La diferente comprensión lectora forjada en el entorno familiar sobre los ocho o nueve años va abriendo una brecha que estalla en secundaria, advierten los expertos
¨Los niños de cuarto de primaria, de ocho y nueve años, cuyos padres leen con ellos en casa llevan medio curso de ventaja en comprensión lectora respecto a los que no lo hacen. El acompañamiento familiar abre una brecha entre el alumnado en materia de comprensión lectora similar (de hecho, un poco superior) al que generan las diferencias en el nivel socioeconómico de los progenitores, aunque ambos factores están frecuentemente relacionados. De las intervenciones que pueden realizarse en el hogar, la implicación de los padres en la lectura es una de las que tiene efectos más positivos. Se sitúa por detrás, en eficacia, de otra más sutil, las expectativas académicas que los progenitores tienen en sus hijos. Pero muy por delante, por ejemplo, de la supervisión de los deberes de los hijos, una actuación que parece dar pocos frutos, y que no hay que confundir con otra, que según las evidencias disponibles sí es más útil, que consiste en “establecer reglas y rutinas sobre dónde, cuándo y cómo han de realizar los deberes”.
Juan Mata, pedagogo y profesor durante 40 años de la Universidad de Granada, ha estudiado a fondo el fenómeno: “A veces parece que la lectura corresponda solo a un ámbito especial, la escuela, pero no es así. La escuela tiene un papel importante, pero el ámbito primario es la familia. El niño o la niña se van impregnando a medida que crecen de lo que encuentran a su alrededor. Y gran parte de lo que la familia ya tiene adquirido, sea en la lectura, en relaciones sociales, en hacer deporte o en bailar, condiciona lo que serán sus gustos y sus inclinaciones”.¨
Ese proceso, en el caso de la lectura, empieza antes de que el niño ponga un pie en la escuela, y continúa después, señala Mata. Está hecho de lecturas en voz alta antes de irse a dormir, de conversaciones familiares en torno a libros, de visitas con sus padres a las librerías, de la presencia de libros, periódicos o revistas en su casa, de regalos que consisten en cuentos, cómics o novelas. “Ese ecosistema del libro es decisivo, y lamentablemente, lo digo con dolor, con ello empieza una curva que va separando a los niños que entran con naturalidad en el mundo de la lectura y los que no”. La comprensión lectora tiene repercusiones en casi todas las asignaturas, indica Mata, de la Fundación Bofill: “Si no somos capaces de entender el enunciado de un problema matemático, difícilmente lo podremos resolver”. Ignacio Zafra, El País