Cuando los docentes intercambian opiniones, comparten lo que pasa en sus clases, proponen innovaciones, el resultado hacia la consecución de los objetivos pedagógicos se enriquece.
Jeannette Shaljub
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La jornada escolar transcurre a través de la interacción entre las personas que se reúnen en un ambiente creado y pensado con un propósito esencial: el aprendizaje de los estudiantes. Es allí donde se dan situaciones con miras a desarrollar la construcción de los conocimientos.
Por eso, es importante que todos los involucrados fijen metas comunes para fortalecer las actividades que se han de realizar.
Nos referimos al centro educativo y, en especial, al colectivo que se forma en torno a él. Las familias, los profesores, el equipo de gestión, el personal de apoyo, el contexto en el que está enclavado, los estudiantes, en fin, todos los actores que impactan el ámbito escolar. Consecuentemente, si la escuela quiere mejorar la calidad de la educación, debe fortalecer la cultura de liderazgo compartido y propiciar que la misma se transforme en una comunidad de aprendizaje.
La calidad de la educación busca, entre sus propósitos, la unificación de criterios en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Es de suma importancia, en la formación continua de los docentes, que trabajen juntos y que se apoyen mutuamente. De ahí que el crecimiento profesional no recae solamente en cursos independientes, sino que, además, se produce durante la actividad social, de forma habitual, a través de una cultura colaborativa de trabajo. Como consecuencia de lo anterior, con las CPA (Comunidades Profesionales de Aprendizaje y calidad en la enseñanza) hay mayor riqueza de contenidos y fuentes de consulta.
Las estrategias de enseñanza, así como los tipos de evaluaciones, van tomando formas, cada vez más interesantes e innovadoras por la diversidad de ideas que van surgiendo en las conversaciones que, de manera genuina y con una alta dosis de profesionalidad, se desarrollan en los grupos de trabajo. Pero, para que esto se dé y tenga buenos resultados en los aprendizajes de los estudiantes, es necesario que los integrantes de los equipos valoren los aportes de sus miembros, que haya un deseo de colaboración y, como parte fundamental, que existan metas comunes en lo que refiere a procesos de enseñanza y aprendizaje. El rango de acción y pensamiento se sale de los límites del trabajo en solitario.
La autora es catedrática a tiempo completo de la PUCMM.
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LAS COMUNIDADES PROFESIONALES
MEJORAR LA CALIDAD DE LA ENSEÑANZA: Favorecen la creación de un ambiente positivo para el crecimiento profesional y personal continuo, fortalecen las relaciones de confianza y promueven el intercambio de ideas, estableciendo una atmósfera colegiada. No obstante, con un ejercicio de responsabilidad compartida, se puede lograr que exista confianza, respeto y comunicación permanente, en el equipo de trabajo que atiende un grupo determinado y, con esto, disolver las barreras de la individualidad, como suele pasar con el maestro.