El río Isabela, uno de los principales cuerpos de agua de Santo Domingo, ha experimentado una degradación alarmante en los últimos años. Nacido en la Loma Siete Cabezas, en la Sierra de Yamasá, este río atraviesa zonas urbanas clave como Villa Mella, Los Mina, Villa Duarte y el Puerto de Santo Domingo, hasta desembocar en el Mar Caribe. Sin embargo, la contaminación industrial, la falta de saneamiento adecuado y la urbanización descontrolada han llevado a este importante afluente a una crisis ambiental sin precedentes.
Las aguas del río Isabela están infestadas de algas y otras plantas que casi cubren su cauce, lo que evidencia un ecosistema en peligro. En la margen derecha, frente a Villa Mella, los barrios de Las Flores, El Hoyo de Chulín y La Zurza han contribuido significativamente a su deterioro. Los residentes de estas áreas vierten basura, aguas residuales y desechos sólidos directamente en el río, convirtiéndolo en un depósito de contaminación que pone en riesgo tanto el medio ambiente como la salud pública.
Esta situación ha generado un peligroso foco de infecciones, afectando gravemente a los niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven en las proximidades del río. Las enfermedades derivadas de esta contaminación podrían tener consecuencias fatales si no se aborda de manera urgente.
Dada la vital importancia del río Isabela como fuente de agua y su impacto en la calidad de vida de los residentes, es crucial que las autoridades de Medio Ambiente actúen con celeridad. Se requiere un plan de saneamiento integral que incluya una limpieza exhaustiva del río y medidas estrictas para sancionar a quienes continúan contaminándolo. Solo mediante una intervención decidida se podrá garantizar la supervivencia de este recurso natural y proteger la salud de las comunidades que dependen de él.