Siguenos:

El preescolar no es para leer ni escribir…

Durante años, muchas familias han repetido la misma preocupación: “¿y si mi hijo sale del preescolar sin saber leer ni escribir?”. La pregunta encierra una expectativa errónea, pero muy extendida: creer que la educación inicial es simplemente un adelanto de la primaria. Nada más lejos de la realidad.

El preescolar no es un espacio para que los niños aprendan formalmente a descifrar letras o a llenar cuadernos de dictados. Es, más bien, la etapa en la que se sientan las bases más profundas del desarrollo humano: la mente, el cuerpo y las emociones se preparan para aprender después con alegría y confianza.

¿Qué sí se aprende en preescolar?

En estos años cruciales se cultiva lo que la ciencia educativa reconoce como habilidades fundamentales para la vida y el aprendizaje:

Desarrollo socioemocional: los niños aprenden a convivir, a esperar turnos, a expresar lo que sienten y a trabajar en grupo. Este aprendizaje invisible es el que más influye en su futura capacidad de relacionarse y resolver conflictos.

Lenguaje oral: narrar experiencias, cantar canciones, jugar con rimas y ampliar el vocabulario. Todo esto prepara el camino para la lectura y la escritura, aunque todavía no se trate de leer libros.

Motricidad fina y gruesa: pintar, rasgar, abrochar botones, saltar o correr. Cada juego fortalece músculos y coordinación, habilidades imprescindibles para que más adelante puedan sostener un lápiz o mantener la atención en la lectura.

Pensamiento lógico y matemático: ordenar, clasificar objetos, reconocer patrones, contar en situaciones cotidianas. Son destrezas que construyen el andamiaje del pensamiento matemático.

Exploración del entorno: la curiosidad natural de los niños se enriquece cuando se les permite observar, hacer preguntas y experimentar con materiales y fenómenos de la vida diaria.

Juego simbólico: disfrazarse, inventar historias o “jugar a la tiendita”. Lejos de ser un simple pasatiempo, este juego estimula la imaginación y la capacidad de ponerse en el lugar del otro.

¿Y la lectura y la escritura?

En esta etapa, los niños solo se acercan de forma lúdica y natural a la lectoescritura. Reconocen su nombre en carteles, relacionan imágenes con palabras, disfrutan de cuentos, dibujan y garabatean sin restricciones. Todos estos son precursores de la lectura y la escritura, semillas que germinarán en la primaria cuando estén listos, sin forzarlos ni generar frustración.

La verdadera misión del preescolar

El objetivo del preescolar no es que los niños “salgan leyendo y escribiendo”, sino que desarrollen confianza en sí mismos, curiosidad por aprender y las bases emocionales y cognitivas que harán de la lectoescritura, y de toda la escolaridad, una experiencia positiva.

Forzar a un niño a leer antes de tiempo puede apagar su entusiasmo, mientras que acompañarlo en el juego, en la exploración y en la expresión de emociones le dará alas para aprender con gusto en los años siguientes.

Últimas noticias: