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¿Quién fue Francisco Pizarro, el conquistador del Imperio inca?

A la tercera fue la vencida. La expedición que Francisco Pizarro lideró en 1532 consiguió conquistar el Imperio inca comandado por Atahualpa. El de Trujillo acabó traicionado por sus propios compatriotas en 1541.

Francisco Pizarro, nacido en Trujillo en 1476, es una figura clave en la historia de la conquista del Imperio inca y la expansión española en América Latina. Desde sus humildes inicios, Pizarro se destacó por su ambición y habilidad estratégica, lo que lo llevó a participar en expediciones que transformaron la región. Su alianza con Diego de Almagro y Hernando de Luque fue crucial para la planificación de la conquista del Imperio inca, a pesar de los fracasos iniciales.

Esta es la vida de Francisco Pizarro, el conquistador del Imperio inca (Javier Diéguez Suárez).

La captura del emperador inca Atahualpa en Cajamarca en 1532 marcó un punto de inflexión, facilitando la caída del imperio. Pizarro fundó Lima en 1535, consolidando el dominio español en Perú. Sin embargo, su legado también está marcado por la violencia y el conflicto, culminando en su asesinato en 1541 por seguidores de su rival, Diego de Almagro. A pesar de su trágico final, Pizarro dejó una huella indeleble en la historia del Perú y de América Latina, simbolizando tanto la ambición como las complejidades de la conquista.

Contexto histórico de los descubrimientos españoles en el Nuevo Mundo

La llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 marcó el inicio de una era de exploraciones y conquistas que transformaron el mundo conocido. Los descubrimientos españoles abrieron nuevas rutas y territorios, permitiendo el intercambio de culturas, bienes y conocimientos. En este contexto, figuras como Hernán Cortés y Francisco Pizarro se destacaron por sus audaces campañas militares que expandieron el dominio español en el continente. La sed de oro y gloria impulsó a muchos a cruzar el Atlántico, enfrentándose a lo desconocido con valentía y determinación.

El descubrimiento del Nuevo Mundo no solo fue un evento geográfico, sino también un fenómeno cultural y social. Las crónicas de los conquistadores, llenas de relatos de ciudades doradas y civilizaciones avanzadas, capturaron la imaginación de Europa. Este periodo también estuvo marcado por el encuentro y conflicto entre culturas, donde las civilizaciones indígenas, como los aztecas y los incas, se enfrentaron a la llegada de los europeos. La mezcla de mitos, leyendas y realidades formó parte del legado de esta época, influyendo en la percepción europea de América.

En este contexto, Francisco Pizarro emergió como un líder decidido a dejar su huella. Su conocimiento de las culturas indígenas y su habilidad para forjar alianzas con otros conquistadores fueron esenciales para su éxito. Las expediciones españolas, aunque motivadas por el deseo de riqueza, también se vieron impulsadas por la curiosidad y el ansia de descubrir lo desconocido. Este espíritu de aventura y conquista definió el carácter de Pizarro y de su tiempo, transformando para siempre el mapa del mundo.

Inicios y formación de Francisco Pizarro

Infancia en Trujillo: sueños de exploración

Francisco Pizarro nació en la ciudad de Trujillo, Extremadura, en 1476. Desde joven, mostró un espíritu inquieto y aventurero, influenciado por las historias de exploración que circulaban en su entorno. La ciudad de Trujillo, con su rica historia y tradición militar, fue el lugar perfecto para que un joven soñador como Pizarro se inspirara en las hazañas de los héroes del pasado. Las calles empedradas y las murallas de la ciudad fueron testigos de sus juegos infantiles, donde imaginaba batallas y exploraciones más allá del horizonte.

La infancia de Pizarro estuvo marcada por la pobreza y la falta de educación formal, lo que no le impidió desarrollar una aguda inteligencia y un instinto de supervivencia que le serían útiles en sus futuras empresas. A menudo se le podía ver jugando en la Plaza Mayor, observando a los comerciantes y soñando con aventuras en tierras lejanas. Estos primeros años en Trujillo fueron cruciales para forjar su carácter decidido y ambicioso, un rasgo que lo acompañaría durante toda su vida.

