Nunca el arte de motivarnos ha sido tan necesario. Muchas personas que conozco han compartido conmigo su apatía frente a la vida. He escuchado frases como: “¡No tengo idea de qué quiero hacer con mi vida!”, “¡Me da igual!”, “¿Para qué perder mi tiempo intentándolo?” En muchos casos, esa actitud está originada por la desmotivación.
Lo cierto es que nos llenamos de expectativas que luego no se cumplen y en vez de buscar otros medios para alcanzar nuestros propósitos, abandonamos la misión, nos rendimos. Es ahí cuando comenzamos a caer en la desidia y dejamos de asumir una actitud de perseverancia.
“Aceptar” es el primer paso. Luego, intenta descifrar cuál es la raíz de todo. Si llevas mucho tiempo resistiéndote a observar otro ángulo de la realidad, probablemente hayas perdido de vista la causa principal que desencadenó en tantas dificultades que ahora no sabes cómo manejar.
¿Qué me impide avanzar?
La sensación de estancamiento suele aparecer cuando hay desmotivación. La percepción de que no estamos yendo hacia alguna dirección, que los obstáculos son muy grandes, o que nuestra vida carece de sentido, son pensamientos que tienden a convertirse en persistentes cuando no acudimos a la realidad para modificarla.
Así, para salir de la negatividad anímica, muchas veces hay que empezar por el tejado, es decir, haciendo actividades que nos atraían y ahora no nos atraen, podemos resucitar las ganas de volver a hacerlas.
Una alternativa que puede ayudar a deshacerte de esos conceptos peligrosamente fijados es responder a lo siguiente: ¿qué me está impidiendo avanzar?
Toma un papel en blanco y con un lápiz escribe todas las razones que te lo impidan. Una vez que las encuentres, sitúalas e intenta definir exactamente qué las produce y qué producen.
Conoce tus barreras y las barreras del entorno. Estúdialas, conócelas. Ese es el primer paso para tratar de derribarlas y encontrar una solución.
Abandona la “zona de confort”
Con esto nos referimos a reevaluar ese estado mental que te hace sentir seguridad y comodidad con lo que tienes alrededor. Tu zona de confort es un área emocional en la que has permanecido por mucho tiempo, en la que sientes que has aprendido lo suficiente como para tener la capacidad de controlar tu entorno: es a donde vuelves cuando quieres buscar seguridad.
Lo negativo no es estar en esta zona de confort sino permanecer continuamente en ella. Vivir permanentemente en este lugar hace que nos estanquemos, que alimentemos más los miedos hacia lo que hay fuera y de que sobreestimemos los riesgos de emprender cualquier acción que no esté en la zona que no abandonamos.
Las barreras mentales pueden volverse en nuestra contra y convertirse en el enemigo más peligroso de nosotros mismos. Si quieres cambios positivos en tu vida, tienes que saber que utilizar la fórmula de siempre sólo dará el mismo resultado. ¡Atrévete a vivir nuevas experiencias! ¿Por qué no?
Acción a corto plazo
Después de identificar la raíz de ese bloqueo mental, realiza pequeñas tareas que tengas pendientes: desde la limpieza de tu cuarto o esa llamada que prometiste, hasta ponerte al día en el trabajo, etc. Toma nota de todo lo que debes resolver durante la semana y, si es necesario postergar algún compromiso, hazlo.
A menudo, esas tareas que aplazamos porque no nos gustan son un auténtico lastre para nuestro estado de ánimo porque tienen una facilidad extraordinaria para sumarse a los ciclos de pensamiento desmotivadores.
Así, seguramente lo has experimentado por ti mismo cuando has dedicado una tarde o una mañana a eliminar todas estas tareas y has sentido como ese peso se iba.
Motivación es igual a acción
Todo esto puede ser el comienzo de una nueva etapa. Ya que verás con una perspectiva más positiva de la realidad y tu vida podrá tomar un rumbo más exitoso. Los obstáculos siempre estarán presentes en nuestro camino y sobrellevarlos es parte del recorrido. Llénate de nuevos conocimientos, libérate de esas fronteras que sólo están en tu pensamiento y atrévete a vivir.
Para motivarse, se debe actuar; actuar en la dirección que para nosotros es valiosa. Con fuerza de voluntad, todo es posible. La motivación nunca vendrá a ti como por arte de magia. Debes conquistarla por tus propios medios.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com