Autor: Enrique Sánchez Costa
Autores. En los últimos años, la investigación educativa ha entrado en una fase de traducción masiva de datos en crudo a saberes útiles para docentes, estudiantes y responsables de políticas. Un ejemplo destacado es Open Syllabus, proyecto que analizó 27 millones de programas de asignatura y ofreció un mapa detallado de qué autores y corrientes dominan las guías docentes de las universidades estadounidenses en humanidades y ciencias sociales. A continuación, presento una lectura estructurada de estos hallazgos, sus tendencias y una reflexión crítica sobre su significado para la enseñanza y la formación cívica en el siglo XXI.
Los autores que más se citan
- Los 20 autores más citados, en este orden, incluyen a Foucault, Shakespeare, Marx, Giddens, Butler, Platón, Said, Barthes, Kant, Bourdieu, Freud, Weber, Bauman, David Harvey, Stuart Hall, Virginia Woolf, Locke, Amartya Sen, John Stuart Mill y Aristóteles.
- Entre los 60 más citados, se observa una dominancia de la Edad Contemporánea (51 autores), con solo dos referentes de la Edad Antigua (Platón y Aristóteles) y siete de la Edad Moderna (Shakespeare, Kant, Locke, Rousseau, Maquiavelo, Hume y Descartes).
Qué disciplina representa el peso mayor
- La filosofía se mantiene como la disciplina más representada dentro de las humanidades y las ciencias sociales, con una notable concentración de voces asociadas al marxismo y a la teoría crítica (o influidas por ellas).
- Filósofos destacados en este conjunto: Marx, Benjamin, Adorno, Fanon, bell hooks, Freire, Butler, Said, Foucault y Derrida.
- En sociología, emergen Bourdieu, David Harvey, Stuart Hall, Bauman, Manuel Castells, Raymond Williams y George Ritzer.
Lecturas que componen el canon
- Hay un canon anglófono occidental que agrupa a Shakespeare, Dickens, Eliot, Faulkner, Joyce y Hemingway.
- Otras tradiciones se hacen presentes a través de autores que abordan la ética y lo monstruoso (Mary Shelley y Conrad), la experiencia afroamericana (Frederick Douglass y Toni Morrison), la alienación (Kafka), la mujer y el feminismo (Virginia Woolf) y totalitarismo (Orwell).
- En conjunto, la lista señala un foco claro en estudios que cuestionan estructuras de poder, exploran identidad y subjetividad, y abordan modernidad y globalización, con especial énfasis en estudios de género y sexualidad, enfoques poscoloniales y decoloniales, y ecocrítica, que hoy conforman una parte central del nuevo canon.
Lectura crítica y diálogo entre pasado y presente
- En la exposición de los datos, emerge una tensión entre la veneración por ciertos clásicos y la vigilancia crítica de enfoques modernos. Es decir, la academia oscila entre valoraciones del pasado y cuestionamientos de su relevancia para comprender el presente.
- Surgen dos posturas problemáticas: una que defiende una educación centrada en los clásicos sin conectar con corrientes críticas actuales, y otra que privilegia exclusivamente a autores contemporáneos críticos, desvinculando obras canónicas. Ambas posiciones pueden resultar reductoras si no se integran en un modelo de educación que dialoga entre pasado y presente.
Una propuesta pedagógica para humanidades y ciencias sociales
- Reivindico una visión que permita entender la historia con apertura crítica, pero también con capacidad de admiración por las mejores obras del pasado.
- Se propone integrar lecturas contemporáneas no como dogmas interpretativos, sino como contrapesos dialécticos que enriquezcan la mirada del estudiante.
- El objetivo es formar humanidades y ciencias sociales que enseñen a comprender el mundo sin perder el contacto con la experiencia humana en su diversidad, complejidad y belleza.
Implicaciones para docentes y comunidades educativas
- La predominancia de la teoría crítica y del enfoque en estructuras de poder invita a diseñar currículos que incluyan debates sobre identidad, globalización, género y colonialidad, sin dejar de lado la tradición filosófica y literaria que ha nutrido a la disciplina.
- Es crucial promover espacios de aprendizaje que combinen lectura de textos fundamentales con análisis contemporáneos, proyectos de investigación y praxis cívica, para evitar una lectura exclusivamente política de las humanidades y las ciencias sociales.
- La educación debe ser, en última instancia, un terreno para entender, cuestionar y admirar: comprender las ideas que han configurado el mundo y acoger nuevas perspectivas que puedan enriquecerlo.
El análisis que ofrece Open Syllabus, y su interpretación por voces como la aquí citada, sugiere que las humanidades y las ciencias sociales contemporáneas giran en torno a un debate sobre poder, identidad y modernidad, con un sesgo notable hacia la teoría crítica y las corrientes afines. Esto no debe verse como una condena del pasado, sino como una invitación a construir una educación que estudie críticamente, pero que también se nutra de la riqueza de las obras clásicas y de las perspectivas contemporáneas que, juntas, permiten comprender mejor la experiencia humana en su pluralidad.
Notas del autor
Este artículo sintetiza hallazgos y reflexiones sobre la base de las conclusiones presentadas por Open Syllabus y se acompaña de una reflexión personal sobre la necesidad de no perder de vista el valor educativo de la tradición frente a las dinámicas críticas contemporáneas. Enrique Sánchez Costa