El entorno rural de Trujillo también contribuyó a su formación, enseñándole habilidades prácticas y un profundo conocimiento de la naturaleza. Estas habilidades serían vitales en sus futuras expediciones, permitiéndole adaptarse a los desafíos del Nuevo Mundo. La combinación de su espíritu indomable y su deseo de superación personal sentó las bases para su posterior éxito como conquistador. Trujillo, con su mezcla de historia y leyenda, fue el lugar donde nacieron los sueños de Francisco Pizarro.

Pizarro
Pizarro demostró su lealtad y valor, enfrentándose a numerosos desafíos y peligros.

Primeras experiencias y ascenso en el Nuevo Mundo

Rumbo al Nuevo Mundo y primeras batallas

Impulsado por las noticias de las riquezas del Nuevo Mundo, Francisco Pizarro decidió abandonar su vida en Trujillo y embarcarse hacia América. En 1502, se unió a la expedición de Nicolás de Ovando, gobernador de La Española, marcando el inicio de su carrera en el Nuevo Mundo. Este viaje fue su primer contacto con las tierras recién descubiertas, donde comenzó su aprendizaje en el arte de la guerra y la diplomacia en un entorno completamente nuevo y desafiante.

Durante sus primeros años en América, Pizarro participó en diversas expediciones y campañas militares, enfrentándose a la resistencia de las poblaciones indígenas. Estas experiencias le proporcionaron un valioso conocimiento sobre las tácticas de combate y la organización de las fuerzas nativas, lo que le permitió desarrollar estrategias efectivas para futuras conquistas. Su valentía y habilidad en el campo de batalla le ganaron el respeto de sus compañeros y superiores, allanando el camino para su ascenso en el mundo de los conquistadores.

A medida que ganaba experiencia y reputación, Pizarro comenzó a soñar con empresas más grandes. Su ambición no tenía límites, y su deseo de gloria y riqueza lo llevó a participar en expediciones cada vez más peligrosas. Estos primeros años fueron fundamentales para su desarrollo como líder y estratega, sentando las bases para sus futuras conquistas en el continente sudamericano. La combinación de su audacia y su capacidad para adaptarse a nuevas situaciones lo convirtió en una figura clave en la historia de la conquista del Nuevo Mundo.

Lugarteniente de Vasco Núñez de Balboa

El destino de Francisco Pizarro cambió significativamente cuando se unió a Vasco Núñez de Balboa en la exploración del istmo de Panamá. Balboa, un líder carismático y visionario, reconoció el potencial de Pizarro y lo nombró su lugarteniente. Juntos, emprendieron la expedición que culminaría con el descubrimiento del océano Pacífico en 1513, un logro que consolidó la posición de Pizarro como uno de los principales exploradores de su tiempo.

Francisco Pizarro a caballo por Daniel Hernández Morillo.
Francisco Pizarro a caballo por Daniel Hernández Morillo.

Durante esta expedición, Pizarro demostró su lealtad y valor, enfrentándose a numerosos desafíos y peligros. Su capacidad para liderar a sus hombres y mantener la moral alta en condiciones adversas fue crucial para el éxito de la misión. La relación con Balboa no solo le proporcionó experiencia y prestigio, sino que también le enseñó la importancia de la diplomacia y la negociación con las poblaciones indígenas, habilidades que serían vitales en sus futuras empresas.

El descubrimiento del océano Pacífico fue un hito en la historia de la exploración europea y un momento decisivo en la carrera de Pizarro. Este logro le abrió nuevas oportunidades y consolidó su reputación como un líder capaz y audaz. La colaboración con Balboa fue una etapa crucial en su desarrollo personal y profesional, preparándolo para los desafíos aún mayores que enfrentaría en su búsqueda por conquistar el Imperio inca. La experiencia adquirida junto a Balboa fue fundamental para su éxito posterior en el Nuevo Mundo.

