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La última semana de clases: importancia de un buen cierre escolar

Cierre escolar. El final del año escolar representa una etapa crucial en la experiencia educativa. Sin embargo, no todas las instituciones lo gestionan con la misma intención. Mientras algunas escuelas organizan una programación estructurada en la que cada docente realiza un cierre significativo con sus alumnos, otras presentan actividades sueltas que no cubren el horario completo, generando desorganización y desmotivación en los estudiantes.

Cuando se pierde el propósito

En muchas escuelas, la última semana de clases termina convirtiéndose en un tiempo muerto: estudiantes sin rumbo fijo, clases vacías, pasillos llenos de niños sin nada que hacer, y la percepción generalizada de que “ya no hay nada importante”. Este escenario, lejos de ser inofensivo, envía un mensaje confuso: que el cierre del ciclo no merece atención, ni reflexión, ni planificación.

El resultado es una desconexión emocional con el proceso educativo. Para los estudiantes, especialmente los más jóvenes, asistir a clases sin propósito puede traducirse en aburrimiento, pérdida de interés y una sensación de inutilidad. Para los docentes, puede ser una oportunidad desaprovechada para reforzar vínculos, hacer balances, o motivar para el próximo año.

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El cierre escolar como parte del aprendizaje

Un cierre bien planificado no es un lujo, es parte del proceso educativo. Permite a los estudiantes reflexionar sobre lo aprendido, reconocer su crecimiento, y cerrar emocionalmente un ciclo antes de comenzar otro. Además, brinda la posibilidad de despedirse del grupo, del maestro y del espacio escolar desde una experiencia positiva.

Las escuelas que organizan programas estructurados para la última semana —con talleres reflexivos, espacios de retroalimentación, actividades lúdicas con propósito y despedidas simbólicas— logran mantener la atención, el orden y el sentido de pertenencia hasta el último día.

Recomendaciones para un cierre escolar efectivo

  • Diseñar una agenda completa y coherente para los últimos días, donde todos los maestros participen activamente con actividades preparadas para sus grupos.
  • Incluir momentos de reflexión y evaluación emocional: ¿Qué aprendí este año? ¿De qué me siento orgulloso? ¿Qué me gustaría mejorar?
  • Incorporar dinámicas grupales, juegos educativos, actividades artísticas y cartas de despedida, que permitan cerrar el año con alegría y significado.
  • Evitar dejar espacios vacíos o sin supervisión, ya que esto reduce el valor del tiempo escolar y genera caos o desinterés.
  • Promover una ceremonia o encuentro final, donde se reconozcan logros y se despida el año de manera colectiva.

La forma en que termina el año escolar dice mucho de cómo se vive la educación en una escuela. Un cierre bien estructurado no solo evita la desorganización, también transmite respeto por el tiempo de los estudiantes, por el trabajo de los docentes y por el valor del aprendizaje.

Porque hasta el último día, la escuela tiene algo importante que enseñar.

Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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