“El profesor también siente el mismo miedo a equivocarse, a ser juzgado y a ser objeto de escrutinio ante los adolescentes”.
Cuando era niña, siempre observé a mi mamá en su profesión como educadora de preescolar hacer hasta lo imposible porque sus pequeños estudiantes se sintieran contentos en clase. Notaba que siempre se fijaba metas semanales, planeaba sus clases diseñando y creando diferentes materiales didácticos con dibujos y caricaturas llamativas que despertaran el interés y la imaginación de las niñas y niños. Con su compromiso e interés en cada uno de sus estudiantes, sembró en los padres y madres de familia un compromiso más grande hacía la educación de sus hijos e hijas. El secreto (no tan secreto) de mi mamá, era realizar con cariño y pasión cada una de sus clases, al punto de que sus primeros estudiantes, ahora adultos de 25 años, la siguen deteniendo en la calle, tienda o plaza donde se encuentre, para abrazarla y decirle que siempre la recuerdan por el amor que dejó en cada lección. Pero ¿cómo podemos crear ese maravilloso resultado en nuestros estudiantes?
Ahora que soy docente, me doy cuenta del compromiso tan grande que tenemos de formar a las nuevas generaciones y de los retos que enfrentamos con los cambios constantes que nos exige el entorno, a los cuales debemos adaptarnos rápidamente. Antes de la pandemia por COVID-19, me desenvolví en un ambiente relativamente sencillo donde los estudiantes convivían en clase de forma presencial, platicaban fluidamente y siempre querían participar de una u otra forma. Sin embargo, con la virtualidad todo cambió, tanto la interacción entre los estudiantes como con los docentes. Aunque los chicos y chicas no lo crean, los profesores también sentimos el mismo miedo a equivocarnos, a ser juzgados, a ser objeto de escrutinio ante los adolescentes y también tuvimos poca interacción social durante los últimos dos años por la pandemia.
“Para algunos estudiantes, el salón de clase es el único lugar “seguro” donde se sienten escuchados, vistos y apapachados”.
Whoa! I feel good…
Por diferentes circunstancias que viven algunos estudiantes, el aula es el único lugar “seguro” donde se sienten escuchados, vistos y apapachados. Encontramos que cada estudiante es un universo distinto enfrentando situaciones familiares o económicas complejas. Aunque no podemos cambiarlo todo, sí podemos ayudarles a hacer más ameno su paso por el aula. Hasta hace poco, el tema de la salud mental no se abordaba con frecuencia, pero ¡Esos tiempos terminaron! También somos agentes de cambio como docentes y debemos considerar espacios entre 5 y 10 minutos para escuchar a nuestros estudiantes. Siendo sincera, si tomamos una clase completa para escucharlos y jugar con ellos, tengan por seguro que, aunque no lo digan, se los van a agradecer. Incluso para nosotros mismos es genial poder desconectarnos un poco del día a día y aprender de cada alumno o alumna.
Los tiempos han cambiado, esto trae consigo nuevas necesidades de aprendizaje, por lo cual es de gran importancia que el profesor aplique dinámicas de integración donde generen confianza y permitan identificar las situaciones que afectan a nuestros estudiantes. Como es bien sabido, a través de las tecnologías, las redes sociales y la interacción entre los jóvenes, adquieren información que les despierta inquietudes. Por ello, es necesario que el docente no solo actúe como observador o guía, sino que aplique medios didácticos que arrojen como resultado un aprendizaje que el estudiante pueda aplicar en la vida diaria, es decir, que esté preparado para enfrentar diferentes situaciones de manera correcta.
Algunas herramientas que podemos utilizar en clase es la técnica QPR, por sus siglas en inglés, (en español: Cuestiona, Persuade y Refiere), y también podemos capacitarnos en el tema, donde nos enseñan a identificar cuando alguien está en una situación vulnerable y nos muestra cómo intervenir para prevenir que la situación agrave.
La salud mental es tarea de todos, tanto personas a cargo de los estudiantes (padres, madres, abuelos o tutores) como de profesores y directivos, aunque algunas veces no podamos ir de manera presencial a obtener orientación para nosotros o los jóvenes, podemos hacerlo a través del Programa Nacional de Telementoría en Salud Mental y Adicciones 2022, lanzado por el Gobierno de México en aras de que el estigma de la salud mental sea eliminado y que sin importar el lugar donde estemos, podamos crear un mejor vínculo con nuestra mente.
Actividades para fomentar la integración entre estudiantes y profesores
En este artículo les comparto una serie de actividades para fomentar la integración entre estudiantes y profesores. Les recomiendo llevarlas a cabo al menos una vez a la semana, dependiendo de la frecuencia de la clase y sobre todo, del temario que se deba cubrir para poder disponer del tiempo necesario. Si tuvieran que hacer una pausa de una clase completa sería pesado volver a encauzar la clase, sin embargo, les aseguro que será más sencillo motivar a los estudiantes a seguir trabajando en las actividades de clase si están relajados.
Por otro lado, no quiero mentirles diciendo que todos estarán contentos con dejar su asiento para ponerse a hacer algo diferente. Habrá quienes digan “no” desde el principio. Por ello, les recomiendo no forzar a nadie (todo sin enojarse) y verán que poco a poco se integrarán en la dinámica, pero si no lo hacen, ellos mismos se acercarán y te compartirán sus razones después. En experiencias pasadas, los mismos compañeros animan a los demás a hacer las dinámicas. Es muy importante que nosotros participemos y formemos parte de ese momento divertido “fuera de clase”.
