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¿Cuál es la mejor forma de disciplinar a un hijo?

Disciplinar a un hijo. La Academia Americana de Pediatría (AAP) brinda una guía detallada para promover prácticas positivas de disciplina que favorezcan el autocontrol de los niños y su desarrollo integral. En lugar de centrarse en el castigo, la AAP destaca la importancia de enseñar conductas adecuadas, subrayando que el objetivo es fomentar el buen comportamiento a través de métodos constructivos.

Entre las recomendaciones más importantes, se incluyen:

Enseñar con ejemplos claros: Es esencial que los padres muestren y expliquen la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto mediante acciones calmadas y explicaciones claras, sirviendo como modelos de conducta.

¿Cuál es la mejor firma de disciplinar a mi hijo?. Foto: Pixabay

Establecer límites firmes: Los niños deben tener reglas claras y consistentes que puedan comprender y seguir. Estas reglas deben explicarse de manera adecuada para su edad, proporcionando un marco seguro y predecible.

Establecer consecuencias: Es crucial comunicar de forma calmada pero firme las consecuencias de un comportamiento inapropiado, aplicándolas inmediatamente para que el niño asocie su acción con la respuesta correspondiente.

Escuchar con atención: Es importante dar espacio al niño para que exprese sus sentimientos o puntos de vista antes de intervenir. Esto no solo valida sus emociones, sino que también fortalece su capacidad para resolver conflictos de manera autónoma.

Prestar atención al comportamiento positivo: Fomentar los buenos hábitos y reforzarlos mediante reconocimiento es vital para que el niño se sienta motivado a repetir esas conductas. La atención activa hacia el comportamiento adecuado ayuda a guiar al niño hacia la dirección correcta.

Elogiar los logros: Reconocer y celebrar los aciertos y esfuerzos de los niños refuerza su autoestima y los motiva a seguir mejorando.

Ignorar el mal comportamiento cuando sea necesario: En algunos casos, hacer caso omiso de ciertos comportamientos inapropiados puede ser una estrategia eficaz para evitar que se repitan, especialmente si no representan una amenaza inmediata.

Preparación ante situaciones desafiantes: Los padres deben anticipar posibles dificultades y preparar al niño para afrontarlas de manera positiva, ayudándolo a manejar frustraciones de forma saludable.

Reorientar cuando sea necesario: Si el niño se comporta mal por aburrimiento o falta de estímulos, ofrecerle una actividad alternativa puede redirigir su atención y energía de manera más constructiva.

Pausas obligadas: Si un niño no cumple con las reglas, una breve interrupción de la situación puede ayudarle a reflexionar y calmarse antes de reanudar la actividad.

La AAP también destaca los peligros del castigo físico y verbal, advirtiendo que estas prácticas son ineficaces y pueden tener efectos dañinos a largo plazo en la salud mental y física del niño. Las razones incluyen:

El castigo físico no enseña autocontrol: Más que fomentar la responsabilidad, el castigo físico aumenta la agresividad y puede generar una espiral de ira y resentimiento.

Las consecuencias del castigo físico son duraderas: Este tipo de disciplina puede tener efectos negativos en el cerebro del niño, alterando su desarrollo neurológico y causando daño físico que perdura en el tiempo.

El abuso verbal también es perjudicial: Gritar o utilizar un lenguaje hiriente no solo daña emocionalmente al niño, sino que también puede derivar en problemas de comportamiento y afectar su bienestar mental.

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Fuente: https://www.msn.com/

Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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