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Formación en manejo de conflictos: una urgencia para estudiantes y docentes en la RD

Manejo de conflictos. En los últimos meses, diversos incidentes de violencia en centros educativos del país han encendido las alarmas sobre la fragilidad de nuestra convivencia escolar. El caso reciente de una docente herida mientras intentaba mediar en un conflicto entre estudiantes evidencia una realidad preocupante: las escuelas están enfrentando situaciones para las que no siempre cuentan con la preparación, los protocolos ni las herramientas necesarias.

Aunque la escuela es, por naturaleza, un espacio para aprender, también es un espacio donde confluyen tensiones: diferencias entre adolescentes, problemas familiares que se trasladan al aula, estrés acumulado, presiones sociales y entornos comunitarios complejos. En ese escenario, el conflicto es inevitable; lo que sí puede evitarse es que escale a la violencia.

Por eso, hablar de formación en manejo de conflictos no es un lujo ni una moda pedagógica: es una necesidad urgente.

Mediación, negociación y comunicación no violenta: herramientas que la escuela necesita

Las habilidades socioemocionales han demostrado ser claves para el bienestar escolar. Sin embargo, en muchas instituciones, la formación en mediación, negociación y comunicación no violenta sigue siendo limitada o inexistente.

1. La mediación escolar

La mediación permite que los estudiantes —o un adulto capacitado— actúen como facilitadores en disputas entre compañeros.
Ayuda a:

  • Desescalar tensiones.
  • Favorecer el diálogo abierto.
  • Evitar consecuencias graves.
  • Fortalecer la empatía.

Implementada de forma sistemática, la mediación escolar crea una cultura de corresponsabilidad donde los conflictos dejan de ser “peleas” y pasan a ser oportunidades de aprendizaje.

2. La negociación

Negociar no es imponer ni ceder siempre; es buscar soluciones donde ambas partes puedan avanzar.
En el aula, esta habilidad ayuda a:

  • Gestionar diferencias.
  • Comprender intereses frente a posiciones.
  • Desarrollar pensamiento crítico y madurez emocional.

3. Comunicación no violenta (CNV)

La CNV —basada en la observación, la expresión de sentimientos, las necesidades y las peticiones claras— permite transformar dinámicas agresivas en intercambios respetuosos.
Un estudiante que aprende a decir “Me siento frustrado cuando…” en lugar de reaccionar impulsivamente está construyendo una habilidad para la vida.

La importancia de involucrar a toda la comunidad educativa

La formación en manejo de conflictos no puede recaer solo en los docentes. Debe abarcar a toda la comunidad educativa:

  • Estudiantes, para que desarrollen autorregulación y actitudes pacíficas.
  • Profesores, para que cuenten con estrategias efectivas y seguras al intervenir en situaciones tensas.
  • Familias, porque muchos conflictos surgen o se agravan desde las dinámicas del hogar.
  • Personal administrativo y de apoyo, que también enfrenta episodios de tensión.
  • Dirección escolar, responsable de garantizar protocolos claros y capacitación continua.

Una escuela que trabaja en equipo, desde una visión preventiva, reduce significativamente los episodios de violencia y mejora el clima institucional.

¿Cómo actuar ante situaciones tensas sin poner en riesgo a nadie?

Intervenir en un conflicto sin la preparación adecuada puede exponer tanto a estudiantes como a docentes. Por eso es esencial seguir principios básicos:

1. Evaluar el nivel de riesgo

No todos los conflictos requieren intervención inmediata. Si hay armas o señales de violencia física, la prioridad es proteger y pedir apoyo, no mediar.

2. Mantener la calma

Un adulto que pierde el control agrava la situación. La regulación emocional del docente es clave para desescalar.

3. Evitar confrontaciones directas

Colocarse en medio de dos estudiantes alterados puede ser peligroso. Es mejor buscar apoyo de otros adultos y garantizar distancia física segura.

4. Contener, no castigar

El objetivo no es culpabilizar, sino dirigir la conducta hacia la calma y el diálogo.

5. Activar protocolos institucionales

Toda escuela debería contar con rutas claras: quién interviene, quién llama a las familias, cuándo se solicita apoyo externo, cómo se documenta el hecho.

Hacia una cultura de paz en las escuelas dominicanas

La prevención de la violencia escolar no depende de una sola acción. Requiere:

  • Capacitación continua.
  • Protocolos institucionales sólidos.
  • Programas de educación socioemocional.
  • Acompañamiento psicológico.
  • Aulas que fomenten el respeto.
  • Relación estrecha entre escuela y familia.

El episodio reciente que involucró a la docente no es un hecho aislado, sino un recordatorio de que el sistema educativo debe fortalecer sus capacidades para manejar conflictos de forma profesional y segura.

Educar para la paz no es un complemento: es parte esencial del aprendizaje.

Invertir en estrategias de mediación, negociación y comunicación no violenta es invertir en escuelas más seguras, más humanas y más capaces de formar ciudadanos que conozcan el valor del diálogo y la convivencia.

Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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