Mercedes Coronado
Las reformas educativas son las acciones a través de las cuales el Estado establece la dirección y orientación de las políticas de educación, como resultado de un complejo proceso en el que intervienen componentes internos y externos a la realidad social y educativa de una nación.
Las últimas reformas educativas realizadas en Latinoamérica han seguido tres enfoques o tendencias: la innovación, la de no cambio y la de mercado, siendo la de la innovación el enfoque más apegado a las políticas de la región, orientadas a la descentralización pedagógica que promueve la autonomía de las escuelas, así como la transferencia de decisiones pedagógicas y curriculares, desde el gobierno central a los centros escolares, poniendo énfasis y enfocándose hacia al proceso de enseñanza-aprendizaje y a las mejoras que puede conseguir el centro, apoyado por sus colaboradores y agentes participantes.
En nuestro país, a casi una década de la conquista del 4% del PIB para la mejora de la educación y a pesar de los grandes esfuerzos y de las reformas educativas implementadas por el Estado y la sociedad para elevar los aprendizajes en los estudiantes, tristemente los informes de los resultados de las últimas evaluaciones pedagógicas de los estudiantes, según los reportes internaciones como PISA, 2018 y ERCE, 2019, siguen demostrando que poco o nada hemos avanzado, indicando que nuestros estudiantes del tercer y sexto grado de primaria alcanzaron niveles mínimos de competencias (NMC), la más baja proporción de toda la región latinoamericana, y un 73% de los mismos obtuvo el peor desempeño, lo que nos señala que mundialmente continuamos en los últimos lugares.
Los informes de la UNESCO y de la OCDE hablan por sí solos y cada día languidece la esperanza de alcanzar la escuela que soñamos, por lo que el futuro de la educación sigue incierto. Por consiguiente, mejorar los aprendizajes es todavía una tarea pendiente, más ahora después del retroceso y las pérdidas de los aprendizajes reportados por el informe del Banco Mundial (2021), luego del impacto negativo dejado por la recién pasada pandemia.
Ante esta realidad, se hace imperativo el proceso de una revisión curricular para realizar las modificaciones y ajustes necesarios al currículo dominicano, de modo que responda a la situación post pandemia y a las recomendaciones obtenidas de la consulta nacional a los docentes en ejercicio y a los expertos en materia educativa. De esta manera la adecuación curricular lograda permite incorporar cambios en relación al currículo anterior, relacionados con la introducción de competencias de ciclo para definir los niveles de concreción de las competencias fundamentales, así como la actualización del contexto de la naturaleza de las áreas, las competencias específicas de áreas asociadas a las competencias fundamentales, la reorganización de la estructura curricular, el ajuste de contenidos e indicadores y la inclusión de ejes transversales (Minerd, 2023).
Mediante la aprobación por el Consejo Nacional de Educación, de la Ordenanza 03-2023, se establece el currículo adecuado para los niveles Inicial, Primario y Secundario de la educación pública y privada a partir del año escolar 2022-2023, se hace obvia la necesidad de replantear las ordenanzas de evaluación 2016 y 2017 para que el sistema sea coherente con el currículo. Esta legislación plantea que “el fin último de la evaluación en un currículo basado en competencias es promover aprendizajes en función de dichas competencias. La evaluación debe estar completamente alineada y ser coherente con las intenciones curriculares, así como con las expectativas de aprendizaje de los estudiantes, de la comunidad educativa y la sociedad en general” (Minerd, 2023).
Luego de la revisión de las normas vigentes sobre evaluación de los aprendizajes se produce la Ordenanza 04-2023. Queda así establecido el nuevo sistema de evaluación de los aprendizajes en correspondencia con el currículo vigente de los niveles inicial, primario y secundario en el sector público y privado en la República Dominicana.
Para lograr una escuela de calidad, según Álvarez y López, (1999), las escuelas eficaces tienen en cuenta áreas claves entre las que se encuentran la planificación, la aplicación y la evaluación del currículo, la formación permanente de los docentes y su motivación para el buen desempeño en el aula, además de la organización de la gestión de la escuela, su infraestructura, métodos, la tarea y por último y no menos importante, los resultados y el sistema de evaluación de los aprendizajes esperados como evidencia de que se está alcanzando los niveles de avances y dominios de las competencias académicas.
Ante el desafío de transformar la escuela y mejorar los resultados de los aprendizajes y entendiendo la gran importancia que reviste reconocer que la evaluación por competencia proporciona evidencia del nivel de dominio de los aprendizajes y deja claro los aspectos a superar para lograr el éxito esperado, es necesario detenerse y preguntarse:
¿Qué es evaluar? ¿Para qué evaluar? ¿Qué hacer con la data?
Evaluar es determinar en qué medida se están cumpliendo las metas de calidad que se fijan en los estándares, asociadas a los aprendizajes que se espera logren los estudiantes a su paso por la escuela. El proceso de enseñanza aprendizaje busca que el estudiante desarrolle competencias que le permita poner en práctica lo aprendido en su diario vivir, de modo que le sirva para mejorar su medio y su propia condición personal.
Entonces, para conocer el nivel y alcance de lo adquirido, se hace necesaria la evaluación educativa, ya que permite emitir un juicio de valor sobre las informaciones que proporciona, con el fin de tomar decisiones para la mejora, convirtiéndose así en una estrategia de aprendizaje permanente.
Se evalúa para evidenciar cuáles son las necesidades prioritarias que se deben de atender para la mejora. Este aspecto proporciona información del sistema de enseñanza y refleja la realidad educativa de una nación. Para que cobre sentido, la data que se obtiene de los resultados de la evaluación, debe estar en función de los aprendizajes y de la búsqueda de soluciones que permitan ir actualizando las técnicas y métodos que aseguren el éxito educativo deseado.
Bibliografía de referencia:
-Álvarez, Manuel y López, Juan (1999). La Evaluación del profesorado y de los equipos docentes. Editorial Síntesis. España.
-El estado de la crisis educativa mundial: un camino hacia la recuperación (2021). Disponible en: https://www.worldbank.org/en/topic/education/publication/the-state-of-the-global-education-crisis-a-path-to-recovery
– Los aprendizajes fundamentales en América Latina y el Caribe, Evaluación de logros de los estudiantes: Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019); Disponible en: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000380257
– Ordenanza 03-2023, se establece el currículo adecuado para los niveles Inicial, Primario y Secundario de la educación pública y privada a partir del año escolar 2022-2023 (MINERD, 2023).
– Ordenanza 04-2023 que establece el sistema de evaluación de los aprendizajes en correspondencia con el currículo vigente de los niveles inicial, primario y secundario en el sector público y privado a partir del año escolar 2023-2024 (MINERD, 2023).
– Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes PISA 2018: Informe Nacional. Disponible en: https://www.ministeriodeeducacion.gob.do/docs/direccion-de-evaluacion-de-la-calidad/U9hd-programa-internacional-para-la-evaluacion-de-los-estudiantes-pisa-2018-informe-nacionalpdf.pdf
-Resumen ejecutivo Resultados de logros de aprendizaje y factores asociados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019) Disponible en: https://en.unesco.org