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América Latina: una región rica en biodiversidad

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Jorge A. Brea

América Latina, incluyendo al Caribe, es una de las regiones más ricas del mundo en biodiversidad. De acuerdo a un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2010), la región tiene casi la mitad de todos los bosques tropicales del mundo, más del 30 por ciento de toda el agua dulce disponible, un tercio de los mamíferos, 35 % de las especies de reptiles, el 41 % de las aves y el 50 % de los anfibios.

Los arrecifes coralinos mesoamericanos son los más extensos del hemisferio occidental. El 50 % de la flora del Caribe no existe en ninguna otra región del mundo.

Esta biodiversidad representa una enorme fuente de recursos que es imprescindible conservar con el fin de promover las economías nacionales y regionales, mejorar la calidad de vida de la población y garantizar un desarrollo económico y social sostenible.

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El modelo de desarrollo adoptado por muchos países latinoamericanos no conduce a la sostenibilidad ambiental. La explotación descontrolada  de recursos naturales genera ganancias a los sectores privados o públicos involucrados en dicha explotación. Estas ganancias son a veces a corto plazo. Pero el costo provocado por el deterioro del medio ambiente es a largo plazo y cae sobre la mayor parte de la población. Ese costo a largo plazo muchas veces se ignora cuando se toman decisiones acerca del uso de los recursos naturales.

Malas prácticas

El informe de PNUMA (2010) enumera varios tipos de impactos negativos generados por el uso destructivo del medio ambiente. Entre los años 1981 y 2005 se perdieron aproximadamente 142 millones de hectáreas de bosques en América Latina.

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  • La expansión de la agricultura comercial y de la ganadería es la principal causa de la pérdida de bosques.
  • La deforestación genera erosión del suelo y empeora la calidad del agua.
Buenas nuevas

Los bosques y el agua están vinculados, ya que la vegetación filtra el agua e incrementa el nivel de humedad en la atmósfera. La buena novedad es que de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la tasa de deforestación en América Latina ha disminuido.

Mientras que entre 1990 y 2000 se perdían 4,45 millones de hectáreas de bosques al año, entre 2010 y 2015 esa cifra se redujo a 2,18 millones. La disminución se ha observado principalmente en Brasil, Mesoamérica y el Cono Sur. Un aumento en las áreas de bosques se logró en Chile, Uruguay, Costa Rica y en varios países del Caribe incluyendo a Cuba, República Dominicana y Puerto Rico (FAO, 2016).

Sin embargo, la tasa de deforestación en América Latina todavía es mayor que la tasa global.

La deforestación aumenta la erosión del suelo que, a su vez, reduce su fertilidad y la productividad agrícola. El informe de PNUMA (2010) indica que en Ecuador un 37,6% de la tierra agrícola tiene un alto riesgo de degradación. La pérdida de fertilidad del suelo se recompensa con el uso de fertilizantes químicos  que contaminan el medio ambiente y perjudican la salud de la población. Este proceso regresivo es acelerado por la rápida expansión de la agricultura comercial y la ganadería.

Impacto sobre el clima
  • La destrucción de los bosques tiene un gran impacto sobre el clima. La cubierta forestal bloquea los rayos solares durante el día, regula la evaporación manteniendo así la humedad del suelo.
  • Sin la capa vegetal, la temperatura y la evaporación aumentan, el suelo se seca y el clima se vuelve más árido.
  • La vegetación filtra el agua y devuelve el vapor de agua a la atmósfera manteniendo de esta manera el ciclo hidrológico.
  • Los bosques también regulan el ciclo de carbono mediante la absorción y almacenamiento de una gran cantidad de dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, reduciendo así el calentamiento global.
  • La cubierta vegetal mitiga el impacto de desastres naturales, protege las costas y reduce la frecuencia e intensidad de las inundaciones y deslizamientos de tierra (PNUMA, 2010).
  • La pérdida de biodiversidad conjuntamente con el cambio climático empeora el nivel nutricional y la salud de la población, particularmente la de menos recursos.
  • La deforestación contribuye a la propagación de ciertas enfermedades como la malaria y el dengue.
  • La biodiversidad provee una mayor cantidad y variedad de alimentos y detiene la difusión de enfermedades.
  • La pérdida de biodiversidad, el cambio climático y el aumento de la frecuencia e intensidad de los desastres naturales también producen grandes desplazamientos humanos con graves consecuencias para las personas que deben desplazarse y para sus familias.
Promoviendo vida

En el estado de Amazonas, Brasil, una iniciativa llamada Zona Franca Verde se estableció en 2003 con el fin de reducir la deforestación y promover un desarrollo sostenible a largo plazo. El Estado invierte en ciencia, tecnología e innovaciones. Una de las innovaciones de la Zona Franca Verde fue la creación del Programa Bolsa Floresta en el año 2007.

El Programa, implementado y manejado por la ONG privada Fundación Amazonas Sostenible, es una iniciativa pública-privada subvencionada por el Estado de Amazonas y empresas privadas. El autor pertenece al Departamento de Geografía de la Central Michigan University, Mount Pleasant, Michigan.

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