Traición a Balboa y ascenso en Panamá

A pesar de su estrecha colaboración con Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro se vio envuelto en una traición que cambiaría el curso de su vida. En 1519, bajo las órdenes del gobernador Pedrarias Dávila, Pizarro arrestó a Balboa, quien fue posteriormente ejecutado. Este acto, aunque controvertido, le valió el favor de Pedrarias y le permitió ascender en la jerarquía del poder en Panamá, consolidando su posición como una figura influyente en la región.

El ascenso de Pizarro en Panamá le brindó nuevas oportunidades para explorar y conquistar territorios. Aprovechó su posición para establecer contactos y alianzas que serían cruciales en sus futuras expediciones. Durante este periodo, Pizarro comenzó a planear la conquista del mítico reino de Birú, del que había oído hablar en sus exploraciones previas. Su ambición y determinación lo llevaron a formar una sociedad con Diego de Almagro y Hernando de Luque, con el objetivo de conquistar el Imperio inca.

La traición a Balboa y su ascenso en Panamá marcaron un punto de inflexión en la vida de Pizarro. Aunque su lealtad fue cuestionada, su habilidad para maniobrar políticamente y su capacidad para aprovechar las oportunidades lo posicionaron como uno de los líderes más prometedores de su tiempo. Este periodo de su vida fue clave para el desarrollo de sus planes de conquista, sentando las bases para su futura expedición al corazón del Imperio inca. La combinación de ambición, estrategia y oportunidad definió esta etapa crucial en la vida de Francisco Pizarro.

26 de junio: El conquistador Francisco Pizarro es asesinado
Pizarro comprendió que el éxito de su empresa dependía de una cuidadosa preparación y de la formación de alianzas estratégicas.

Planificación de la conquista del Imperio inca

Interés por el reino de Birú

El interés de Francisco Pizarro por el reino de Birú, conocido posteriormente como Perú, surgió de las historias de inmensas riquezas y civilizaciones avanzadas que circulaban entre los exploradores en Panamá. La posibilidad de conquistar un imperio tan vasto y rico capturó la imaginación de Pizarro, quien veía en esta empresa la oportunidad de alcanzar la gloria y la fortuna que tanto anhelaba. Su determinación por explorar y conquistar estas tierras se convirtió en su principal objetivo, impulsándolo a planificar meticulosamente su expedición.

Pizarro comprendió que el éxito de su empresa dependía de una cuidadosa preparación y de la formación de alianzas estratégicas. Sabía que necesitaba recursos, hombres y apoyo político para llevar a cabo su ambicioso plan. Con este objetivo en mente, comenzó a reclutar a personas influyentes y experimentadas que pudieran ayudarle en su misión. La búsqueda de información sobre el Imperio inca y sus debilidades se convirtió en una prioridad, lo que le permitió desarrollar una estrategia más efectiva para su conquista.

El interés de Pizarro por el reino de Birú no solo estaba motivado por la promesa de riquezas, sino también por el deseo de dejar un legado duradero. La conquista de un imperio tan poderoso sería un logro sin precedentes, consolidando su lugar en la historia como uno de los grandes conquistadores de su tiempo. Este sueño de grandeza y aventura fue el motor que impulsó a Pizarro a enfrentar los desafíos y peligros que le aguardaban en su camino hacia el corazón del Imperio inca.

Formación de una sociedad con Diego de Almagro y Hernando de Luque

Para llevar a cabo la conquista del Imperio inca, Francisco Pizarro formó una sociedad con Diego de Almagro y Hernando de Luque, dos figuras influyentes que compartían su ambición y visión. Esta alianza, conocida como la «Compañía del Levante», fue fundamental para reunir los recursos necesarios para la expedición. Cada uno de los socios aportó su experiencia, habilidades y contactos, creando un equipo sólido y decidido a enfrentar los desafíos que les esperaban en el Nuevo Mundo.

Diego de Almagro, un experimentado soldado y explorador, se encargó de la logística y el suministro de provisiones, asegurando que la expedición estuviera bien equipada para enfrentar las adversidades. Hernando de Luque, un clérigo con conexiones en la corte española, desempeñó un papel crucial en obtener el apoyo político y financiero necesario para la empresa. Juntos, los tres socios establecieron un plan detallado para la conquista del Perú, basándose en la información recopilada sobre el Imperio inca.

