Santo Domingo. Un 4 de agosto de 1496, a orillas del río Ozama, el Adelantado Bartolomé Colón colocó la primera piedra de lo que sería la primera ciudad del Nuevo Mundo: Nueva Isabela, nombre que rendía homenaje a la reina Isabel la Católica, protectora de los viajes colombinos. Sin embargo, la historia daría otros giros. Lo que empezó como una fundación formal, en funciones de su hermano Cristóbal, se convertiría más tarde en Santo Domingo de Guzmán, una ciudad que cambiaría de nombre y de lugar, pero no de destino: ser la capital cultural, política y espiritual de América.
Según narra el expresidente Joaquín Balaguer en su obra Guía emocional de la ciudad romántica, aquella ciudad original fue devastada por un violento meteoro en 1502. Pero la voluntad colonizadora no se extinguió. Fue entonces cuando Frey Nicolás de Ovando, un hombre de carácter férreo y convicciones firmes, reconstruyó la ciudad en su actual ubicación, dándole un trazado rectilíneo y monumental que todavía asombra a quienes caminan por su Zona Colonial.
El historiador José Gabriel García aporta detalles sobre aquella primera fundación. Relata que tras construir la fortaleza conocida como La Torrecilla y dejar una guarnición de 20 hombres, Bartolomé Colón partió con sus tropas hacia la región de Jaragua. Allí logró, tras tensiones iniciales, la sumisión de los caciques Bohechío y Anacaona, quienes acordaron tributar a la Corona española, no en oro —del que dijeron carecer— sino en algodón, cáñamo y casabe.
Para ese momento, Bartolomé ostentaba el cargo de Adelantado y gobernaba en ausencia de su hermano Cristóbal, quien había zarpado a España el 10 de marzo de ese mismo año, llevándose consigo a un grupo de colonos insatisfechos y al cacique Caonabo con sus familiares, como botín y prueba del dominio español.
La ciudad que renacería tras la tormenta fue mucho más que un bastión militar. Santo Domingo de Guzmán se convirtió en la Primera Capital de América, núcleo de expansión cultural y religiosa en todo el continente. Su arquitectura, aún en pie, es testimonio de aquella época fundacional.
Entre sus joyas coloniales destacan:
- El Alcázar de Colón, residencia oficial de Diego Colón, levantado en 1510.
- La Catedral Primada de América, iniciada probablemente en 1521 y consagrada en 1546 por el Papa Paulo III.
- La Torre del Homenaje, iniciada en 1503 por Nicolás de Ovando, símbolo de poder y vigilancia.
- El Imperial Convento de Santo Domingo, donde nació la Universidad de Santo Tomás de Aquino, cuna de la educación superior en América.
- Y la Iglesia de San Nicolás, primer templo de piedra del continente, construido entre 1506 y 1508.
Santo Domingo no solo fue la primera en fundarse. Fue la primera en renacer. Y en su historia de reconstrucción y resistencia se esconde también el alma de toda una región. Hoy, más de 500 años después, la ciudad sigue contando su historia a través de sus piedras, sus calles, y el eco de aquellos que la soñaron.
Fuente: Historia Dominican En Gráficas
