Hainan Reynoso Uribe
Este martes 10 de enero casi 2.2 millones de niños y adolescentes están convocados a reintegrarse a la docencia en los planteles públicos del país luego del asueto de Navidad, Año Nuevo y Día de los Magos.
Según datos suministrados por la Unicef, en 2009, la asistencia a la escuela media era de apenas un 27% de alumnos y un 39% de alumnas.
El entonces secretario de Educación ofrecía cifras alarmantes en declaraciones a la prensa. “El absentismo sobrepasa el 50% entre escolares del nivel básico.” Afirmaba Melanio Paredes. A la sazón citaba entre las causas principales, “las condiciones de trabajo del maestro“.
Hoy, tras la aplicación del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) en el sector educativo, habría que preguntarse por qué es todavía necesario motivar la asistencia a clases.
En respuesta, en los últimos años el Estado ha implementado campañas publicitarias a los fines de sensibilizar a los padres y tutores sobre la importancia del reintegro oportuno y puntual de todos los alumnos a clases. Un aspecto del cual la familia debe ser precursora.
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Mala nota
Durante el tiempo de ausencia en el aula se produce un desajuste en el proceso de aprendizaje, que en la mayoría de los casos ya existía, y que resulta en un nuevo abandono escolar. Los niños absentistas obtienen bajas calificaciones, se desmotivan de asistir a clases y hasta se convierten en desertores del sistema.
Es por esto que el maestro debe dirigir acciones que suplan las expectativas del alumno en lo relacionado a su nivel y capacidad de aprendizaje, para adaptarlo a su realidad y llevar su determinado ritmo de aprendizaje. De esta forma evitará el descontento en el niño y por ende la repetición del ciclo de abandono.
Un estudio de la UNICEF y la Asociación civil Educación para todos en Argentina, establece que la repitencia y el abandono durante el año escolar, principalmente después de las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, son los síntomas de una cadena de pequeños fracasos en la vida escolar de los alumnos, entre las que citan: la falta de comprensión de los temas en la clase, el absentismo, sufrir situaciones familiares adversas, falta de apoyo, a quien acudir para encontrar respuesta o explicaciones, entre otras.
Existen algunas pautas mediante las cuales los profesores pueden detectar posibles casos de absentismo escolar, dentro de las que se cuentan:
- Los hijos de padres o tutores desafiantes ante el sistema educativo, descuidados, irresponsables, sobreprotectores, entre otras cualidades.
- Familias disfuncionales con normas inadecuadas, con cierta incapacidad para la organización y asignar responsabilidades a los niños.
- Niños cuyos hermanos tienen historial de faltar a la escuela.
- Alumnos con un intelecto por debajo de la inteligencia promedio.
- Respuesta educativa inadecuada para alumnos con habilidades diferentes.
- Falta de emoción en la educación.
- Cualquier otra situación que pueda alertar sobre el riesgo de absentismo escolar.[av_image src=’http://planlea.listindiario.com/wp-content/uploads/2017/01/PL22175.jpg’ attachment=’6414′ attachment_size=’full’ align=’center’ styling=” hover=” link=” target=” caption=” font_size=” appearance=” overlay_opacity=’0.4′ overlay_color=’#000000′ overlay_text_color=’#ffffff’ animation=’no-animation’ custom_class=” av_uid=’av-27p09o’][/av_image]
Rol de padres y tutores
La familia debe jugar su rol de aula grande, donde inicia el proceso de formación y educación del individuo, según explica Miguel Alejandro Fersobe, director de Participación Comunitaria del Ministerio de Educación de la República Dominicana (Minerd).
“Un segundo rol, de carácter político institucional -prosigue Fersobe- es la participación organizada de la familia en el sistema educativo dominicano, a través de los diversos mecanismos creados por las políticas públicas expresadas en las normativas institucionales que empoderan a la familia como ente participativo del sistema”.
El funcionario apela a que los padres desempeñen este rol de manera efectiva, por motu proprio, más que por compromiso, allende su afiliación a través de los mecanismos de participación.
¿Falta del alumno o falla del sistema?
El sistema educativo está compuesto por diversos actores y protagonizado por los maestros, directores, orientadores, funcionarios, técnicos y la familia. Culpar al alumno absentista es revictimizarlo, pues él es el producto de ese conjunto de estructuras y sujetos –el sistema educativo- que todavía dista de ser inclusivo y de excelencia.