“Desde enero debemos comenzar a fortalecer a nuestros niños y niñas para el cambio de pre-primario a primero”. Así lo expresa la especialista en Educación, Emelinda Padilla Faneytt, representante de la Red Explora para el Desarrollo Educativo, quien además trabaja en su tesis doctoral (Universidad de Sevilla) el tema de las transiciones educativas y su impacto en el logro de los aprendizajes de los niños y las niñas. Especialmente la relacionada al paso de preescolar a primero de primaria.
La especialista explica el tema partiendo del recorrido natural que hacen todos los que pasan por el sistema educativo formal, donde desde los primeros años los niños y las niñas van transitando de un nivel a otro, de una etapa a otra y cada uno de esos cambios tienen implicaciones que se deben atender.
LA ENTRADA A LA ESCUELA: esta transición ocurre a una edad cada vez más temprana. Los niños y las niñas desde muy pequeños asisten a guarderías o centros de estimulación. Para ellos y ellas, así como para sus padres, dejar la seguridad del hogar y adentrarse en un mundo desconocido es difícil. Se manejan muchos miedos e incertidumbre. Las expectativas sobre la atención y el cuidado a sus hijos son muy altas.
EL PASO DEL PREESCOLAR A LA PRIMARIA ES OTRA TRANSICIÓN DIFÍCIL:
Los niños y las niñas no solo cambian de nivel, también se da un cambio en sus etapas de desarrollo. Para los padres este también es otro paso que genera tensión ya que aquí, además de las preocupaciones relacionadas a la interacción de sus hijos e hijas en espacios con “los más grandes”, también se enfrentan junto a ellos a las presiones sobre el aprendizaje de la lectura y la escritura y a su capacidad de llenar los requerimientos exigidos en primaria.
Estas dos transiciones afectan todo el sistema familiar de los niños y las niñas.
Especialmente en el paso del preescolar a primaria suelen presentarse manifestaciones de llanto, angustia, temor, desánimo, trastornos del sueño, de alimentación y en algunos casos, una regresión en los procesos de control de esfínteres. Otros manifiestan no gustarle más la escuela, resistencia para asistir a clases, dicen que no les gusta la maestra o sus amiguitos/as.
En cuanto al desempeño escolar y el logro de los aprendizajes esperados, y como consecuencia del impacto de estos factores en los aspectos socioemocionales, vemos en algunos casos, niños y niñas a quienes se les afecta su autoestima, su autovaloración y su seguridad. Declarándose incompetentes para ciertas tareas o retos que les demanda el programa escolar.
Los temores de los padres son transferidos a sus hijos e hijas y empiezan las presiones para que aprendan rápido a leer, a escribir y a ser independientes. Estos manejos inadecuados, lejos de ayudar, obstaculizan el desarrollo normal de los procesos de aprendizaje, asustando y sobrecargando a los niños y a las niñas de actividades escolares, forzando procesos y maltratando lo que debería ser el devenir natural y entusiasta del recorrido educativo.
DE LA PRIMARIA A LA SECUNDARIA:
La complejidad e implicaciones de esta transición se ha agudizado luego de los últimos cambios curriculares, donde el acceso a secundaria se hace ahora siendo mucho más joven, confrontando disrupciones severas entre el desarrollo madurativo de las y los alumnos y los modelos curriculares y pedagógicos que se implementan.
DE LA ESCUELA A LA UNIVERSIDAD:
Un último cambio importante dentro de este recorrido educativo lo es sin duda el tránsito de la escuela a la universidad. Con una ausencia marcada de programas curriculares que guíen a las y los estudiantes al diseño de sus propios “proyectos de vida”, lo que provoca incertidumbre, inseguridad y desconcierto a la hora de tomar decisiones sobre su presente y su futuro.
Debido a la importancia de este tema en los últimos años los especialistas en educación analizan estas transiciones y se abocan a la definición de propuestas para su abordaje. Las políticas educativas y los centros de enseñanza se enrumban hacia la implementación de prácticas de articulación entre niveles y grados, que involucren no solo a las y los alumnos, y maestros y maestras, sino también a las familias.
En nuestro país se reportan algunas prácticas institucionales alrededor de ese tema. Sin embargo, además de ser casos aisladas, también son inconsistentes y carentes de sistematización. A través de la referida investigación doctoral que se realiza sobre el tema, se pretende aportar propuestas fundamentadas y contextualizadas para el abordaje de estas transiciones y el fortalecimiento de cada uno de sus actores.