Emilio Prud’Homme. Detrás de cada himno nacional hay una historia. Y detrás del nuestro, hay un maestro que escribió con el alma lo que muchos sentían, pero pocos sabían decir. Hoy recordamos a Emilio Prud’Homme, no solo como el autor de las letras del Himno Nacional, sino como un hombre que vivió con la convicción de que educar es también una forma de luchar por la libertad.
Nació en 1856, en una República Dominicana aún frágil, marcada por guerras, ocupaciones e incertidumbre. Pero él eligió construir, no desde las armas, sino desde las palabras. Creía en la fuerza de las ideas, en la belleza del idioma, y sobre todo, en el poder transformador de la educación.
No enseñaba para que sus alumnos memorizaran fechas, sino para que entendieran quiénes eran, de dónde venían y por qué valía la pena defender esa identidad. Hablaba de dignidad, de justicia, de compromiso. En tiempos en que la educación era privilegio de pocos, él la trataba como un derecho y un deber colectivo.
Sus versos, los que hoy cantamos de pie y con la mano en el corazón, no son solo poesía. Son una advertencia, una esperanza y un llamado:
“Ningún pueblo ser libre merece
si es esclavo, indolente y servil…”
Con esas palabras nos pide más que cantar. Nos invita a pensar, a no bajar la cabeza, a no ceder ante la indiferencia.
Emilio Prud’Homme partió un día como hoy, un 21 de julio de 1932, pero su voz sigue viva. No en monumentos ni solo en libros, sino en cada joven que se atreve a pensar con libertad. En cada docente que apuesta por enseñar con pasión, incluso cuando faltan recursos. En cada dominicano que, desde lo que hace, intenta aportar con honestidad y compromiso.
Recordarlo no es solo cumplir con una fecha. Es volver a mirarnos como país y preguntarnos qué estamos haciendo con lo que él defendió: la dignidad, la educación, la patria. Su vida nos recuerda que enseñar, educar y escribir también son actos de valentía. También son formas de construir nación.
