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Jóvenes desganados: el desafío de educar en tiempos de pantallas

Por Enrique Sánchez Costa

Jóvenes. El experto en datos del Financial Times, John Burn-Murdoch, ha puesto en cifras una preocupación que muchos docentes reconocen en sus aulas. Desde 2014, un estudio que sigue a miles de jóvenes en Estados Unidos confirma una tendencia inquietante: las nuevas generaciones muestran señales de inestabilidad emocional, menor compromiso y una creciente dificultad para convivir con los demás.

Tres rasgos en transformación

De acuerdo con los resultados, hoy los jóvenes:

  1. Experimentan más inestabilidad emocional: aumentan la preocupación, el estrés y las emociones negativas.
  2. Asumen menos responsabilidad: disminuye la capacidad de planificar, cumplir compromisos y perseverar en el logro de metas.
  3. Se relacionan con mayor dificultad: cada vez más jóvenes se describen como fácilmente distraídos, poco constantes, propensos a iniciar discusiones y menos inclinados a ayudar.

El mundo digital parece tener un rol central en estos cambios. Las pantallas ofrecen recompensas inmediatas y fáciles, pero también generan adicción, reducen la concentración y alejan de los procesos de esfuerzo prolongado que permiten alcanzar metas valiosas.

Un estilo de vida más individualista

El estudio también apunta a un fenómeno cultural: el individualismo digital. Pasar horas frente a una pantalla —muchas veces en soledad— sustituye el tiempo de convivencia, diálogo y construcción de relaciones significativas. El resultado es una generación que tiende a la introversión y a la distancia social.

¿Qué pueden hacer las escuelas y las familias?

Más que demonizar la tecnología, el reto es enseñar a usarla con equilibrio. No se trata de rechazar lo digital, sino de aprender a no ser esclavos de las pantallas. Los educadores y padres pueden:

  • Fomentar la constancia en proyectos que requieran tiempo y esfuerzo.
  • Promover espacios de conversación presencial, donde los jóvenes aprendan a dialogar, discrepar y colaborar.
  • Establecer reglas claras de uso tecnológico, tanto en casa como en la escuela.
  • Reconectar con lo esencial: el valor del trabajo bien hecho, la importancia de la comunidad y el aprendizaje compartido.

Una práctica necesaria

Algunos docentes ya lo han asumido como norma: prohibir el uso de celulares, tablets o computadoras en las aulas, dejando como única pantalla la de la clase. Más que una restricción, se trata de una invitación a desintoxicarse de lo digital, para recuperar la atención, pensar con libertad y aprender unos de otros.

La educación de hoy no puede escapar al debate sobre el impacto de las pantallas en la vida de los jóvenes. El reto es acompañarlos a desarrollar autocontrol, resiliencia y capacidad de convivencia en un mundo donde lo digital seguirá presente, pero no debe dominar sus vidas.

Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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