Día de la No Violencia contra la Mujer. Cada 25 de noviembre, las escuelas de República Dominicana y del mundo se detienen para mirar de frente una realidad que aún nos duele: la violencia contra la mujer. Pero también es una fecha de esperanza, una oportunidad para que la escuela—ese primer espacio donde aprendemos a convivir—siembre la semilla del respeto, la igualdad y el buen trato desde la infancia.
Trabajar este día no es solo organizar una actividad puntual. Implica construir una cultura escolar de convivencia, donde niñas, niños y adolescentes aprendan que la paz se cultiva a diario y que la igualdad no es un discurso, sino una práctica.
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Un enfoque integral: más allá de la efeméride
Para prevenir la violencia de género desde la escuela se necesitan acciones continuas, articuladas y con intención pedagógica. Un buen punto de partida incluye:
1. Educación en igualdad de género
Integrar la perspectiva de género en todas las áreas curriculares permite desmontar estereotipos desde edades tempranas y enseñar que el respeto no tiene condición, color ni sexo. La igualdad se aprende con ejemplos, lenguaje y experiencias cotidianas.
2. Capacitación docente
El profesorado necesita herramientas claras para identificar señales de violencia, trabajar la disciplina positiva y comprender las distintas manifestaciones de la violencia de género. Un docente formado es un adulto protector.
3. Protocolos de actuación
Las escuelas deben contar con rutas de atención, mecanismos de denuncia seguros y acompañamiento emocional para estudiantes que enfrenten cualquier tipo de violencia o discriminación.
4. Participación de la comunidad
La prevención necesita comunidad. Cuando familias, docentes, orientadores, juntas de vecinos y aliados institucionales trabajan unidos, la escuela se convierte en un espacio coherente y protector.
Actividades para trabajar el 25N en el aula
A continuación, algunas propuestas prácticas, adaptadas a los distintos niveles educativos, para transformar la reflexión en acciones concretas.
Educación Inicial y Primaria
Cuentos que enseñan a cuidar
Lecturas como Ni un besito a la fuerza permiten hablar del consentimiento, la empatía y el respeto a los límites personales desde edades muy tempranas. El aula puede convertirse en un rincón de historias que enseñan a convivir.
Juegos cooperativos
Actividades en equipos mixtos ayudan a romper estereotipos y promueven la idea de que todos pueden colaborar sin importar género, fuerza o rol asignado socialmente.
Manualidades con significado
La creación de una “Paloma de la Paz”, un “Lazo Blanco” o un “Muro del Respeto” invita a que cada niño exprese un mensaje de buen trato. Estas actividades combinan creatividad con valores.
Actividad “Mis manos sirven para…”
Los estudiantes dibujan o escriben para qué sirven sus manos: abrazar, ayudar, crear, cuidar. Es una dinámica poderosa para reforzar el uso positivo del cuerpo.
El semáforo corporal
A través de colores (verde, amarillo y rojo), los niños aprenden a identificar emociones y sensaciones ante situaciones incómodas. Es un recurso sencillo para desarrollar autocuidado y límites saludables.
Educación Secundaria y Bachillerato
Desmontar estereotipos
Con la dinámica de “La Silueta”, los estudiantes analizan cómo la sociedad define lo “femenino” y lo “masculino”. Luego, reflexionan sobre cómo estos roles limitan y, a veces, sostienen desigualdades que derivan en violencia.
Debates y paneles
Conversatorios con especialistas o debates en clase permiten a los adolescentes comprender los avances y desafíos en materia de igualdad, así como el papel que ellos mismos pueden asumir como agentes de cambio.
Proyectos creativos
Concursos de fotografía, arte, poesía o ensayos sobre temas de género abren espacios de expresión y pensamiento crítico. Lo creado puede exponerse en la escuela para sensibilizar a toda la comunidad.
Cine-foro y análisis histórico
Documentales sobre las Hermanas Mirabal, origen del 25 de noviembre, ayudan a conectar la historia dominicana con la lucha actual contra todas las formas de violencia.
Campañas de sensibilización
Los propios estudiantes pueden organizar campañas internas para identificar comportamientos discriminatorios, promover el lenguaje inclusivo y fomentar el respeto entre pares.
Hacia una cultura escolar de convivencia
El objetivo final va más allá de una fecha. Las escuelas están llamadas a construir un entorno donde cada estudiante se sienta seguro, escuchado y valorado. Donde la igualdad no sea un proyecto, sino un hábito. Donde la no violencia sea un compromiso compartido y cotidiano.
Educar para la paz es, quizá, uno de los mayores actos de amor que puede ofrecer la escuela. Y empieza en cada conversación, cada actividad, cada gesto… todos los días.
