Jan Opletal. Cada 17 de noviembre, el mundo celebra el Día Internacional del Estudiante. En República Dominicana suele ser una fecha alegre, vinculada a la juventud, al aprendizaje y al futuro. Pero su origen es profundamente doloroso. Nació de un acto de resistencia, de justicia y de memoria.
Detrás de esta conmemoración hay un nombre que casi nunca aparece en los libros de texto: Jan Opletal, un estudiante de medicina que se convirtió, sin quererlo, en símbolo de valentía frente a la opresión nazi en 1939.
El día que los estudiantes dijeron “basta”
El 28 de octubre de 1939, Día de la Independencia de Checoslovaquia, cientos de estudiantes salieron a las calles para protestar pacíficamente contra la ocupación nazi. Sabían que estaban arriesgando mucho, pero también sabían que el silencio era otra forma de rendición.
La protesta fue brutalmente reprimida. La policía alemana abrió fuego contra la multitud. Entre los heridos estaba Jan Opletal, un joven brillante, conocido y querido en su universidad. Murió días después por las heridas de bala.
Su funeral, lejos de apagar la indignación, encendió un movimiento aún mayor. Miles de personas marcharon acompañando su féretro. Las manifestaciones volvieron a estallar con fuerza.
La madrugada del terror
Hitler respondió a este despertar estudiantil con una represión implacable. En la madrugada del 17 de noviembre, la Gestapo irrumpió en las residencias universitarias y detuvo a cientos de jóvenes.
Ese mismo día:
- Nueve líderes estudiantiles fueron ejecutados sin juicio.
- Más de 1,200 estudiantes fueron enviados a campos de concentración.
- Todas las universidades checas fueron cerradas.
El mensaje era claro: apagar cualquier rastro de resistencia intelectual.
Pero el efecto fue el contrario. Años después, ese mismo espíritu estudiantil sería la chispa de la Revolución de Terciopelo en 1989, que puso fin al régimen comunista en Checoslovaquia.
Un día para recordar por qué estudiamos
El Día Internacional del Estudiante no celebra simplemente “ser estudiante”.
Celebra:
- La libertad de aprender.
- La posibilidad de pensar por cuenta propia.
- La valentía de quienes levantan la voz cuando otros guardan silencio.
- La certeza de que la educación es, y siempre será, una forma de resistencia.
Hoy recordamos a Jan Opletal y a todos los jóvenes que perdieron la vida defendiendo un derecho que hoy consideramos básico. Porque estudiar no es solo prepararse para un futuro mejor; es, también, un acto de libertad y de resistencia. Cada estudiante que hoy entra a un aula honra, quizá sin saberlo, la valentía de quienes abrieron el camino. Celebrar este día es reconocer que la educación sigue siendo una conquista que debemos proteger.
