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Vacaciones escolares: más tiempo en casa, más exposición a las redes… y a la ansiedad

Una mirada a los riesgos emocionales que enfrentan niños y adolescentes que pasan las vacaciones escolares o verano sin acompañamiento ni recursos suficientes

Cuando suenan las últimas campanas del año escolar, muchos niños y adolescentes sienten una mezcla de alivio y entusiasmo. Las vacaciones escolares llegan como una promesa de descanso, tiempo libre y libertad. Pero esta promesa no se cumple por igual para todos.

En los hogares más vulnerables, donde no hay posibilidad de pagar campamentos de verano, talleres artísticos o excursiones, las vacaciones se convierten en largas jornadas de encierro, muchas veces sin la supervisión de adultos y con una constante exposición a redes sociales.

Vacaciones escolares frente a la pantalla

En ausencia de actividades estructuradas y con los padres trabajando fuera de casa, los dispositivos móviles se convierten en los principales acompañantes. Plataformas como TikTok, Instagram o YouTube ofrecen entretenimiento instantáneo, pero también presentan modelos inalcanzables de belleza, éxito y felicidad que impactan la autoestima de niños y adolescentes.

Para quienes enfrentan carencias económicas, ver a otros disfrutar viajes, ropa nueva o fiestas puede ser especialmente doloroso. Esta comparación constante alimenta sentimientos de inferioridad, tristeza o exclusión. A esto se suma la posibilidad de toparse con contenidos violentos, inapropiados o que incitan a conductas de riesgo.

El silencio de la ansiedad

En este contexto, es común que aparezcan síntomas emocionales difíciles de identificar: irritabilidad, apatía, trastornos del sueño, aislamiento o pérdida de apetito. Muchos padres no logran asociar estos cambios con la sobreexposición digital o la falta de interacción saludable durante el verano.

Además, el estigma social en torno a la salud mental infantil puede dificultar que estos malestares sean reconocidos o tratados a tiempo.

¿Qué se puede hacer?

Desde Plan LEA, ofrecemos algunas recomendaciones sencillas y accesibles para apoyar a niños y adolescentes durante las vacaciones:

  • Organizar rutinas: Aunque no se trate de un horario rígido, tener ciertas actividades previstas cada día ayuda a dar estructura y propósito al tiempo libre.
  • Incluir tareas creativas o domésticas: Cocinar juntos, cuidar plantas o dibujar pueden ser pequeñas acciones que despiertan el interés y fortalecen vínculos.
  • Fomentar la lectura: Las bibliotecas escolares y comunitarias ofrecen libros para préstamo gratuito. Una historia puede ser la mejor compañera de verano.
  • Promover el juego al aire libre: Cuando sea posible, es clave que los niños tengan momentos de sol, ejercicio y juego sin pantallas.
  • Hablar de lo que sienten: Escuchar sin juzgar y abrir espacios para hablar sobre emociones puede prevenir o detectar a tiempo señales de alerta.

Una responsabilidad compartida

El bienestar emocional no toma vacaciones. El verano debe ser un tiempo para crecer en libertad, no una antesala del aislamiento emocional. Cuidar la salud mental de nuestros niños y adolescentes también es construir una sociedad más justa, más empática y más humana.

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Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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