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Bajo rendimiento escolar: ¿cuándo acudir al médico

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Durante la época escolar, suele suceder que los padres de familia concentran su atención en el buen desempeño académico de sus hijos. ¿Quién no se siente orgulloso cuando sus pequeños obtienen altas calificaciones? Sin embargo, cuando esto no ocurre se piensa que ello se debe al poco esfuerzo y dedicación que ha puesto el niño en sus asuntos escolares y se olvida que, muchas veces, puede ser resultado de trastornos específicos del aprendizaje como las dificultades para escribir y leer, los conflictos emocionales, las perturbaciones del sueño o el déficit de atención e hiperactividad, además de causas más frecuentes como los malos hábitos de estudio.

De hecho, cuando los niños alcanzan la edad escolar, se espera que tengan un proceso de aprendizaje acorde con su edad y en los mismos tiempos que sus compañeros. No obstante, aunque los signos de alarma son fácilmente reconocibles, los padres suelen ‘normalizarlos’ o ignorarlos, por lo que generalmente los profesores son quienes detectan los cambios en los estudiantes y alertan a las familias. Así que hacer esta identificación de manera temprana permite iniciar tratamientos que evitan la frustración, mejoran la autoestima y mantienen un desarrollo adecuado de tus hijos.

¿Cómo reconocer un problema de aprendizaje?

Los signos de alarma para los problemas de aprendizaje están asociados, fundamentalmente, a cambios evidentes en los niños, la mayoría de las veces relacionadas con el bajo rendimiento escolar –permanente o en disminución– y los problemas de comportamiento, reflejados en falta de motivación, desorganización, trastornos de sueño (ronquidos, miedo) y desinterés de los niños por las actividades que les apasionan y desgano a la hora de estudiar.

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¿Cuál es el tratamiento para los problemas de aprendizaje?

Aunque los problemas de aprendizaje pueden llegar a ser graves, detectarlos a tiempo es fundamental para su tratamiento. De acuerdo con el Dr. Juan Esteban Cote, neurólogo pediatra de Clínica La Colina, “el primer paso es implementar las buenas pautas de crianza y los hábitos de vida saludables. Podría incluir también orientación psicológica y, en algunos casos, terapias para tratar problemas como la dislexia, discalculia y disgrafía, entre otros trastornos del aprendizaje”.

Claves para evitar y mitigar los problemas de aprendizaje

Buenas pautas de crianza y hábitos saludables: implica tener un sistema adecuado de reconocimientos (premio / castigo), figuras de autoridad claras para los niños, cumplir tareas en la casa y tener horarios establecidos para el sueño, el estudio, el descanso y el juego. Así mismo, limitar el acceso a la tecnología sin restringirlo completamente, de manera tal que se permita a los niños explorar y desarrollar su capacidad narrativa, para activar su creatividad pero sin incurrir en excesos.

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Alimentación: es fundamental que tu hijo tenga una dieta balanceada en frutas y verduras, así como horarios de alimentación consistentes. Recuerda que su cerebro necesita proteínas y fuentes de energía para su desarrollo y funcionamiento.
Hacer ejercicio: en el ejercicio se liberan sustancias que mejoran la concentración, disminuyen la ansiedad y aumentan la motivación de los niños, además de promover un aprendizaje más rápido y mejorar la calidad del sueño.

Terapias: para los trastornos específicos (dislexia, discalculia y disgrafía) se recomiendan terapias dirigidas en el colegio o por profesionales, para desarrollar las habilidades específicas en los niños, evitar la frustración y los estereotipos.

Medicación: en casos más concretos con trastornos de conducta o déficit de atención e hiperactividad disruptivos, los niños podrían ser tratados con medicamentos recetados por especialistas, que surgen efectos muy rápidamente y que no generan adicción.

Finalmente, es recomendable hacer una elección adecuada del colegio de los niños, teniendo en cuenta sus necesidades. “Cada niño es diferente y muchas veces los colegios adecuados son los que permiten a los menores desarrollar sus múltiples inteligencias, en grupos de no más de 15 niños y con educación personalizada” concluye el Dr. Cote.

Fuente: abcdelbebe.com

 

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