La formación de esta sociedad fue un paso decisivo en la carrera de Pizarro, permitiéndole avanzar con su ambicioso plan de conquista. La combinación de recursos, experiencia y contactos de los tres socios les dio una ventaja significativa en su empresa. Sin embargo, las tensiones y rivalidades entre ellos también sembraron las semillas de futuros conflictos, que afectarían el curso de la expedición y sus relaciones personales. A pesar de estos desafíos, la alianza entre Pizarro, Almagro y Luque fue esencial para el éxito inicial de su empresa en el Nuevo Mundo.

Primeros viajes exploratorios y fracasos

Los primeros intentos de Francisco Pizarro por conquistar el Imperio inca estuvieron marcados por dificultades y fracasos. En 1524, partió en su primera expedición hacia el sur desde Panamá, enfrentándose a condiciones adversas y a la resistencia de las poblaciones indígenas. La falta de recursos y la hostilidad del entorno obligaron a Pizarro a regresar a Panamá sin haber logrado su objetivo, lo que supuso un duro revés para sus ambiciones.

A pesar de este fracaso inicial, Pizarro no se desanimó y organizó una segunda expedición en 1526, esta vez con un mayor conocimiento de la región y mejor preparación. Sin embargo, las dificultades persistieron, y la expedición se vio nuevamente obstaculizada por enfermedades y conflictos internos. La resistencia indígena continuó siendo un desafío significativo, poniendo a prueba la determinación de Pizarro y sus hombres. A pesar de estos contratiempos, la expedición logró obtener información valiosa sobre el Imperio inca y sus riquezas, lo que avivó aún más el deseo de Pizarro de conquistar estas tierras.

Los fracasos de estas primeras expediciones no hicieron más que reforzar la determinación de Pizarro. Aprendió de sus errores y ajustó sus estrategias, preparándose para un tercer intento que sería decisivo. La experiencia adquirida en estos viajes iniciales fue crucial para su éxito posterior, permitiéndole planificar con mayor precisión y eficacia su siguiente expedición. Los desafíos enfrentados y superados durante estos años formaron el carácter de Pizarro, consolidándolo como un líder resiliente y decidido a alcanzar sus objetivos.

La captura del emperador fue un golpe devastador para los incas, que quedaron desorientados y sin liderazgo.

Los «Trece de la fama» y su lealtad a Pizarro

En el transcurso de sus expediciones, Francisco Pizarro se enfrentó a situaciones críticas que pusieron a prueba la lealtad de sus hombres. Uno de los momentos más destacados fue cuando, en la isla del Gallo, se encontró aislado con un grupo reducido de soldados, conocidos como los «Trece de la fama». Estos valientes hombres decidieron permanecer al lado de Pizarro, a pesar de las adversidades y la incertidumbre, demostrando una lealtad inquebrantable que se convertiría en una leyenda.

La decisión de los «Trece de la fama» de seguir a Pizarro fue un acto de fe y confianza en su liderazgo y visión. Su lealtad y compromiso fueron fundamentales para mantener viva la expedición y continuar con el plan de conquistar el Imperio inca. Estos hombres compartieron las penurias y los peligros de la aventura, forjando un vínculo indisoluble que los unió en su búsqueda de gloria y riqueza. Su valentía y determinación inspiraron a Pizarro a seguir adelante, a pesar de las dificultades.

La historia de los «Trece de la fama» es un testimonio del liderazgo de Pizarro y su capacidad para inspirar a sus hombres en los momentos más oscuros. Su lealtad y sacrificio fueron recompensados cuando, finalmente, lograron alcanzar el objetivo de conquistar el Imperio inca. Estos hombres se convirtieron en héroes legendarios, y su historia es un recordatorio del poder de la determinación y la unidad en la consecución de metas aparentemente imposibles. La lealtad de los «Trece de la fama» fue un factor clave en el éxito de Pizarro y su legado en la historia de la conquista del Nuevo Mundo.

