Cualquier padre coincidirá conmigo en pensar que educar bien a nuestros hijos no es nada fácil. A menudo no sabemos cómo reaccionar ante las miles de pruebas que nos ponen cada día y solemos tirar de nuestra intuición para solucionarlo de la manera más adecuada. Otras veces, simplemente repetimos los patrones de educación de nuestros padres: las amenazas, los gritos y las bofetadas. Incluso podemos llegar a ganar las batallas pero eso no nos asegura que ganaremos la guerra.
Es un reto y nos preocupa. Es evidente que cada vez son más los padres implicados que quieren dar la mejor educación a sus hijos y buscan para ello ayuda en las Escuelas de padres y madres o en los libros que se escriben sobre esto.
Pues bien, para medir si lo que hemos hecho hasta ahora nos lleva por el buen camino, os dejamos estas claves:
- Ha dejado de tener rabietas
Las rabietas son frecuentes a los 3-4 años de edad. A partir de entonces, si los niños siguen teniéndolas es porque no hemos sabido actuar. Si tu hij@ ha dejado de tenerlas es buena señal, significa que ha aprendido a gestionar las frustraciones y a conformarse con un NO.
- Obedece con frecuencia
Que los niños te obedezcan no es tarea fácil. Necesita de mucha persistencia por parte de los padres. Horas y horas repitiendo las mismas órdenes una y otra vez, con paciencia pero con consistencia. Si tras estos esfuerzos, tus hij@s suelen obedecerte al menos a la tercera, considéralo un éxito. Sobre todo si lo hacen en público obedecer cuando hay otros niños delante es más complicado.
- Asume sus responsabilidades
En la base de una buena educación están las responsabilidades. En la medida que nuestros hij@s crecen también deben crecer sus responsabilidades. Si ellos las asumen, aunque les cueste al principio, pero acaban por hacerlas suyas, has logrado el objetivo: que aprendan que en la vida siempre hay al menos 5 cosas al día que debes hacer aunque no te gusten.
- Es capaz de compartir
Compartir los juguetes es el primer paso. Los niños pequeños, de hasta 3 años, no suelen hacerlo. Enseñarles que compartir es mejor porque siempre se gana es el objetivo. Se ganan amigos, se ganan juguetes, se ganan buenos momentos,…
- Es agradecido
Cuando a un niñ@ le has dado siempre todo lo que desea, con frecuencia se muestra insatisfecho, juega poco con sus juguetes y siempre quiere lo que no tiene. Conseguir que un hijo agradezca lo que tiene y lo valore no es nada fácil y menos en una sociedad de consumo en la que los niñ@s obtienen lo que quieren sin ningún esfuerzo. Si tu hij@ es capaz de disfrutar de sus cosas y no se muestra caprichoso pidiendo siempre algo diferente (juguetes nuevos, chucherías, un plato de comida especial que luego no se come…) puedes sentirte orgulloso de cómo lo educas.
- No te suele poner en evidencia en público
Muchas veces los niñ@s aprovechan nuestra reticencia a reñirles en público para comportarse peor de lo que lo suelen hacer en casa. Cuando conseguimos que nuestros hijos dejen de usar estas artimañas y se porten igual de bien en público que en casa, hemos ganado una valiosa batalla.
- No te engaña
Si tu hij@ no suele usar estrategias para manipularte o mentiras para conseguir lo que quiere y suele ser sincero incluso cuando ha hecho algo que no era lo correcto, está claro que lo has educado según los principios del respeto y la comunicación en la familia. Debemos educar a nuestros hijos en un ambiente de confianza, en el que decir la verdad, aunque sea mala, siempre estará más valorado que el engaño y la manipulación.
Fuente: https://elteuespai.com/