Las barreras de la comunicación, también denominadas interferencias, consisten en obstáculos que dificultan la llegada del mensaje en un proceso comunicativo. Esta definición es muy amplia precisamente porque la naturaleza de las barreras de la comunicación es muy flexible y cambiante, como bien saben los expertos en comunicología y los psicólogos sociales.
Hay que tener en cuenta que aunque demos por sentado que la posibilidad de transmitir y recibir mensajes está ahí a nuestro alcance, esto solo es una constante en nuestro día a día porque el Homo sapiens es una especie extraordinariamente social, no porque existan una serie de leyes naturales que nos aseguren poder comunicar siempre y en condiciones óptimas. Se nos da bien comunicar, pero eso no implica que el mundo trabaje en nuestro favor para optimizar constantemente esos procesos de intercambio e información.
Así, a través de estas barreras, los mensajes pueden quedar distorsionados o desvirtuados, y no llegar adecuadamente a su destinatario/a. Estas barreras se localizan entre el emisor y el receptor del mensaje.
Por otro lado, las barreras de la comunicación pueden ser de diferente tipo, como veremos a continuación. Sin embargo, aunque presenten características diferentes, lo que comparten todas ellas es que interfieren en la correcta transmisión o llegada del mensaje.
El resultado es, como hemos visto, un mensaje fragmentado (parcial o totalmente), distorsionado, incongruente, sin sentido, alterado o deformado.
Los tipos de barreras de comunicación más importantes
Existen diferentes tipos de barreras de la comunicación, en función de sus características. Vamos a verlos:
1. Barreras semánticas
Las barreras semánticas tienen relación con el significado de las palabras. De esta manera, este tipo de barreras explican que no entendamos una palabra, una frase o un discurso. Es decir, dificultan que entendamos un mensaje o le dotemos de un sentido. Así, actuarían cuando por ejemplo el receptor no interpreta correctamente el mensaje transmitido por el emisor.
Por otro lado, si como receptores, utilizamos una palabra con una acepción que realmente no le corresponde, estamos produciendo una barrera semántica; este caso concreto recibe el nombre de “cambio de significación”.
2. Barreras psicológicas
Las barreras de la comunicación también pueden ser psicológicas; éstas tienen que ver con la situación psicológica concreta del emisor o del receptor del mensaje. Así, este tipo de barreras también tienen relación con los estados emocionales de emisor y/o receptor, que pueden llegar a alterar el mensaje.
Por otro lado, también tienen que ver con la simpatía o el rechazo que le tenemos al emisor o al receptor, que puede influir en cómo recibimos o interpretamos el mensaje.
Finalmente, los prejuicios también juegan un papel causal en este tipo de barreras de la comunicación, ya que influyen en cómo vemos a los demás y en cómo nos llega su mensaje.
3. Barreras fisiológicas
Otro tipo de barreras comunicativas son las barreras fisiológicas. Éstas, igual que todas las barreras de la comunicación, dificultan o impiden que el mensaje se transmita con claridad y precisión, pero en este caso se debe a ciertas alteraciones fisiológicas por parte del emisor o el receptor.
Es decir, si uno de ellos (o incluso ambos) está bajo un estado alterado, a nivel fisiológico (por ejemplo ebrio, trastornado, confuso, somnoliento…), esto alterará la emisión y/o recepción del mensaje, que quedará distorsionado.
4. Barreras físicas
Las barreras físicas son, quizás, las más evidentes. Se trata de todas aquellas circunstancias del contexto o medio que dificultan una comunicación fluida y clara. Estamos hablando, por ejemplo, de: ruido, falta de luz, distancia excesiva entre los interlocutores, problemas en los medios que se usan para comunicarse (televisión, teléfono, móvil…), etc.
Es en este tipo de barreras de comunicación en el que más se evidencian nuestras limitaciones biológicas: somos una especie terrestre, diurna y fundamentalmente guiada por la vista y por el oído, de modo que de noche nos comunicamos peor (nos cuesta leer los labios si hay poca luz) y bajo el agua solo podemos confiar en los gestos (no como otros mamíferos que han evolucionado para usar métodos de comunicación subacuática muy ricos y llenos de matices, como los delfines y las ballenas). Del mismo modo, tampoco podemos apoyarnos mucho en el olfato para comunicarnos, algo que sí hacen animales acostumbraos a vivir pegados al suelo o en zonas con densa vegetación.
5. Barreras administrativas
Las barreras administrativas son las que tienen que ver con los canales a través de los cuales se transmite el mensaje en un proceso comunicativo, así como con las estructuras organizacionales o la planificación en un acto comunicativo.
Para que nos hagamos una idea más clara, sería, por ejemplo: sobrecarga de información, pérdida de información, falta de planificación, distorsiones semánticas, comunicación impersonal…
¿Cómo detectar las barreras de la comunicación?
No siempre es fácil detectar cuándo la comunicación está siendo alterada o distorsionada. Es decir, cuándo el mensaje no se está transmitiendo, comprendiendo o recibiendo adecuadamente. A veces las interferencias que se producen en un proceso comunicativo son sutiles, y otras, más evidentes.
Algunos elementos que podemos tener en cuenta a la hora de detectar estas barreras, son: la frecuencia de los silencios en el acto comunicativo, la aparición o no (y su frecuencia) de frases inconclusas, el tono de voz, el lenguaje no verbal, la forma de expresarse…
¿Cómo superar estas barreras?
Hay diferentes maneras de superar o combatir las barreras de la comunicación, y cada persona utilizará la técnica que más le convenga o que más se ajuste a lo que necesita, según su contexto.
Las ideas que verás a continuación se pueden aplicar tanto si somos emisores como receptores del mensaje (cada técnica se pondrá en práctica en el momento conveniente), son:
- Clarificar siempre los mensajes que no se entienden antes de avanzar en la interacción.
- En caso de no comprender un mensaje, preguntar de forma directa.
- Utilizar expresiones que fomenten una comunicación clara y fluida (es decir, ser claro y directo).
- Empatizar con el interlocutor.
- Practicar la escucha activa (escuchar con atención, mirando a los ojos, preguntando…).
- Utilizar un lenguaje acorde con la edad del interlocutor (por ejemplo niños vs. adultos).
- Ser congruentes con lo que decimos y con cómo lo decimos (lenguaje verbal y no verbal).
- No dejar que los prejuicios nos afecten.
- Cuidar el ambiente (la iluminación, el ruido…) para facilitar la comunicación.
- Comprobar/verificar que nos siguen cuando hablamos.
- Ejercer un control -dentro de lo posible- de las emociones, evitando que éstas distorsionen el mensaje.
Fuente: psicologiaymente.com