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- Busca un lugar con una buena iluminación. La luz natural le facilita el trabajo a nuestra vista y, además, disminuye la sensación de cansancio. Así pues, estudia todas las horas que puedas con luz del sol. Cuando avance el día, utiliza lámparas de luz blanca. Procura tener un flexo en la mesa o una lámpara potente en el techo que no haga sombra.
- Prepara un espacio solo para estudiar. ¿Hay alguna habitación vacía en tu casa? Pues este es el espacio de estudio ideal. Estudiar en un sitio distinto a la cocina o el dormitorio aumenta la concentración: no pensamos ni en comer ni en dormir. Si no es posible, elige tu habitación: es un escenario cómodo para ti.
- Utiliza un asiento adecuado. Muchas horas de estudio pueden afectar nuestros hábitos postulares. En este sentido, es útil usar una silla blanda con ruedas. La clave es mantener siempre la espalda recta y estudiar con los pies tocando al suelo. Por suerte, este tipo de asientos suelen ser regulables.
- Aíslate de los ruidos. Procura elegir el espacio menos concurrido de la casa. Si ves que la música de los vecinos puede convertirse en un problema, siempre puedes utilizar tapones para los oídos. También puedes hablar con tus familiares y pedirles que hagan el menor ruido posible: ¡nada de poner la tele alta!
- Mantén el orden. ¿Te imaginas un espacio de estudio lleno de apuntes arrugados, objetos para tirar y otros artilugios innecesarios? Seguramente, te resultaría imposible concentrarte. Ordena el escritorio antes de empezar y ventila la habitación: un olor agradable también es fundamental para sentirse a gusto.
Fuente: www.emagister.com