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Cinco cosas que los niños aprenden jugando con rompecabezas

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Los rompecabezas son un juguete clásico para los niños pequeños. Son de varios tipos, están elaborados con diversos materiales y tienen diferentes niveles de dificultad. Hasta los bebés pueden explorar unos rompecabezas sencillos que constan de dos piezas que se arman. Se producen rompecabezas con grados crecientes de complejidad para inspirar las capacidades de los niños mientras van creciendo. Además, hay muchas tareas que realizamos en la vida y que son parecidas a los rompecabezas. Por ejemplo, acomodar cosas en una caja o una bolsa es similar al proceso de armar las piezas de un rompecabezas.

El juego con rompecabezas ofrece una oportunidad excelente de aumentar las habilidades cognitivas y las destrezas de la motricidad fina. Pero también puede ser un momento de desarrollar las habilidades sociales, emocionales y lingüísticas si los cuidadores aprovechan de modo bien pensado el tiempo que se pasa jugando con este tipo de juguete. A continuación describo cinco cosas que los niños aprenden jugando con rompecabezas:

  • El vocabulario espacial: utilice palabras como dar vuelta, voltear y rotar mientras ayuda a los niños a armar las piezas de un rompecabezas. Los niños también aprenden términos como arriba de, debajo de y al lado de cuando describen las posiciones relativas de las piezas.
  • La secuenciación: en el caso de algunos rompecabezas, la secuencia en que se armen las piezas es importante. Los niños escuchan y se aprenden los números ordinales y las palabras que indican el lugar relativo en una secuencia, como primero, segundo, tercero y último. También se puede animarlos a volver a contar la secuencia en que han armado las piezas a fin de extender su comprensión del proceso de formar secuencias.
  • La resolución de problemas: los niños aprenden a analizar un problema y llegar a una solución mientras van armando las piezas. Puede ser que necesiten aprender a poner a un lado la pieza que esperan agregar al rompecabezas mientras buscan otra que pueda encajarse en el lugar en cuestión. También pueden aprender que hay múltiples maneras de completar el rompecabezas mientras lo arman una y otra vez. Mientras juegan con rompecabezas junto con sus compañeros, también describen entre sí sus estrategias y colaboran para resolver las dificultades.
  • La compleción de tareas y la persistencia: el proceso de armar un rompecabezas llega a un fin definido cuando se resuelva el enigma. Los niños encuentran la frustración cuando no pueden juntar fácilmente un conjunto de piezas, pero si trabajan para manejar sus emociones, gozan el éxito de finalizar la tarea. Al tratar estos sentimientos, los niños desarrollan la persistencia, o sea la capacidad de seguir adelante con una tarea mientras hacen frente a dificultades.
  • La motricidad fina y la coordinación de ojos y manos: los niños refinan su motricidad fina y sus destrezas de coordinación de ojos y manos mientras manipulan las piezas de un rompecabezas para armarlas. Así desarrollan los músculos finos en la mano que les permiten agarrar las piezas y moverlas con precisión.

A los bebés mayores y los niños menores de 2 años, tal vez les gusten los rompecabezas con pomos que son fáciles de agarrar. Al principio, los niños pueden experimentar el éxito con los rompecabezas que tienen una pieza para cada imagen. Por ejemplo, un rompecabezas de animales podría tener piezas con las formas de un gato, un perro y un pajarito que se arman cada una en un determinado lugar. Más adelante, mientras los niños de 2 o 3 años y los preescolares van dominando las destrezas, podrían probar los “rompecabezas de bandeja” con múltiples piezas que se juntan para formar una sola imagen. A medida que van creciendo, los niños tal vez gocen de probar rompecabezas más complejos en bandejas y otros del tipo jigsaw. Los rompecabezas tridimensionales, como los anillos que se apilan o las tazas que se encajan, también estimulan sus destrezas y su pensamiento.

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Para sacar provecho del juego con rompecabezas, los niños pequeños necesitan el acceso a los que son del nivel correcto de dificultad para cada etapa actual de su desarrollo. También les conviene tener acceso a rompecabezas que pueden armar independientemente. Esto les permite tener la oportunidad de desarrollar con la práctica repetida los músculos pequeños, la coordinación de ojos y manos, y las estrategias de resolver problemas. Los niños gozan de la percepción de completar una tarea con éxito y por su propia cuenta mientras arman y desarman los rompecabezas. Es buena idea guardarlos en un lugar donde los niños pueden alcanzarlos y guardarlos fácilmente. También se puede mantener el interés de los niños en estos juguetes cambiando de vez en cuando la selección de los que hay disponibles.

Además, los niños deberían de tener acceso a rompecabezas que los desafían un poco. Cuando un niño está jugando con un rompecabezas que es un poco más difícil de completar sin ayuda, es un momento excelente para colaborar con compañeros y cuidadores para formar nuevas estrategias de resolver las dificultades de armarlo. Si un rompecabezas es demasiado difícil, puede ser una fuente de frustración para los niños y sus cuidadores. Los niños pequeños podrían botar las piezas y mezclar las piezas de múltiples rompecabezas porque se les hace difícil relacionarse con ellos. Los cuidadores y maestros tal vez querrán guardar la mayoría de los rompecabezas más complejos en un lugar donde los niños pueden alcanzarlos con ayuda, y mantener disponible una selección más limitada de rompecabezas que se cambia cada tanto, a fin de animar a los niños a desarrollar sus habilidades con la ayuda de otros.

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Fuente: illinoisearlylearning.org

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