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Las Vírgenes de Galindo: un episodio trágico en la memoria histórica dominicana

Las Vírgenes de Galindo. En las semanas posteriores a la anexión de la República Dominicana por parte de Haití, en febrero de 1822, ocurrió un hecho que dej­­ó una huella dolorosa en la historia colectiva del país: la masacre de las tres hermanas Andújar de Lara, conocidas desde entonces como las Vírgenes de Galindo. Este suceso, que tuvo lugar en el “Galindo Manor” —una hacienda situada fuera de las murallas de Santo Domingo— combina elementos de violencia, política y trauma social, y merece ser estudiado en las aulas por su valor educativo y su relevancia para comprender las complejas relaciones dominico-haitianas del siglo XIX.

Contexto histórico: la anexión haitiana (1822)

Tras el retiro de las tropas napoleónicas de Haití en 1803, el general haitiano Jean-Pierre Boyer dirigió, en 1822, la anexión de toda la isla de La Española. Este proceso implicó la incorporación forzosa de la parte oriental (antes colonia española) al Estado haitiano unificado. Durante esos primeros años de ocupación, se produjeron desplazamientos forzados, expropiaciones de tierras y tensiones políticas que afectaron tanto a las élites criollas como a las comunidades rurales.

Fue en este contexto de inseguridad y de fervor nacionalista que ocurrieron, a finales de 1822, los hechos sangrientos que marcarían para siempre a la familia Andújar de Lara.

La familia Andújar de Lara y el Galindo Manor

Los Andújar de Lara eran descendientes de canarios establecidos originalmente en Hincha (hoy territorio de Haití) tras las invasiones haitianas de principios del siglo XIX (1801 y 1805). Con la llegada de las tropas haitianas en 1822, se establecieron en las afueras de Santo Domingo, en una propiedad conocida como “Galindo Manor”. El cabeza de familia, Andrés Antonio Andújar de Soto, estaba emparentado con figuras políticas dominicanas de la época, entre ellas el presidente Buenaventura Báez y José de Guzmán y Meléndez.

Andrés Antonio enviudó antes de 1822, por lo que las tres hijas menores —Ana María Clemente Andújar de Lara, Marcela Andújar de Lara y Águeda Andújar de Lara—, de edades comprendidas entre 7 y 16 años, vivían con él en ese caserío.

El atro­cidad: violencia y sus dimensiones

Poco después del magnicidio de su padre, las tres hermanas fueron víctimas de una acción perpetrada por soldados haitianos: primero fueron asesinadas, y posteriormente hubo actos de violación y desmembramiento. Este episodio, documentado como una de las peores atrocidades de la ocupación, representa varias dimensiones de violencia en un contexto de guerra:

  1. Violencia de género y sexual: las niñas fueron sometidas a agresiones sexuales antes de ser asesinadas, lo que enfatiza la crueldad y la vulnerabilidad de las víctimas.
  2. Violencia étnico-cultural: la masacre alimentó resentimientos y alimentó narrativas nacionalistas que diferenciaban al “dominicano” del “haitiano”.
  3. Violencia simbólica: al atacar a hijas jóvenes de una familia prominente, se buscaba intimidar a la élite criolla que se oponía a la anexión.

En aquellos días de 1822, la noticia de la tragedia recorrió la ciudad amurallada y sus alrededores, generando un profundo impacto social.

Referencias literarias y culturales

A partir de finales del siglo XIX, varios escritores dominicanos retomaron el episodio de las Vírgenes de Galindo para explorar la memoria colectiva y el trauma nacional. Entre las obras más destacadas están:

  • Cosas Añejas (1891), de César Nicolás Penson, incluye un capítulo titulado “Las Vírgenes de Galindo” donde se recrean los horrores de la matanza y su repercusión en la sociedad de la época.
  • La Conspiración de los Alcarrizos (1940), de Max Henríquez Ureña, aborda el contexto político posterior, pero menciona la masacre como ejemplo de las tensiones dominico-haitianas.
  • Centinela de la Frontera (1962), de Joaquín Balaguer, retoma pasajes históricos para ofrecer una visión política de la ocupación y ensayar una narrativa de resistencia nacional.
  • Yania Tierra (1981), de Aída Cartagena Portalatín, presenta en un poema coral la idea de tierras que sufren, donde las Vírgenes de Galindo simbolizan la inocencia violentada durante la anexión.

Estas referencias no solo reconstruyen el suceso desde ángulos literarios, sino que permiten reflexionar sobre cómo la historia oficial ha incorporado —o silenciado— ciertos pasajes de violencia.

Valor educativo y sugerencias para el aula

Por qué estudiar las Vírgenes de Galindo en el nivel secundario:

  1. Comprender la complejidad de la ocupación haitiana: este episodio acerca a los estudiantes a la realidad de la anexión de 1822 y sus consecuencias en la sociedad dominicana.
  2. Reflexionar sobre la violencia de género en contextos de guerra: analizar cómo los conflictos armados afectan de manera particular a niñas y mujeres, un tema que conecta con la educación en valores y los derechos humanos.
  3. Desarrollar pensamiento crítico: al revisar diferentes fuentes (documentales, literarias y testimoniales), los jóvenes aprenden a contrastar perspectivas históricas y a identificar sesgos.
  4. Fomentar la empatía y el respeto a la memoria colectiva: reconocer la tragedia de tres niñas inocentes despierta la conciencia sobre la dignidad humana y la necesidad de prevenir la violencia.

Actividades sugeridas:

  • Análisis de texto literario: leer el capítulo de Penson y comparar con fragmentos de “Yania Tierra” para discutir diferencias de tono y propósito literario.
  • Debate histórico: organizar un foro sobre si el relato de las Vírgenes de Galindo ha sido suficientemente visibilizado en los libros de texto y en los documentos escolares.
  • Proyectos de arte y memoria: invitar a los estudiantes a crear murales, collages o líneas de tiempo dramatizadas que ilustren el contexto y las consecuencias sociales de la masacre.
  • Entrevistas imaginarias: pedir a los alumnos que escriban un diálogo ficticio entre una sobreviviente (o testigo) de la época y un historiador contemporáneo, para explorar la dimensión humana del acontecimiento.

El caso de las Vírgenes de Galindo no es un simple relato de violencia: es una ventana a las tensiones políticas, sociales y culturales que marcaron el inicio de la edad contemporánea en la Hispaniola. Su estudio en el aula trasciende la mera narración: exige contextualización, empatía y cuestionamiento. Al integrar este episodio en la enseñanza, los docentes ofrecen a los estudiantes herramientas para comprender la fragilidad de la soberanía, la complejidad de la relación dominico-haitiana y la importancia de proteger a las poblaciones vulnerables en tiempos de conflicto.

Referencias

  1. “Virgins of Galindo”, Wikipedia, consultado el 15 de abril de 2025. Wikipedia
  2. Penson, César Nicolás. Cosas Añejas, 1891.
  3. Ureña, Max Henríquez. La Conspiración de los Alcarrizos, 1940.
  4. Balaguer, Joaquín. Centinela de la Frontera, 1962.
  5. Portalatín, Aída Cartagena. Yania Tierra, 1981.
Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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