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Cómo la tecnología nos atrapa: una reflexión sobre la adicción digital

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Diego Hidalgo es filósofo, sociólogo y diplomático, cuenta con una amplia trayectoria académica y profesional. Ha cursado un máster en Relaciones Internacionales en Sciences Po y otro en Sociología en la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Es autor de los libros Anestesiados: La humanidad bajo el imperio de la tecnología y Retomar el control: 50 reflexiones para repensar nuestro futuro digital. Actualmente, se desempeña como diplomático en la Soberana Orden de Malta, donde es consejero de su embajada en Marruecos. A propósito de su conferencia Retomar el control, por qué debemos salir de la anestesia digital, conversamos con él sobre los efectos de la tecnología en nuestra vida diaria y la importancia de recuperar nuestra autonomía frente a lo digital.

Plan LEA: ¿Cuáles son los principales síntomas de esta “anestesia digital” que describe en su libro y cómo podemos detectarlos en nuestra vida cotidiana?

Diego Hidalgo: – La “anestesia digital” hace referencia a un adormecimiento de nuestra consciencia debido al uso constante de dispositivos electrónicos. En el día a día, se manifiesta como una menor capacidad para interactuar de forma profunda con otras personas, dificultad para leer textos extensos y falta de reflexión personal. A largo plazo, esto afecta nuestra capacidad de discernimiento y nos vuelve dependientes de criterios externos en vez de confiar en nuestro propio juicio. En pocas palabras, estamos siendo sometidos a una operación de la que no entendemos las consecuencias.

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PL: ¿De qué forma la tecnología digital ha cambiado nuestra percepción de la realidad y nuestras relaciones sociales? ¿Cuáles considera los impactos más preocupantes de estos cambios?

DH: La tecnología ha transformado las relaciones sociales, en particular debido a la presión social ejercida a través de las redes. En 2007, realicé un estudio sobre Facebook en la Universidad de Cambridge, donde en poco tiempo la mayoría de los estudiantes adoptaron esta plataforma. Las barreras entre lo íntimo, lo privado y lo público cambiaron aceleradamente, y ahora muchas personas sienten la necesidad de exhibir constantemente su vida para validarse. Esta sobreexposición genera ansiedad y el FOMO (Fear of Missing Out o miedo a perderse algo), causando insatisfacción. Además, las grandes plataformas seleccionan y priorizan la información en función de sus intereses, no los nuestros, lo que limita nuestra libertad de pensamiento.

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PL: ¿Existen ejemplos de sociedades o grupos que hayan logrado un equilibrio saludable entre el uso de la tecnología y la autonomía personal?

DH: En la mayoría de las regiones del mundo, estas tendencias son bastante homogéneas. En los países más desarrollados, los colectivos más desfavorecidos suelen verse más afectados. Sin embargo, los más privilegiados tampoco están a salvo. Aquellos que logran mantenerse equilibrados son los que establecen barreras con la tecnología y la utilizan selectivamente. Curiosamente, muchos directivos de grandes empresas tecnológicas aplican reglas estrictas con sus hijos respecto al uso de dispositivos, pues conocen de primera mano los efectos negativos de los servicios que desarrollan.

PL: Usted plantea la importancia de “retomar el control”. ¿Podría compartir algunas prácticas individuales para reducir la influencia de la tecnología en nuestras vidas?

DH: Es un error creer que podemos resolver este problema solo de manera individual. Ante productos diseñados para hacernos perder el control, necesitamos una regulación más estricta desde la concepción hasta el despliegue de la tecnología. A nivel individual, podemos aplicar estrategias para marcar límites claros: no permitir el uso de smartphones en dormitorios o durante las comidas. A nivel colectivo, los padres pueden coordinarse para retrasar la edad en la que se da el primer smartphone a los niños. La acción coordinada reduce la presión social, algo difícil de lograr de manera aislada.

PL: ¿Qué papel juega la educación en ayudar a las nuevas generaciones a entender y manejar mejor la tecnología digital?

DH: La etapa inicial de la vida debe ofrecer las condiciones para desarrollar una vida interior, relaciones profundas y la capacidad de posponer la gratificación inmediata. Crecer en un entorno hiperconectado no facilita estos aprendizajes. Tanto en el hogar como en la escuela, es fundamental desconectar a los jóvenes de forma significativa. No es cierto que prepararlos para un mundo tecnológico implique acostumbrarlos a la tecnología desde pequeños, ya que la mayoría de las habilidades necesarias para manejarla de manera positiva se adquieren sin estar en línea.

PL: ¿Es posible imaginar un futuro en el que la tecnología esté al servicio de una humanidad más consciente y libre de los efectos de la “anestesia digital”? ¿Qué pasos serían necesarios para llegar a ese punto?

DH: Aunque no soy del todo optimista, creo que debemos esforzarnos para evitar una anestesia digital prolongada. Necesitamos exigir a las grandes empresas tecnológicas que sus productos no sean adictivos y que no utilicen nuestros datos para manipularnos. Prohibir el comercio de la capacidad de influir sobre nuestras decisiones es crucial. Además, debemos resolver nuestros problemas sin depender de la tecnología para evitar una relación de dependencia. Esta es la esencia del “Manifiesto OFF”, respaldado por cientos de personalidades del mundo, incluyendo filósofos, científicos y educadores.

PL: En cuanto al desarrollo de nuevas tecnologías, ¿qué papel deberían asumir los desarrolladores y las empresas tecnológicas para reducir los riesgos de una humanidad “anestesiada”?

DH:El problema de la autorregulación es que no podemos confiar en la buena voluntad de los líderes tecnológicos. Muchos de ellos tienen una visión mesiánica y carecen de la distancia necesaria para evaluar los efectos de sus servicios. Su filosofía puede no coincidir con la visión de la mayoría, y sin embargo, al utilizar sus productos, estamos adoptando su visión del mundo.

PL: ¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación en la “anestesia digital”? ¿Cómo podrían ayudar a revertir esta tendencia?

DH: Los medios de comunicación fueron las primeras víctimas del auge digital en las últimas dos décadas. Su vulnerabilidad los ha llevado a aceptar acuerdos con grandes plataformas sin prever las consecuencias. Este riesgo se repite ahora con la inteligencia artificial generativa. Los medios deben apostar por modelos sostenibles, como cobrar por la información de calidad, en vez de aceptar tentaciones que benefician solo a las grandes plataformas.

Con esta conversación, Diego Hidalgo nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la tecnología y a tomar medidas para recuperar nuestra autonomía en un mundo digital que, aunque está aquí para quedarse, no debe definir nuestra existencia.

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