Algunas de las dinámicas que puedes aplicar en clase son:
- ¿Eres búho o alondra? Puedes poner este ejercicio al inicio de la clase. Pregunta a cada uno de los estudiantes, si se considera más productivo de día o de noche. Te darás cuenta de que cada uno tiene distintos puntos de vista, pero además comprenderás el resultado de sus tareas o aprovechamiento en clase.
- Papa caliente. Utiliza algún objeto sencillo que puedan pasarse los estudiantes uno a uno. Pon una canción o la música que les pueda gustar a tus estudiantes. Prepara previamente preguntas como, por ejemplo, ¿tienes un perro o gato?, ¿eres team frío o team calor?, menciona un momento chistoso que te pasó durante la semana, etc., son preguntas sobre la vida en general para que los estudiantes respondan una vez que pare la música.
- Los cinco favoritos. Se crean grupos de cuatro o cinco personas. Cada una de ellas tiene que pensar y compartir sus cinco películas favoritas o sus cinco libros preferidos o las cinco canciones o ciudades que más le gustan. En cada equipo, se designa un jugador que tome nota de lo que dicen los demás y posteriormente actúa como portavoz explicándolo al resto. Se piden voluntarios para que lean su lista de favoritos y comenten posibles coincidencias con miembros de otros grupos.
- Dibujar a ciegas. Se divide al grupo en equipos de dos personas. Dentro de cada equipo, una persona recibirá una tarjeta con una imagen y la otra, sólo escuchando sus instrucciones, deberá dibujar lo que hay en esa imagen, pero sin verlo, sólo sirviéndose de la descripción que escucha.
En mis clases, he aplicado cada una de estas actividades y algunas las he repetido. Todo depende del “mood” en el que se encuentre la clase y la tarea acumulada con la que contemos. Después de realizar estas pequeñas pausas, los estudiantes comentan que se sienten escuchados, tomados en cuenta, pero, sobre todo, queridos. Esta es mi principal motivación para llevarlas a cabo. Las clases se tornan más sencillas y los estudiantes que antes no participaban, poco a poco comienzan a hacerlo; permitiendo que se conozcan mejor y se abran a grupos diferentes de amigos.
¿Qué pasa si soy un docente introvertido?
Cada uno de nosotros como docentes tenemos una personalidad distinta y no a todos nos gusta ponernos a bailar, cantar o brincar. Por ello, debemos apoyarnos en las herramientas correctas, no se trata solamente de que los estudiantes se sientan a gusto, también nosotros mismos; así disfrutaremos una dinámica realmente sincera que se transmitirá en las clases.
No es nada fácil estar frente a un grupo, ya que nos sometemos a las miradas y preguntas de todo tipo por parte de los estudiantes. Aquí les dejo algunas recomendaciones para relajarnos antes de la clase y llegar “bien pilas”:
- Piensa en lo que tú sentías cuando eras un estudiante y veías a tu profe favorito. Recordarás con cariño esos momentos y te harán sentir paz con tu entorno.
- Cuenta hasta 10 y de regreso. Esto hace que escuchemos nuestro cuerpo y podamos conectar.
- En la planeación de la clase, agrega la actividad como apertura, así estarás atento a los tiempos y podrás agregar tiempo extra por si se extiende.
- Evita realizar actividades que tú no harías en el día a día, es decir, si no te gusta exponerte a jugar carreritas o temes jugar a las sillas musicales, ¡No lo hagas! Recuerda que la actividad es para que todos la disfruten, así que busca la que mejor vaya contigo.
- ¡Nada está escrito! Puedes basarte en videos, libros, realities o dinámicas de internet. Aunque no necesariamente tienen que ser al pie de la letra, ponle tu toque y así te sentirás cercano a la actividad y el resultado será encantador.
Reflexión
El límite no existe. Si algo nos han enseñado las películas, series y la vida misma, es que las personas perfectas no existen. Sin embargo, todos los días podemos levantarnos y elegir ser nuestra mejor versión, no solo para nuestros estudiantes, sino para nosotros mismos. Conocemos ejemplos de grandes profesores reales o inventados, lo importante es considerar que en nuestras manos está el presente del mundo y los estudiantes nos toman como ejemplo y siempre están pendientes de nuestros movimientos. El punto es sentirnos cómodos en el entorno en el que estamos, no te lo tomes como una obligación, sino como una diversión.
Somos una comunidad enorme de profesores quienes día a día nos despertamos buscando impactar a través de nuestras clases a los estudiantes, creando entornos seguros, afectuosos y de calidad humana. Me gustaría aprender más de las actividades que ustedes han realizado y si realizaron alguna de las compartidas, también quisiera saber el toque que le pusieron.
Los invito a dejar su comentario y reflexión acerca del momento creativo y relajado que vivieron en su clase.
Por último, los dejo con la pregunta: ¿Qué profesor quieres ser?
Acerca de la autora
Yadira Díaz ([email protected]) es abogada por la Universidad de Sonora y maestra en Educación por la Universidad Tecmilenio. Ha impartido clases en preparatoria y Universidad. Confía en que “el mundo es un lugar donde todos podemos mejorar y que cada día es una oportunidad para creer en nosotros mismos”.
Fuente: https://observatorio.tec.mx/