Conquista del Imperio inca

La emboscada en Cajamarca

La conquista del Imperio inca por Francisco Pizarro alcanzó su punto culminante en la emboscada en Cajamarca, un evento que cambiaría el curso de la historia. En noviembre de 1532, Pizarro y sus hombres se encontraron con el emperador inca Atahualpa en la ciudad de Cajamarca. A pesar de estar en desventaja numérica, los españoles utilizaron la sorpresa y la estrategia para capturar al inca, un golpe decisivo que desestabilizó al imperio y facilitó su posterior conquista.

La emboscada en Cajamarca fue un ejemplo de la audacia y el ingenio de Pizarro. Aprovechó la confianza de Atahualpa y organizó un ataque sorpresa que tomó por sorpresa al ejército inca. La captura del emperador fue un golpe devastador para los incas, que quedaron desorientados y sin liderazgo. Este evento marcó el inicio del fin del Imperio inca, permitiendo a Pizarro y sus hombres avanzar en su conquista con relativa facilidad.

Incas
La captura de Atahualpa en Cajamarca fue un momento decisivo en la historia de la conquista del Nuevo Mundo.

La captura de Atahualpa en Cajamarca fue un momento decisivo en la historia de la conquista del Nuevo Mundo. La habilidad de Pizarro para planificar y ejecutar la emboscada demostró su capacidad como estratega y líder militar. Este evento no solo consolidó su posición como conquistador, sino que también tuvo un impacto duradero en la historia de América Latina, transformando la estructura política y social de la región. La emboscada en Cajamarca es un testimonio del poder de la estrategia y la determinación en la consecución de objetivos aparentemente inalcanzables.

Captura de Atahualpa y su muerte

La captura de Atahualpa en Cajamarca fue un evento crucial en la conquista del Imperio inca por Francisco Pizarro. Tras ser capturado, Atahualpa intentó negociar su libertad ofreciendo un cuantioso rescate en oro y plata, una oferta que Pizarro aceptó inicialmente. Sin embargo, a pesar de cumplir con su parte del trato, el emperador inca fue ejecutado en 1533, un acto que aseguró el control español sobre el imperio y selló el destino del pueblo inca.

La ejecución de Atahualpa fue un momento controvertido en la historia de la conquista. Aunque algunos de los hombres de Pizarro se opusieron a la decisión, el temor a una posible rebelión inca y la presión de los intereses políticos y económicos prevalecieron. La muerte de Atahualpa dejó al Imperio inca sin un líder fuerte, debilitando su capacidad para resistir la invasión española. Este evento fue un punto de inflexión en la conquista del Perú, permitiendo a Pizarro avanzar en su dominio de la región.

La captura y muerte de Atahualpa tuvieron un impacto profundo en la historia del Imperio inca y en la vida de Francisco Pizarro. Aunque su ejecución fue un acto pragmático desde el punto de vista de la conquista, también dejó una sombra sobre el legado de Pizarro. La caída del Imperio inca marcó el comienzo de una nueva era en América Latina, caracterizada por la colonización española y la transformación cultural y social de la región. La captura de Atahualpa fue un evento clave en este proceso, consolidando el poder de Pizarro y cambiando el curso de la historia.

Fundación de Lima y otras ciudades en Perú

Tras asegurar el control sobre el Imperio inca, Francisco Pizarro se dedicó a consolidar su dominio en la región mediante la fundación de nuevas ciudades. En 1535, estableció la Ciudad de los Reyes, hoy conocida como Lima, que se convertiría en la capital del Virreinato del Perú y en un importante centro político y cultural en América del Sur. La elección de la ubicación de Lima fue estratégica, aprovechando su proximidad al mar y su acceso a los recursos del interior.

