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Irene Vallejo y la urgencia de educar contra la presión estética en las nuevas generaciones

La escritora y filóloga española Irene Vallejo ha encendido una conversación necesaria: ¿por qué las niñas crecen escuchando que su valor depende también de cómo se ven? ¿Cómo esa idea se convierte en una carga que acompaña a las mujeres durante toda su vida?

Durante un encuentro con Listín Diario, Vallejo recordó una verdad incómoda: la presión estética no aparece en la adultez; se siembra en la infancia.

Desde pequeñas, muchas niñas reciben mensajes que parecen inofensivos —“péinate”, “qué bonita estás así”, “tienes que verte bien”— pero que terminan moldeando la percepción de sí mismas. A ellos se suma la presión de redes sociales, modas cambiantes, estereotipos y modelos de éxito profundamente marcados por la apariencia.

Cuando la belleza se vuelve una carrera sin línea de llegada

Vallejo explicó que, al llegar a la adultez, muchas mujeres sienten que socialmente “dejan de contar”, como si la visibilidad estuviera atada a una fecha de vencimiento. La sociedad insiste en que la belleza tiene una duración limitada y que hay que aprovecharla “mientras dure”.

Es allí donde surge un peligro silencioso: la idea de que el valor personal disminuye con el paso del tiempo. Una idea que repercute en la autoestima, en la salud emocional y en la forma en que niñas y jóvenes construyen su identidad.

¿Libertad o imposición? Un dilema que también deben aprender a identificar

La autora invita a reflexionar sobre una pregunta clave: ¿cuánto de lo que una mujer hace con su cuerpo e imagen nace de la libertad, y cuánto responde a presiones externas?

Vallejo menciona un ejemplo frecuente: artistas que se muestran hipersexualizadas en los escenarios. ¿Es una decisión libre o una expectativa del mercado? ¿Hasta qué punto las niñas entienden la diferencia entre elegir y complacer?

Este es un punto fundamental en las aulas y los hogares: enseñar a las jóvenes a identificar cuándo están actuando desde su deseo propio o desde la necesidad de cumplir con lo que otros esperan de ellas.

Industrias que alimentan la inseguridad

Cirugías, filtros, dietas milagrosas, productos “anti-edad”: hay todo un mercado construido sobre la insatisfacción. Y las niñas lo consumen cada vez más temprano.

Vallejo recuerda que parte del trabajo educativo es enseñar a desconfiar de esos mensajes que venden la idea de que “si no cambias, no eres suficiente”.

Educar para valorar lo que permanece

A lo largo de su intervención, Vallejo retomó ideas de pensadoras como Susan Sontag y hasta del poeta romano Ovidio, para recordar una enseñanza antigua pero vigente:

La apariencia es pasajera; lo que cultivas en tu interior es lo que te acompañará siempre.

Para niñas y jóvenes, esta es una invitación a desarrollar talentos, habilidades, voces propias y convicciones. La belleza puede ser parte de la vida, pero no puede ser la medida de su valor.

¿Qué puede hacer la escuela? ¿Qué pueden hacer las familias?

Plan LEA propone algunas claves educativas:

1. Enseñar a mirarse con amabilidad

Hablar sobre autoestima, autoconocimiento y diversidad corporal desde edades tempranas.

2. Romper los estereotipos

Cuestionar frases, prácticas y creencias que asocian el valor de las niñas con su apariencia.

3. Promover modelos diversos

Visibilizar mujeres reales: científicas, artistas, líderes, maestras, deportistas… mujeres cuyo valor no depende de su imagen.

4. Acompañar el uso de redes sociales

Ayudar a diferenciar lo real de lo editado, lo saludable de lo dañino.

5. Celebrar el talento, no la apariencia

Reconocer logros, esfuerzos, creatividad y pensamiento crítico antes que la estética.

Mirarse con libertad: el aprendizaje pendiente

Irene Vallejo concluye que las mujeres todavía están aprendiendo a ser miradas de otra manera. Y esa es la tarea que hoy toca a educadores, familias y a la sociedad: enseñar a niñas y jóvenes a construir una identidad que no dependa del espejo, sino de su dignidad, su talento y su libertad.

Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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