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¿Sabías cómo se elige un nuevo Papa?

Elección de un nuevo Papa. Los cardenales de la Iglesia católica se reúnen en el cónclave para elegir al nuevo pontífice. La votación es secreta y se realiza en la capilla Sixtina del Vaticano.

Con el fallecimiento del papa Francisco, tras 12 años de papado, el puesto más alto en la jerarquía eclesiástica ha quedado vacante. Su sucesor, cuya elección se conocerá presumiblemente en los próximos días, será el papa número 266 desde San Pedro.

El proceso para la elección de un nuevo papa es relativamente sencillo, al menos en términos formales: consiste en una votación secreta en la que participan los cardenales de la Iglesia católica y que se convoca cuando el anterior papa fallece o renuncia. La reunión, que tiene lugar en la capilla Sixtina del Vaticano, se conoce con nombre de cónclave, del latín cum clavis, por la tradición de hacerla bajo llave.

Esta junta reúne a los designados cardenales de todo el mundo para escoger a la persona que será el nuevo obispo de Roma, papa de la Iglesia católica y jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano. Lo hacen supuestamente inspirados por el Espíritu Santo y por lo tanto deben estar estrictamente aislados de cualquier injerencia del exterior. Así, deben hacer un juramento para mantener en secreto lo que ocurra en el cónclave, antes de comenzar las votaciones, que pueden durar días.

Una normativa estrictamente definida

El protocolo a seguir desde el fallecimiento de un papa ha cambiado con el tiempo. Hace siglos se podía escoger al papa por aclamación o por compromiso, cuando había un bloqueo, métodos que hoy ya están abolidos. En la actualidad se rige por la Constitución Apostólica de 1996 Universi Dominici Gregi aprobada por Juan Pablo II, el predecesor de Benedicto XVI, que fijó el número máximo de cardenales que pueden votar en 120, cifra que nunca se ha superado. Aunque en la actualidad hay 135 electores, se asume que todos podrán votar. 

Juan Pablo II también estableció que los cardenales electores se alojarán en la Residencia de Santa Marta, en el Vaticano, hasta el fin de las votaciones. En 2007 se restauró la mayoría necesaria de dos tercios para garantizar un amplio consenso y evitar que un bloque apoye a un candidato durante los suficientes días de votaciones irresolutas hasta que el método cambiara a una mayoría simple, el 50% más uno, como había decretado Juan Pablo II.

La votación se realiza mediante escrutinio, con hasta cuatro votaciones diarias —dos por la mañana y dos por la tarde— hasta que se consigue el apoyo suficiente para alguno de los candidatos. A partir de 1975, Pablo VI reservó la condición de voto a quienes no hubieran cumplido 80 años. En teoría, cualquier hombre bautizado puede ser escogido, pero en la práctica siempre se nombra a un cardenal.

Cuando el cargo papal queda libre, comienza un periodo conocido como sede vacante. El decano del Colegio Cardenalicio convoca entonces el cónclave, y entre quince y veinte días después comienzan las votaciones. En preparación para el cónclave, la jornada comienza con una misa y continúa con oraciones cantadas con los que piden la ayuda del Espíritu Santo, en procesión hasta la Capilla Sixtina.

Los cardenales: gobernadores en sede vacante, electores y postulantes

Los cardenales se encierran para el cónclave bajo los famosos frescos de Miguel Ángel, y hasta que uno de ellos no salga escogido, las instalaciones en las que duermen, comen y votan están estrictamente controladas para mantenerlos al margen de cualquier contacto externo. Cada tres días se permite a los prelados una jornada de descanso.

Mientras dura el escrutinio, para dar cuenta al público de cómo va la sentencia, los prelados queman los papeles de la votación. Esto expulsa al exterior una fumata negra o blanca que anuncia respectivamente una votación fallida o la elección de un candidato que ha alcanzado los dos tercios necesarios. Una vez que el recién escogido acepta el cargo, el cardenal más antiguo de la orden diaconal anuncia la noticia: «Habemus papam«.

Aunque sobre el papel el cónclave no tiene límite de duración, en los últimos dos siglos, todos se han resuelto en menos de cuatro días. Sin embargo, esto no siempre ha sido así. La deliberación más larga fue en 1268 y duró casi tres años. Desde entonces, se estableció el enclaustramiento de los cardenales para acelerar el proceso. 

Composición del colegio de cardenales definitiva con origen

El Colegio Cardenalicio, encargado de las preparaciones y la elección del nuevo papa, está formado por los cardenales creados por el pontífice. Desde el último consistorio celebrado en diciembre de 2024, hay 252 cardenales y 135 electores, de los cuáles la mayoría, 108, han sido nombrados por Francisco, 22 por Benedicto XVI y 5 por Juan Pablo II.

La influencia del papa en el cónclave

Durante su mandato, al igual que puede reformar la Constitución Apostólica, el propio papa ordena, en reuniones llamadas consistorios, a los cardenales que elegirán a su sustituto y que asumen ciertos poderes en el periodo en el que queda vacante la Santa Sede. En 2013, cuando el recientemente fallecido Benedicto XVI renunció, algo no ocurría desde hacía más de quinientos años, hubo 115 cardenales electores, provenientes de todos los continentes. 

El papa Francisco ha nombrado a una mayoría hispanohablante de cardenales con capacidad de voto, y ha elevado el número de prelados de África, Latinoamérica y Asia, alejando aún más de Italia —de donde provienen tradicionalmente los pontífices– el próximo papado, aunque la mayoría siguen siendo europeos. Se trata de decisiones atípicas con las que Francisco está consolidando su deseo de establecer un gobierno eclesiástico donde las periferias ganan influencia y está representada la universalidad de la Iglesia.

Fuente: https://elordenmundial.com/


Elizahenna Del Jesús
Elizahenna Del Jesús
Coordinadora Editorial en Plan LEA, Listín Diario, graduada Magna Cum Laude de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

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