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- En primer lugar, averigüen lo que su niño o alumno sabe acerca del evento. Incluso si aún no lo han comentado juntos, el niño ha escuchado las noticias de los medios de comunicación o de sus compañeros de clase. La percepción del niño de lo que ha sucedido puede ser muy diferente de la realidad.
- Asegúrenle al niño de que está bien hablar acerca de eventos tristes o que dan miedo. También está bien admitir que uno se siente triste, asustado o enojado, y también reconocer que se tienen esos sentimientos. En una entrevista con Good Morning América, la experta Willow Bay aconseja que conviene: “Establecer que por mucho miedo que dé algo no hay ninguna pregunta que su hijo no pueda hacer”. Asimismo, el Sr. Rogers escribe: “Si no le dejamos saber a los niños que está bien sentirse triste o asustado, ellos pueden pensar que algo está mal con ellos mismos cuando se sienten así”.
- Fomenten preguntas, tanto ahora como en el futuro. El Dr. David Schonfeld escribe: “Al igual que los adultos, los niños pueden afrontar mejor una crisis si sienten que la entienden. El intercambio de preguntas y respuestas brinda la oportunidad de ofrecerle apoyo a medida que su niño comienza a entender la crisis y responde a ésta”.
- Asegúrenle al niño que está seguro. Cuando un niño tiene preguntas como: “¿Por qué ocurrió esto?” o “¿Estoy seguro yo?”, explíquele que este tipo de eventos son muy raros. La Sra. Bay también anima a los padres a que hablen de las múltiples personas que, a diario, trabajan para mantener seguros a los niños, como son los policías, los maestros o la directora de la escuela.
- Al compartir información, sean honestos, pero tomen en cuenta la edad del niño. La Asociación Nacional de Psicólogos Escolares ofrece las siguientes directrices útiles en sus consejos para hablar con los niños acerca de la violencia (disponible en varios idiomas a continuación):
- Los niños de los primeros años de primaria necesitan información breve y sencilla que debe equilibrarse con la reafirmación de que su escuela y hogares son lugares seguros y que los adultos están allí para protegerlos. Den ejemplos de la seguridad en la escuela como el hecho de recordarle a los niños que las puertas de la calle están bloqueadas, la supervisión que se da a los niños en el patio de recreo y los simulacros de emergencia que practican durante el día escolar.
- Los niños en los años superiores de la primaria e inicio de la secundaria verbalizan más y hacen preguntas sobre si realmente están seguros y qué se está haciendo en su escuela. Puede ser que necesiten ayuda para separar la realidad de la fantasía. Hablen del trabajo que realizan los directores de la escuela y la comunidad para ofrecer escuelas seguras.
- Los alumnos de secundaria y preparatoria tendrán fuertes opiniones y ofrecerán comentarios sobre las causas de la violencia en las escuelas y la sociedad. Compartirán sugerencias concretas sobre cómo hacer más segura la escuela y cómo prevenir tragedias en la sociedad. Destaquen el papel que los propios estudiantes juegan para mantener las escuelas seguras al seguir los lineamientos de seguridad de la escuela (por ejemplo, no permitirle a extraños el acceso a la escuela, reportar la presencia de extraños en el campus, reportar las amenazas a la seguridad de la escuela hechas por estudiantes o miembros de la comunidad, etc.), y al comunicarse con el personal de seguridad.
- Recuerden que está bien admitir que uno no tiene todas las respuestas. El Sr. Rogers ofrece lo siguiente: “Si la respuesta es ‘no sé’, entonces, la respuesta más simple podría ser algo como, ‘Me entristece la noticia y me preocupa. Pero te quiero mucho y aquí estoy para cuidarte’.”
- Sean pacientes. Si el niño no tiene mucho que decir todavía, dele tiempo y hágale saber que está bien volver después con más preguntas o para hablar de los acontecimientos cuando él esté listo. Si muestra signos de depresión y ansiedad con el tiempo, hable con el pediatra del niño o con un consejero para obtener su orientación.
Fuente: www.colorincolorado.org/