Por Frederick Tavares
La educación es el cimiento sobre el cual se construye el futuro de una sociedad. En
este viaje hacia la excelencia académica, no podemos pasar por alto un aspecto fundamental y a menudo subestimado: la educación en valores. En un mundo cada vez más globalizado y complejo, donde las fronteras se desdibujan y las culturas se entrelazan, la enseñanza de valores se presenta como un faro que guía a las generaciones venideras hacia un futuro más prometedor. Más allá de las aulas y los libros de texto, la educación en valores es el núcleo mismo de la experiencia educativa.
Antes de profundizar en la importancia de la educación en valores, es imperativo
entender qué son los valores. Según Jiménez (2010) “Los valores son los principios que guían nuestro comportamiento, promoviendo el crecimiento personal, la toma de decisiones y la construcción de nuestra identidad”. En otras palabras, los valores son principios
fundamentales que guían nuestras acciones, actitudes y comportamientos en la vida. Son la brújula moral que nos orienta en situaciones difíciles y nos ayuda a tomar decisiones éticas.
Con esto quiero decir que los valores son el tejido invisible que une nuestras acciones y
pensamientos, creando una red intrincada de principios que nos conducen hacia una vida más significativa y enriquecedora, tales como: la honestidad, el respeto, la responsabilidad, la empatía y la tolerancia.
Una educación en valores no solo se trata de inculcar conocimientos, sino también
cultivar ciudadanos íntegros y éticos, ya que los valores fomentan el respeto mutuo, la
empatía hacia los demás y la aceptación de la diversidad. Como nos indica la Redacción RPP (2017) “la educación en valores implica la transmisión de reglas de conducta y actitudes que son esenciales para que los estudiantes puedan construir y comprender conceptos como la paz, comunicación asertiva, tolerancia, respeto mutuo, honestidad, amistad, inclusión, paciencia, perseverancia, entre otros”. En efecto, estos son los pilares sobre los cuales se construyen sociedades armoniosas y justas. Cuando los individuos internalizan valores sólidos, están mejor equipados para resolver conflictos de manera pacífica y contribuir positivamente a su comunidad.
La educación en valores también juega un papel central en la formación de relaciones
interpersonales saludables y en la creación de sociedades más comprensivas y respetuosas. Alenseñar a los jóvenes sobre la importancia del respeto y la comunicación efectiva, se les
brinda las herramientas prácticas para la vida diaria y, al mismo tiempo, una base sólida para construir relaciones significativas y duraderas en el futuro. Además, se fomenta la
construcción de vínculos basados en la confianza y el entendimiento mutuo, lo que, a su vez, crea un entorno propicio para el crecimiento personal y emocional de los individuos
involucrados. Con respecto a lo planteado, Cano, V. P. (2023) sostiene que “la educación en
valores trasciende la enseñanza de materias relacionadas con el funcionamiento de la
naturaleza y de las sociedades, ya que solo nos hablan del (qué) y del (cómo), pero la
educación en valores se centra en el (para qué), lo que ayudará a las personas a convivir de una forma más agradable con los demás y a encontrar una inmensa satisfacción en su
entorno”. O sea, una educación basada en valores logra moldear la manera en que las
personas se relacionan entre sí, estableciendo fundamentos firmes para comunidades más
compasivas, equitativas y armoniosas en todo el mundo.
En el contexto laboral, los valores desempeñan un papel fundamental al moldear la
cultura organizacional y promover un entorno de trabajo positivo y ético. Los empleadores
valoran altamente a los trabajadores que demuestran integridad en sus acciones,
responsabilidad en sus tareas y colaboración en equipo. Los individuos que han sido
educados en valores sólidos no solo son respetuosos y justos en sus interacciones laborales, sino que también están mejor preparados para enfrentar desafíos éticos en el trabajo. Esta preparación ética se traduce en la capacidad de tomar decisiones informadas y éticas, beneficiando tanto a la empresa en la que trabajan como a la sociedad en su conjunto.
En definitiva, la educación en valores se erige como un pilar esencial para el
desarrollo sostenible y próspero de nuestra sociedad. Este enfoque educativo no solo impacta el presente, sino que también representa una inversión a largo plazo en el futuro. Al nutrir mentes jóvenes con principios fundamentales como el respeto, la responsabilidad y la compasión, estamos forjando generaciones que contribuirán de manera significativa a un mundo más justo, equitativo y compasivo para todos. En este sentido, la educación en valores no es exclusivamente un imperativo ético, por el contrario, esta sirve como una herramienta poderosa para la construcción de un mañana más prometedor y armonioso para toda la humanidad.
Referencias
Jiménez, J. C. (2010). El valor de los valores en las organizaciones. Caracas –
Venezuela: Cograf Comunicaciones
http://repositorio.unae.edu.ec/bitstream/56000/379/1/Revista%20Illari%20N%
C2%B04%2048-50.pdf
Rpp, R. (2017, 13 noviembre). ¿Por qué es importante la educación en valores? RPP
Noticias.
https://rpp.pe/campanas/contenido-patrocinado/por-que-es-importante-la-educ
acion-en-valores-noticia-1088450
Cano, V. P. (2023, 08 agosto). ¿En qué consiste la educación en valores? Red Educa
https://www.rededuca.net/blog/educacion-y-docencia/educacion-valores
