Por Wilmery Reynoso
La educación emocional y el bienestar mental son aspectos fundamentales en el desarrollo
integral de los docentes. En un entorno educativo con mucha demanda, es sumamente
importante que nuestros maestros adquieran habilidades en gestión emocional para
hacerle frente a los desafíos que se presentan en su práctica, establecer relaciones
saludables y mantener una actitud positiva en su trabajo. La educación no sólo implica la
transmisión de conocimientos, sino también el desarrollo integral de los estudiantes. En
este sentido, la gestión emocional juega un papel crucial en el proceso educativo, y es
especialmente importante para los docentes, ya que se ha demostrado que tiene un
impacto significativo en su bienestar personal y profesional.
En primera instancia, la educación emocional tiene un impacto directo en el desempeño
laboral de los docentes. Quienes poseen habilidades emocionales tienen una mayor
capacidad para manejar el estrés, regular sus emociones y mantener la motivación. Estas
cualidades son decisivas a la hora de estar presentes en un aula, partiendo de una realidad
cruda donde si no aprendemos a manejar esa parte toda nuestra vida se nos viene abajo;
De igual modo, estas habilidades permiten enfrentar los desafíos de su labor con una
actitud positiva, establecer metas realistas y superar obstáculos, lo que se traduce en un
desempeño laboral más sólido y consistente. Esto lo explica Brackett y Katulak, 2006,
cuando argumenta acerca de la educación emocional, alegando su importancia para el
bienestar personal y profesional de los docentes. Ya que, proporciona habilidades
necesarias para reconocer, comprender y regular sus propias emociones, lo que a su vez
les permite manejar el estrés, tomar decisiones informadas y establecer relaciones
saludables.
Es importante destacar que la educación emocional juega un papel fundamental en el
desarrollo de relaciones interpersonales saludables entre los docentes y su entorno,
incluyendo colegas, estudiantes y padres de familia. Esto les permite establecer vínculos
positivos con su comunidad educativa, lo que contribuye a un ambiente de trabajo
favorable, así mismo lo argumentan Sutton y Wheatley (2003), explicando que la
educación emocional es crucial para el desempeño laboral de los docentes. Les brinda
herramientas para enfrentar los desafíos de su labor con una actitud positiva, establecer
metas realistas y superar obstáculos, lo que se traduce en un desempeño laboral más
efectivo y satisfactorio.
Las habilidades emocionales adquiridas les brindan herramientas para enfrentar los
desafíos con mayor eficacia, fomentando su bienestar y éxito a largo plazo. Según jones
y Bouffard, (2012) la educación emocional permite cultivar habilidades para manejar el
estrés, fomentar su resiliencia y mantener una actitud positiva hacia su trabajo, lo que
contribuye a su satisfacción laboral y a su éxito a largo plazo.
Para fomentar el buen desempeño emocional de los docentes, se pueden implementar
recomendaciones como promover la conciencia emocional, fomentar el autocuidado,
establecer un ambiente de apoyo, implementar prácticas de mindfulness como la
meditación en la rutina escolar para reducir el estrés, mejorar la concentración y cultivar
la atención plena, fomentar la comunicación abierta y proporcionar recursos adicionales,
como servicios de asesoramiento o apoyo psicológico, para que los docentes puedan
buscar ayuda profesional cuando lo necesiten.
En la práctica docente de todo maestro dominicano se tienen presentes actitudes
relacionadas al respeto y motivación, por esta razón se necesitan profesionales que tengan
conocimiento en la gestión emocional, maestros que sepan lidiar con problemas reales y
que sus decisiones frente a la comunidad educativa no sea vocearles, tratarles mal o
simplemente ¨Dar su clase¨. Con respecto a todo lo mencionado anteriormente, podemos
decir que, las posibles soluciones se ven afectadas por la falta de educación en este
aspecto, si observamos un pensum orientado a la educación podremos observas miles de
asignaturas teóricas, mas ninguna dirigida al manejo emocional del maestro o la forma
que este se debe cuidar personalmente.
Finalmente, la educación emocional y el bienestar mental son fundamentales para el
desarrollo integral de los docentes. Al adquirir habilidades emocionales, los docentes
pueden mejorar su desempeño laboral, establecer relaciones interpersonales saludables y
fomentar su bienestar personal y profesional. Es importante que las instituciones
educativas implementen programas de educación emocional para sus docentes,
promoviendo un ambiente de trabajo positivo y colaborativo. La educación emocional
brinda a los docentes las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos diarios en el
aula, fomentando un ambiente de trabajo favorable y propiciando un desarrollo integral
en sus estudiantes. Por tanto, es crucial que se promueva y se implementen estrategias de
educación emocional en el ámbito educativo, reconociendo así su impacto positivo en el
desarrollo personal y profesional de los docentes.