. Se trata de uno de los bloqueos más reconocidos por las familias, que se ven incapaces de fomentar y reforzar los conceptos que los pequeños están aprendiendo en clase y se agarran a las academias y las extraescolares delegando esta tarea. Pero, ¿por qué es tan habitual que se atasquen las matemáticas? «Como todas las cosas complicadas -responde Malena Martín, madre, licenciada en matemáticas, profesora de secundaria y fundadora de la plataforma Aprendiendo Matemáticas, «pero sin duda el principal motivo es la forma en la que nos han enseñado. Si en el colegio el ritmo de las clases no es el adecuado para nuestros hijos, las explicaciones van demasiado rápidas, o bien la forma en cómo se presentan esas matemáticas es demasiado abstracta… es posible que se pierdan».
Esto se va agravado, prosigue, «por esa creencia tan habitual de «yo no sirvo para los números, no se me dan bien las matemáticas», que encima se transmite de padres a hijos», advierte. Pero sin duda, asegura, «hay otra manera de hacer matemáticas que permite que cualquier niño avance y además, lo haga de manera gratificante, divertida, y disfrutando del proceso, no sufriendo con este».
Según Martín, es posible trabajar las matemáticas de una forma «natural» y convertirla en un hábito que se puede incorporar a la rutina familiar y que permite desterrar viejos temores. ¿Cómo? «En casa podemos estimular el gusto por las matemáticas como ya hacemos por la lectura o con los hábitos de salud. De hecho, es fácil conseguir que los niños dejen de tener miedo y se abran al aprendizaje de las matemáticas si se divierten y comprenden lo que hacen. Si además los padres colaboran con ciertas rutinas, miel sobre hojuelas», asegura esta mujer, que comenzó la licenciatura siendo ya mamá de dos niños pequeños. Sus hijos, reconoce, despertaron en ella la preocupación por mejorar y renovar la didáctica de las matemáticas y la animaron a investigar en el área de las matemáticas manipulativas y lúdicas.
Para ella el único modelo que funciona para enseñar las matemáticas de una forma divertida y fácil es el del juego y el uso de materiales manipulativos. «Los niños tienen que ver y tocar las matemáticas. Solo partiendo de ahí, se puede hacer que los niños vayan de manera autónoma descubriendo los conceptos, en lugar de aprendiéndolos de memoria. No es lo mismo partir de la práctica y poco a poco ir llegando a lo abstracto, que partir de esto último». Como ella misma dice, se trata de «un modelo de aprendizaje que conecta con las necesidades y los talentos de cada niño y que favorece el desarrollo del pensamiento lógico de una forma creativa».
Y, sobre todo, respeta la evolución de cada niño. «Los niños menores de seis años deberían el 90% de su tiempo jugando y manipulando material, no con un papel haciendo sumas y restas. En Alemania hasta que no entran en Primaria no hacen nada de números, ni de lecto-escritura, y cuando lo hacen avanzan en cuestión de meses lo que aquí nuestros niños tardan años sufriendo. Es una pena el desconocimiento que hay en algunos colegios sobre el proceso de aprendizaje».
Matemáticas de «estar por casa»
Para comenzar con este aprendizaje Malena Martín nos ofrece cuatro consejos para trabajar las matemáticas desde casa:
Los materiales manipulativos.Son recursos que permiten a los niños aprender practicando. Por ejemplo, con unas regletas numéricas los niños visualizan los números y realizan investigaciones que les llevan a entender por sí mismos las operaciones aritméticas y sus propiedades como la conmutativa de la suma o de la multiplicación. Con un ábaco, los niños aprenden el sistema decimal y desarrollan estrategias de cálculo mental. Hay muchos materiales educativos para aprender matemáticas e incluso nosotros mismos podemos fabricar en casa con cartulinas o reciclando objetos cotidianos como tapones, rollos de papel higiénico o envases.
Los juegos de mesa. Son los grandes aliados para consolidar lo aprendido y desarrollar la memoria. También es recomendable ofrecerles juegos de ingenio y lógica que les ayuden a desarrollar su razonamiento lógico, algo básico en la resolución de problemas matemáticos.
Los libros o cuentos. La literatura es una buena herramienta para acercar las matemáticas desde una perspectiva diferente a la habitual.
Y por último, y más importante: la confianza. «Los padres deben transmitir una actitud tranquila, de confianza, de que sus hijos pueden. Quizás tardarán más que otros, pero ellos pueden. Y si no quieren, pues igual ahora no es su momento. No forzarles y esperar porque seguro, seguro, que lo acaban haciendo».
Fuente: abc.es