La fundación de Lima fue un logro significativo en la carrera de Pizarro, simbolizando el establecimiento del poder español en el Perú. La ciudad se desarrolló rápidamente, atrayendo a colonos y comerciantes que buscaban aprovechar las oportunidades económicas de la región. Lima se convirtió en un centro de intercambio cultural y comercial, desempeñando un papel crucial en la administración y control del territorio conquistado. La visión de Pizarro para la ciudad fue clave para su éxito y crecimiento.

Conquistadores
La llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 marcó el inicio de una era de exploraciones y conquistas que transformaron el mundo conocido.

Además de Lima, Pizarro fundó otras ciudades en el Perú, como Trujillo y Cuzco, consolidando aún más el dominio español en la región. Estas fundaciones no solo facilitaron la administración del territorio, sino que también promovieron la integración y el mestizaje entre las culturas indígenas y europeas. La creación de estas ciudades fue un paso fundamental en la transformación del Perú en una colonia española, sentando las bases para el desarrollo del país en los siglos venideros. La fundación de Lima y otras ciudades es un testimonio del legado duradero de Pizarro en la historia del Perú.

Legado y muerte de Francisco Pizarro

Impacto de su ambición en la historia del Perú

La ambición de Francisco Pizarro dejó una profunda huella en la historia del Perú y en el desarrollo de América Latina. Su conquista del Imperio inca transformó la estructura política, social y económica de la región, estableciendo un nuevo orden bajo el dominio español. La introducción de nuevas instituciones, prácticas culturales y económicas cambió para siempre la vida de las poblaciones indígenas, dando lugar a una sociedad mestiza que perdura hasta hoy.

Conquistadores. Hazañas que cambiaron el mundo
La ambición de Francisco Pizarro dejó una profunda huella en la historia del Perú y en el desarrollo de América Latina.

El legado de Pizarro se refleja en la transformación del Perú en un importante centro del poder colonial español. Su papel en la fundación de ciudades como Lima y Cuzco consolidó el dominio español y facilitó la administración del vasto territorio conquistado. Estas ciudades se convirtieron en centros de intercambio cultural y económico, promoviendo el mestizaje y la integración de las culturas europeas e indígenas. La visión de Pizarro para el Perú fue clave en la configuración del país y su desarrollo posterior.

Sin embargo, el legado de Pizarro también está marcado por la violencia y el conflicto. La conquista del Imperio inca fue un proceso brutal que tuvo un impacto devastador en las poblaciones indígenas. La ambición de Pizarro por el poder y la riqueza llevó a la destrucción de una de las civilizaciones más avanzadas de América, dejando un legado de sufrimiento y resistencia. A pesar de estos aspectos negativos, su impacto en la historia del Perú es innegable, y su figura sigue siendo objeto de debate y reflexión en la actualidad.

Asesinato de Pizarro y consecuencias

El 26 de junio de 1541, Francisco Pizarro fue asesinado en Lima por un grupo de seguidores de Diego de Almagro, su antiguo socio y rival. Este trágico evento fue el resultado de las tensiones y rivalidades que surgieron entre los conquistadores tras la conquista del Imperio inca. La muerte de Pizarro marcó el fin de una era en la historia del Perú y tuvo importantes consecuencias para el futuro del territorio y su administración.

El asesinato de Pizarro desencadenó una serie de conflictos internos entre los conquistadores, conocidos como las guerras civiles entre los pizarristas y almagristas. Estas luchas por el poder y el control del territorio debilitaron la autoridad española en la región, creando un clima de inestabilidad y desconfianza. La muerte de Pizarro dejó un vacío de liderazgo que fue difícil de llenar, afectando la administración y el desarrollo del Perú en los años siguientes.

A pesar de su trágico final, el legado de Francisco Pizarro perdura en la historia del Perú y de América Latina. Su ambición y determinación transformaron el continente, dejando una marca indeleble en la cultura y la sociedad de la región. El impacto de su vida y sus acciones sigue siendo objeto de estudio y debate, reflejando la complejidad y las contradicciones de la conquista del Nuevo Mundo. La muerte de Pizarro fue un evento significativo en la historia de la colonización española, simbolizando el fin de una era y el comienzo de nuevos desafíos para el Perú.

Fuente: https://www.muyinteresante.com/

Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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