Por Elizahenna del Jesús
Mercedes Hernández Caamaño. La emoción y el respeto llenaron el auditorio de la Universidad Iberoamericana (Unibe) la mañana en que Mercedes Hernández Caamaño fue reconocida con el título de Profesora Honoraria. Más que un reconocimiento académico, fue un abrazo colectivo a una maestra que ha dedicado su vida a enseñar, inspirar y transformar.
El acto, presidido por la rectora doctora Odile Camilo Vincent junto a miembros del Consejo Académico y de la Escuela de Educación, reunió a una audiencia excepcional: educadoras y formadoras de generaciones, maestras que, desde distintos colegios y etapas, han contribuido a tejer la historia de la educación dominicana. Entre ellas se respiraba admiración y gratitud, porque muchas —de una forma u otra— habían sido inspiradas, guiadas o tocadas por el legado de la homenajeada.
Una educadora que transformó la mirada sobre la infancia
Mercedes Hernández Caamaño —o Tía Mechy, como muchos la llaman con afecto— es una de las voces más influyentes en la educación inicial dominicana. Su trabajo pionero ha gestado políticas, modelos pedagógicos y generaciones de maestros y maestras que hoy conciben la enseñanza desde una visión más humana, inclusiva y participativa.
La rectora Odile Camilo Vincent destacó que su modelo educativo inspiró directamente el currículo dominicano del nivel inicial, “un hecho que pocas veces puede afirmarse de una iniciativa privada”. En sus palabras, Hernández Caamaño forma parte de “ese grupo selecto de mujeres que honran la historia educativa del país y que, al mismo tiempo, inspiran su futuro”.
El legado que une generaciones
Con más de cinco décadas de trayectoria, Mercedes Hernández Caamaño ha sido maestra, autora, consultora, formadora y soñadora. Ha transitado todos los caminos posibles de la educación, siempre con la misma convicción: que enseñar a los más pequeños es sembrar los cimientos del porvenir.
La licenciada Laura Amelia Núñez, directora de la Escuela de Educación de Unibe, destacó que su legado une creación, gestión e investigación, con resultados tangibles en escuelas, familias y comunidades. En su intervención, subrayó que “su pensamiento pedagógico se distingue por articular la teoría con la práctica y por colocar al niño en el centro del proceso educativo”.
Un reconocimiento que también fue reencuentro
Al recibir la esclavina, el pin institucional y el diploma que la acreditan como Profesora Honoraria de Unibe, Mercedes Hernández Caamaño ofreció la conferencia “Inicio y desarrollo de la educación inicial en el país”, en la que repasó los principales hitos de este nivel educativo, los desafíos pendientes y los avances en calidad e inclusión.
Mientras hablaba, el auditorio escuchaba con atención reverente. Era más que una ponencia: era una clase magistral, una historia contada desde la experiencia viva de quien ha dedicado su existencia a entender y dignificar la infancia.
La ceremonia fue un reencuentro de generaciones, un espacio donde maestras, investigadoras y directivas educativas se reconocieron en la figura de una mujer que cambió su forma de mirar el aula. No se trataba solo de rendir homenaje, sino de afirmar una herencia pedagógica que sigue inspirando caminos nuevos.
Un compromiso que trasciende el tiempo
En el acto estuvieron presentes el doctor Gustavo Batista, consejero delegado de Unibe; las doctoras Vhyna Ortega Díaz, Loraine Amell Bogaert y Aída Mencía Ripley, vicerrectoras de la institución, así como miembros del Consejo Académico, directores, decanos y reconocidos actores del sector educativo nacional.
Con este reconocimiento, Unibe reafirma su compromiso con la excelencia académica y con la celebración de los grandes referentes que han dado forma a la educación dominicana. Pero más allá de los títulos y los aplausos, la velada dejó una sensación compartida: que la educación sigue siendo un acto de amor, y que figuras como Mercedes Hernández Caamaño nos recuerdan por qué vale la pena enseñar.
