A menudo observamos niños y jóvenes que asisten al colegio a regañadientes. No te preocupes, no son un caso perdido. Reconocer la causa de esta desmotivación y poner en práctica ciertas recomendaciones te ayudará a revertir este comportamiento.
La motivación escolar es una arista fundamental del proceso educativo. Si el niño no está entusiasmado para afrontar un proceso de aprendizaje que resulte fructífero, es momento de que padres y profesores entren en acción para darle un pequeño impulso. ¿Cómo hacerlo? Veremos algunas técnicas para lograrlo a continuación.
La motivación está ligada al interés, al entusiasmo y a la energía que una persona ofrece al realizar determinada acción. Se hace presente frecuentemente en muchos ámbitos: el deporte, el trabajo, la escuela o universidad.
Es en este último campo donde nos detendremos con el fin de analizar la motivación escolar. Podemos concluir, en base a lo expuesto anteriormente, que la motivación escolar está compuesta por el empeño y la voluntad que un niño o un joven pone en su proceso educativo.
Puede pasar, sin embargo, que esta motivación no sea la indicada en muchas ocasiones. Por diferentes motivos, un alumno puede sentir desinterés o hasta rechazo hacia la escuela y todo lo que ella implique. Ahí es cuando deben aparecer los mayores que lo rodean para volver a orientarlo en su periplo educativo.
¿Por qué puede producirse la falta de motivación escolar?
El desinterés hacia los estudios puede tener su origen en factores muy variados. Primero, podríamos enumerar los que tienen que ver propiamente con el estudiante. Si el niño o joven considera inútiles los temas que aborda en clase o si les resultan aburridos, es muy probable que su entusiasmo por aprender decaiga.
Asimismo, el padecimiento de algún trastorno del aprendizaje surtirá el mismo efecto. En este caso puede desalentarlo que todo le resulte difícil y sentir que sus esfuerzos son en vano.
Por otro lado, también podemos citar elementos externos al alumno que también repercutan en su ánimo para afrontar sus obligaciones escolares. El principal es el hogar: si no recibe la atención que necesita por parte de los padres o si, por el contrario, las exigencias son demasiado altas, su rendimiento seguramente se verá afectado.
De la misma manera, si no son incentivados desde casa, viven bajo reglas estrictas o el estilo de crianza de sus padres es autoritario pueden sentir deseos de romper esos mandamientos e inclinarse por sus propias preferencias y decisiones.
5 claves para motivar a un chico para estudiar
1.- Incentivarlo desde el hogar
Puedes apelar a historias de gente importante, como presidentes o científicos famosos. Así verá que sus esfuerzos pueden tener una recompensa valiosa en el futuro y no sentirá que todo lo que lee, practica y aprende no tendrá utilidad dentro de algunos años.
A muchos jóvenes les ocurre que, al no haber sido persuadidos a volcar sus esfuerzos en el estudio desde el hogar, consideran que esto no es importante para su futuro. Por eso, si quieres que a tu hijo le vaya bien en el colegio, lo mejor que puedes hacer es involucrarte, ayudarlo y conocer sus inquietudes.
2.- Objetivos realistas y valoración de resultados
No todos los alumnos están capacitados para sobresalir en todas las materias. En consecuencia, sería ilógico que todos los padres esperaran esto de sus hijos.
Es importante que reconozcas las capacidades de tu hijo y establezcas objetivos acordes a ellas. Esto no significa que no lo incentives a superarse a sí mismo ni mucho menos que lo subestimes. Simplemente quiere decir que debes valorar sus esfuerzos, aunque no sea el mejor de la clase. Se trata de dar lo mejor de sí.
“Si el niño no recibe la atención que necesita por parte de los padres o si, por el contrario, las exigencias son demasiado altas, su rendimiento seguramente se verá afectado”
3.- Ambiente adecuado para el aprendizaje
Es una tarea propia del educador. Lograr que cada uno de los alumnos se sienta partícipe y sea escuchado, con sus dudas y certezas, es imprescindible para la motivación escolar.
Además, se deben incorporar herramientas educativas (pueden ser tecnológicas o no) que faciliten actividades lúdicas y participativas. Así, igualmente, se fomentará un ambiente de compañerismo y colaboración entre los niños.
4.- Estar al tanto de las particularidades de cada niño
No todos somos iguales. Y mucho menos los niños. Algunos serán buenos para leer, otros para dibujar y otros para las matemáticas. Del mismo modo, algunos prefieren trabajar en grupos, mientras que otros lo hacen mejor solos.
El profesor, por lo tanto, debe conocer la manera de motivar a cada uno de los alumnos de la forma adecuada. De este modo podrá potenciar también las habilidades innatas de cada uno.
5.- Permanecer abiertos y receptivos
Nunca está de más consultar a los propios alumnos de qué modo les gustaría abordar determinado tema, qué lugar les gustaría visitar o cuáles actividades les parecen más productivas.
Al fin y al cabo, ellos son los principales actores del proceso educativo. Más allá de que se debe seguir un modelo que escapa a las responsabilidades del alumno, nadie mejor que ellos para hacer correcciones que sirvan para mejorar el resultado final.
“Lograr que cada uno de los alumnos se sienta partícipe y sea escuchado es fundamental para la motivación escolar”
Si se tienen en cuenta y se llevan a las prácticas estas recomendaciones, el niño verá en la escuela un lugar de fortalecimiento de sus virtudes en lugar de un mero cumplimiento de obligaciones impuestas. Esto es esencial: quien hace lo que le gusta en un ambiente propicio, sin dudas lo hará mejor y con mayor motivación.
Fuente:
https://eresmama.com/5-claves-para-la-motivacion-escolar/